En la “Historia no contada” esta epopeya parece increíble.

Ocurrió en el torneo pre-olímpico de Colombia en noviembre del año 1971.

Fue en la búsqueda de dos cupos para los Juegos Olímpicos de Munich.

Venezuela integró el grupo 2 con Perú, Paraguay, Uruguay y el anfitrión Colombia con sede en Bogotá.

El grupo 1 lo conformaron Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Ecuador en la central alterna en Cali y Medellín.

Gregorio “Pescaíto” Gómez y su asistente Alejandro Mariscotti armaron un seleccionado Vinotinto auténticamente aficionado con un promedio de edad de 22 años.

Casi todos venían de una extraordinaria actuación en el certamen “Juventud de América” de La Asunción en febrero de ese mismo año.

Venezuela abrió el evento con derrota 3-0 ante Perú con una determinante característica: Un primer tiempo de aceptable desempeño y de control, que no se apreció en la segunda fase con limitado físico, que dejó abiertas las grietas para el revés.

Pero todo el ánimo—pese al descalabro—se fortaleció alrededor del difícil cotejo contra Colombia, dos días después.

Treinta y cinco mil aficionados atestaron el “Nemesio Camacho”, El Campín, aquel viernes 28 de noviembre de 1971.

Venezuela pisó el gramado con Gustavo “Kimba” Brito en la portería. Iván Camero, Ricardo Pérez, Luis Marquina y Efraín Issa en la defensa. El capitán Reinaldo Rengel, José Araque y Rolman Tabares en el medio y Asdrúbal Olivares, William Ravelo y Pedro Lupo en el ataque.

Los mismos once que jugaron ante Perú.

Colombia que había derrotado 2-1 a Uruguay inscribió un seleccionado profesional.

Silvio Quintero, Gerardo Moncada, Jaime Rodríguez, Oscar Ortega, Henry “La mosca” Caicedo, Fabio Espinoza, Domingo “Tumaco” González, Álvaro Contreras, Víctor Lugo, Jaime Morón y Adolfo “El rifle” Andrade.

La Vinotinto estableció una estrategia simple de esperar y solo contragolpear para concluir un primer período en cero, afrontando la propuesta colombiana colmada de ansiedad por el gol que le exigía su gente.

Lo logró en la “legalidad del VAR”, inexistente para la época.

Justo a los 45 minutos “El rifle” Andrade suelta un cañonazo que araña “Kimba” Brito a dos manos, el balón sacude el travesaño para bajar violentamente, pegar en la raya y en el muslo izquierdo de Luis Marquina.

No fue gol, pero el árbitro chileno Juan Silvagno lo validó con la airada protesta venezolana.

La prensa colombiana lo expresó al día siguiente a grandes titulares y muchas fotografías.

Luego Colombia ganó 2-0 anotado este a los 75 minutos de tiro libre con el mismo protagonista y un expulsado en Venezuela.
Pero en el ambiente quedó la duda.

Un símil del “gol inglés” ante Alemania en el Mundial de 1966.

El “Elenco Patriota”– como nos etiquetan en los medios de ese país—recibió elogios por la notable clase de Reinaldo Rengel, hábil en la conducción y el pase dirigido, de Luis Marquina muy guapo y decisivo en los cortes y de “Kimba” Brito fenomenal debajo del pórtico.

Difícil ganar con tan solo tres jugadores, adicionaban por la TV.

Un comentarista expresó que “Colombia obtuvo la victoria con ese sospechoso gol con mucha incertidumbre, pero Venezuela tenía las armas para complicar y alcanzar el empate”.

CONCLUSION
▪ “Kimba” Brito con ficha de aficionado, pero firmado por el Deportivo Portugués no pudo jugar con Millonarios, porque de 25 mil dólares iniciales se saltó a 50 mil.
▪ Venezuela también perdió con Paraguay y Uruguay con un gol a favor, anotado por el merideño José “El cachete”. Araque.
▪ “Pescaíto” Gómez hizo a jugar a todos los jugadores y en el último cotejo defendió la portería Leonardo Rodríguez, tres años después el creador de la “Liga Especial de Baloncesto”.
▪ La idea general concluía en “primeros tiempos de nivel” y ausencia de “fondo físico” en la segunda fase, cuando caían los goles.
▪ La serie se pudo ver por TV en Venezuela en seis municipios del Táchira: Junín, Bolívar, Ureña, Ayacucho, García de Hevia y Panamericano, que lograron captar la señal colombiana de RTI.
▪ Sin duda, jugadores de categoría siempre hemos tenido.