Por Reyes Álamo
Periodista, Escritor,
Comentarista Deportivo en Radio y Televisión
El Var ¿enemigo del fútbol o herramienta mal aplicada?
Todos nos las prometíamos muy felices cuando el fútbol decidió incorporar nuevas herramientas que permitieran que el arbitraje fuera más justo y decente, que los avances tecnológicos ayudaran a dar una nueva, clara y determinante visión de los distintos lances del juego y así la justicia por fin reinará en los terrenos de fútbol.
Pero tal como van las cosas en muchos países, lejos de que el Var viniera a ser un elemento salvador del arbitraje, se ha convertido en el principal enemigo del fútbol, no por la herramienta en sí, sino por el manejo que de la misma hacen los encargados de administrar justicia, en muchos casos personas inescrupulosas.

Antiguamente cuando había errores arbitrales generalmente se achacaba a que “el árbitro no lo vio”, “el árbitro interpretó mal la jugada”, “todos tenemos derecho a equivocarnos”, y demás elementos justificativos, aunque en muchos casos se sabía que se pitaba de una forma o de la otra porque al árbitro de turno le daba la gana. Pero en fin, mayoritariamente se creía en la labor arbitral y había mucha gente que sacaba pecho diciendo aquello de “el día que no crea en la decencia de los árbitros, me voy”, pero que yo sepa nunca ninguno se fue por este motivo.

Pero ya con la llegada del Var (asistencia de video al árbitro por sus siglas en inglés) estamos viendo jornada tras jornada en cualquier parte del mundo donde esta herramienta esté funcionando, que se cometen auténticos desaguisados. No es posible que viendo lo que se ve en pantalla, cada vez la situación vaya a peor: iguales jugadas son castigadas de manera diferente según sea el rival perjudicado y el rival favorecido; un mismo árbitro en una determinada jugada pita una cosa y en el siguiente encuentro lo hace diferente. Una mano es penalti en un área y la misma mano en la otra no; una entrada con pisotón es amarilla si la hace tal jugador y roja si el que la hace es otro. Por no decir nada de penaltis flagrantes que no se pitan “por no ser un agarrón, patada, empujón muy intenso” y otros que sí aunque solo esté en el ideario del juez.
Y lo más evidente de todo es que ya el árbitro principal en el campo es una marioneta. El Var venía para corregir errores incontestables. En muchas situaciones no tiene el valor de pitar nada esperando que desde la sala VOR, donde está el Var, le echen un cable. Jugadas clarísimas a simple vista se pasan con el partido detenido hasta cuatro y cinco minutos para decidir. En otras que el árbitro no ve nada, desde “arriba” le avisan si hay que revisar o no, dependiendo de quienes son los rivales. Desde el Var le llaman a revisar un pisotón pero no un codazo en el pecho a otro.

En fin, que esta herramienta que llegó para “salvar el fútbol de la indecencia y la manipulación arbitral” se ha convertido en un arma para proteger a los que manejan imágenes (poniendo un segundo antes o un segundo después la foto-fija de un posible —o no— fuera de juego o una falta al borde de área). El Var sin duda ha sido una maldición para el deporte llamado fútbol. Lo único en mi criterio que funciona como debe ser es el famoso “ojo de halcón”, similar al del tenis, que indica si la pelota traspasó o no la línea de gol, cosa que por otro lado en España aún no se ha instalado porque a Tebas, el jefe de LaLiga, le parece que su costo de cinco millones es muy elevado, cuando a un equipo un gol no pitado (o sí pitado, depende) por no tener esa herramienta le puede costar millones de euros por no clasificar en determinada posición o hasta por perder la categoría.
En síntesis, el Var es una herramienta magnífica manejada en muchos casos por gente sin criterio, decencia, independencia y, sobre todo, imparcialidad.

Arbitraje en España
En España somos muy dados al “ombliguismo”, a pensar que somos el centro de atracción del mundo, que todo lo mejor está por aquí: la mejor liga, los mejores jugadores, los mejores estadios y hasta los mejores árbitros… Aunque esto de “mejores árbitros” solo lo dicen ellos y los dirigentes del ramo que desde el CTA (Comité Técnico Arbitral) pregonan que son el no va más. Sin embargo esto no se sustenta con ejemplos: rara vez vemos a un trencilla español pitando una final de una competición internacional (Champion, Europa League, Liga Conferencia, Mundial de Clubes, etc) por no decir un Mundial. No recuerdo a ningún discípulo de Medina Cantalejo (Presidente del CTA) ni de Clos Gómez (el jefe del Var) pitando una final de algo. Por algún motivo será.

Y en los Mundiales generalmente no van más allá de algún que otro encuentro de cuartos. Así de memoria solo me acuerdo de aquella final de Alemania 2006 cuando precisamente Medina Cantalejo, cuarto árbitro, “sapeó” al principal Horacio Elizondo de Argentina que Zidane le había dado un cabezazo a Materazzi.
Pues ese auto convencimiento de los árbitros hispanos de que son los mejores del mundo ha hecho que sean los mejor pagados, los que más cobran. Ser juez en un partido de fútbol en España es una auténtica carrera. Les voy a presentar un cuadro comparativo de las cinco grandes ligas de Europa para que vean y comparen lo que se “embolsilla” cada árbitro al año, sin tomar en cuenta lo que ingresan por partidos internacionales UEFA o de FIFA, donde aparte de viaje en primera clase y alojamiento en hoteles cinco estrellas, cobran lo siguiente: Champion a 7000 euros campo y 3500 Var, Europa League 3500 campo y 1750 Var, Eurocopa 5000 por partido en primera fase y 10000 a partir de octavos (en Var mitad en ambos casos).
Tomando una base de 20 partidos de campo y 10 en Var, el promedio por temporada local es lo siguiente

En fin, que estudiar para árbitro resulta mucho más rentable que cursar una carrera universitaria. Y además con patente de corso pues tienes tras de ti un Colegio y un Comité que te protege y defiende, que siempre estará dispuesto a decir “que tu arbitraje fue muy bueno, que hubo algunas imperfecciones pero sin ninguna mala intención”. Ni te multan. Eso sí, cuando “te mandan a la nevera” y estás unos dos o tres fines de semana sin pitar, no incrementas tu saneada cuenta de ahorro, pero tampoco te multan por tanta metida de pata. Ah, se me olvidaba, el árbitro en la Liga Española es tan figura que hasta recibe 25.500 euros al año por “derechos de imagen”. ¡Manda webos!

