El cardenal arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes (1950), es el treinta y seis sucesor de fray Juan de Zumárraga, el primer obispo de la Ciudad de México en el siglo XVI. Estudió teología en el Seminario de Montezuma, en Nuevo México, la licenciatura en exégesis en el Pontificio Instituto Bíblico, en Roma, y el doctorado en teología bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma, todas instituciones fundadas y dirigidas por la Compañía de Jesús.
En 2016 el papa Francisco lo nombra cardenal cuando era arzobispo de la arquidiócesis de Tlalnepantla, antes lo había sido de Texcoco, y en 2017 lo hace arzobispo de la arquidiócesis de la Ciudad de México. En octubre 29 de 2020, el cardenal me concedió una entrevista para hablar del pensamiento social cristiano, tema que hoy día, más que nunca, se vuelve fundamental, como parte de la contribución de la Iglesia para que el mundo de hoy sea más justo y digno para todos.
El cardenal en la entrevista define qué es el pensamiento social cristiano y establece cuáles son los fundamentos bíblicos y teológicos que le dan sustento. Plantea el paso del Antiguo al Nuevo Testamento y desarrolla la idea de la Santísima Trinidad como ejemplo del amor. Aquí reside, afirma, el fundamento más profundo que da origen al pensamiento social de la Iglesia. Ofrece su visión sobre el aporte de los padres de la Iglesia y también sobre el desarrollo y evolución del pensamiento social cristiano en el siglo XIX y XX. Finalmente habla sobre la importancia del aporte del papa Francisco a la evolución de ese pensamiento y cuál debe ser el papel de la Iglesia mexicana en su formación y difusión.
A continuación, la primera parte de la entrevista.
¿Qué es el pensamiento social cristiano?
Fundamentalmente es la reflexión sobre las enseñanzas de Jesús que inciden en las relaciones humanas, particularmente en su aspecto comunitario y social. Jesús revela al Dios padre, y esa revelación trae como consecuencia un estilo de vida de quienes creemos en Él y ese estilo de vida no solamente afecta a la conducta personal, sino también la relación con los demás, sobre todo cuando se trata ya de una relación en conjunto de un grupo, de un pueblo, de una nación en el mundo. En un proceso histórico, poco a poco, se fue desarrollando ese pensamiento y las consecuencias que se derivan de él. Es hasta el siglo XIX con el papa León XIII, que surge el concepto de pensamiento o de doctrina social cristiana.
¿Cuál es el fundamento bíblico del pensamiento social cristiano?
Hay un evidente fundamento bíblico. Su origen más explícito lo podemos encontrar en la predicación de los profetas que hablan en nombre de Dios y que también toman temas que repercuten en la política de los pueblos, no solamente en aspectos de autoridad civil, sino también en los criterios para la convivencia social. Pero su raíz en plenitud está en la persona de Jesús.
El aporte fundamental de la revelación precristiana en el judaísmo es la expresión de una convicción religiosa sobre un solo Dios. Esto no nace con el patriarca Abraham, en el siglo XVIII a.C., donde todavía en el pueblo está presente la concepción de la existencia de varios dioses. Está presente la idea de que nuestro Dios es superior y más fuerte que los otros dioses.
Es hacia el siglo V a.C., con la caída de Jerusalén, que el pueblo toma conciencia de no haber cumplido los términos de la alianza con Dios, expresada en el libro del Éxodo, aproximadamente en el siglo XII a.C. El pueblo ha roto la alianza al no cumplir el pacto, y ahora considera que Dios lo ha abandonado. Dios, a través de los profetas, denuncia: Ustedes no han cumplido su compromiso, por eso Dios los ha abandonado.
Sucede en menos de dos siglos la caída de los dos reinos, primero el del norte, el reino de Israel, y dos siglos después el del sur, el reino de Judá con la destrucción de Jerusalén y del templo, y estos acontecimientos generaron la reflexión teológica que conduce a la convicción, de que hay un solo Dios. ¿Por qué? Al salir del exilio en Babilonia, después de 70 años de cautiverio, como esclavos desterrados, viviendo una esclavitud, no como la que ocurrió lamentablemente con la raza negra en América y en otros lugares; ya que en el exilio se incorporaron a la actividad del Imperio, según sus habilidades y capacidades. Incluso algunos se incorporan al círculo más cercano al Rey, como se lee en el libro de Esther.
El cautiverio ocasiona la experiencia de inserción en la sociedad babilónica, y al pueblo de Israel, le hace ver que se pueden establecer relaciones fraternas, cambiando su concepción sobre el extranjero, y comenzaron a considerar la idea de que Dios es uno y está interesado en todos los pueblos; a pesar de que en Babilonia se rendía culto a muchos dioses. La experiencia humana de relaciones sociales positivas provoca la reflexión sobre la existencia de un solo Dios, Creador del Universo, y esto se reafirma aunado a la predicación de los profetas, anunciando el perdón de Dios y la decisión de seguir amando al pueblo, a su pueblo.
¿El descubrimiento del pueblo de Israel de que hay un solo Dios es un elemento sustantivo en la construcción del pensamiento social cristiano?
Entre los exegetas hay consenso para afirmar que los primeros once capítulos del Génesis son redactados al regresar de Babilonia y son producto de una reflexión teológica sobre la concepción de cómo surgió el mundo. En el capítulo primero, Dios creó el cielo y la tierra, y terminando la obra, pone toda la Creación al servicio del ser humano, estableciéndolo como el administrador de su creación.
Aquí surge el primer pensamiento social, descrito de manera negativa en la relación de los hermanos Caín y Abel. Caín, que cultiva el campo, representa la figura del desarrollo, de la tecnología y Abel, el pastor, representa a alguien que conduce lo que Dios ya le ha dado, que se expresa en el cuidado de las ovejas y de lo que surge de la misma naturaleza. El que Dios no acepte las ofrendas de Caín y sí las de Abel tiene un profundo significado teológico. El hombre está llamado a reconocer los dones que Dios le da y no a considerar que estos son por méritos propios. El pastor tiene que cuidar las ovejas y el agricultor tiene que ofrecer sus frutos, reconociendo que vienen de Dios.
En el siglo V a.C. el Imperio babilónico está ensoberbecido, está confiado en sí mismo; sin embargo el pueblo de Israel redescubre que Dios sigue estando presente, que los acompaña, y por eso, les facilita el regreso a Jerusalén. Esta parte de la historia del pueblo de Israel es interesantísima. En un momento, el emperador concede las facilidades para que regresen y reconstruyan Jerusalén.
Esto les hace ver qué es muy importante reconocer que Dios interviene. Surge la idea de que todo debe ser compartido entre todos. La reflexión durante el exilio en Babilonia, en condición de desterrados, es el momento donde les queda claro, no hay dudas, de que solo hay un Dios creador, un Dios que nos da lo suficiente para que sobrevivamos bien, pero qué tenemos que responderle actuando a la manera que Dios lo hace con nosotros. Es un elemento todavía incipiente y tierno de lo que después va ser la doctrina social cristiana, que vela por el destino universal de los bienes.
Esta concepción no fue generalizada, pero empieza a surgir en algunos grupos sobre todo en el núcleo que vivió la experiencia de regreso a Jerusalén y que tuvo que enfrentarse con los que se habían quedado, que era la gente más humilde, los campesinos. Una primera tarea del regreso es conciliar de nuevo al pueblo de Israel con todos sus integrantes.
En esa misma reflexión no solamente surge la convicción de un solo Dios, sino empieza a surgir otro aspecto, el pensamiento de que Dios nos tiene preparada otra vida, es decir, que aquí transitamos, y que depende de lo que aquí hagamos, será nuestro destino. Esto ya comienza a surgir con intensidad en el libro de Job, y en todos los escritos sapienciales. Es un paso en la reflexión sobre un Dios creador de todo, que nos ha dado todo; pero que además hay vida después de la muerte.
¿Cuál es el paso del Antiguo al Nuevo Testamento?
En el paso del Antiguo al Nuevo Testamento esta convicción queda plenamente confirmada con Jesucristo en su pasión, muerte y resurrección. Este es un tema, un núcleo fundamental, del pensamiento social cristiano que propone que no debemos acumular, porque estamos de paso en esta vida, somos pasajeros; sino que debemos aprovechar esta vida en preparación para la próxima, la eterna, donde viviremos en plenitud.
Ya en el Nuevo Testamento viene la enseñanza máxima de Jesús: el principal mandamiento es “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. Este es el punto fundamental que abre un abanico inmenso, desarrollado por la doctrina social cristiana. El amor es centro de la revelación de Cristo, Dios es amor y tú estás creado como Dios a imagen y semejanza suya, como está dicho en el Génesis, somos imagen y semejanza suya y, entonces, estamos llamados para amar.
Y si estamos llamados para amar tenemos que respetar la vida de los otros. Nosotros no somos dueños de esas vidas, y por tanto, viene otro de los principios fundamentales de la doctrina social cristiana qué es la común dignidad de la persona, todos somos iguales, y lo demás, los oficios, son responsabilidades distintas, son habilidades distintas, capacidades distintas, pero el fundamento raso del ser humano es una común dignidad. Estos son los puntos sobre los cuales los Santos Padres, fueron desarrollando, es decir, si tenemos que amar al prójimo, si tenemos que corresponder al amor de Dios amando al prójimo, eso significa que debemos compartir.
Jesús mismo, es importante tenerlo en cuenta, no desarrolló su misión solo y cuándo inicia su ministerio, su misión pública, de inmediato llama a los doce; es lo primero que hace, para realizar su misión. Los doce, serán el núcleo incipiente y fundamental, que continuará su obra, ellos lo acompañaron desde el inicio de su actividad pública hasta su muerte para ser testigos y proclamar la Buena Nueva: Ha sido vencida la muerte en todas sus dimensiones y Dios ha compartido la vida divina. Este es un punto fundamental de la la enseñanza y testimonio de Jesús, solo podremos desarrollar nuestra vocación si la realizamos en comunidad, y compartiendo lo que somos, lo que creemos, lo que anhelamos, y viviendo conforme el ejemplo de Jesucristo.
Esta es la segunda parte de la entrevista.
¿Cuál es el fundamento teológico del pensamiento social cristiano?
Indudablemente es la revelación de Cristo. Él nos revela que el Padre nos crea como imagen y semejanza suya, eso es fundamental, porque al crearnos a imagen y semejanza suya nos hace no para vivir solos, porque Él es comunidad, nos hace para amar, nos crea para amar, para que seamos capaces de amar, pero amar como lo viven las tres personas de la Trinidad. Así, entonces dónde está el Padre está el Hijo y donde está el Hijo está el Espíritu Santo.
En esa imagen y semejanza surge el proyecto de familia, el proyecto de la fraternidad y el proyecto del compartir. De ahí viene el principio de la solidaridad, pero también el de la subsidiariedad para ayudar al otro que está más caído, que le cuesta más trabajo.
El fundamento teológico es la revelación de un Dios nunca antes imaginado por el hombre, éste nunca imaginó a un Dios Trinidad, que al mismo tiempo es uno y tres personas distintas, y entre ellos no hay conflicto alguno porque se aman. Ese es el verdadero amor, y en esa imagen y semejanza nosotros estamos creados; de tal manera que mientras no caminemos en esa ejercitación para aprender a amar, no llegaremos a la felicidad. Este es el fundamento, la clave del pensamiento social cristiano.
¿En el ámbito de la reflexión teológica, el fundamento del pensamiento social cristiano es el amor al interior de la Trinidad?
Así es. El pensamiento social cristiano no se trata de una obra de caridad, de que me compadezco del otro y le voy a ayudar porque lo veo que está caído y lo voy a levantar. No, es algo mucho más profundo, que se origina en el amor al interior de la Trinidad.
¿Cuál es el aporte de los padres de la Iglesia griegos y latinos al pensamiento social cristiano?
Hacia el siglo III y IV algunos padres, de manera muy radical, optaron por la vida eremítica porque pensaron que consagrarse a Dios en una vida monástica radical era la mejor manera de hacerlo presente. La reflexión teológica actual afirma que fue una manera, pero no la mejor, porque la ideal es que estemos en relación con los demás, porque es a partir de la relación con los demás, como expresamos nuestra relación con Dios.
No soy un especialista en los santos padres, pero desde mi punto de vista la reflexión teológica de san Agustín, que vivió en los siglos IV y V, un hombre inquieto que siempre buscó la verdad, nos enseña mucho. En su búsqueda, en muy diversos ámbitos de la realidad, no se sentía satisfecho, es decir, sentía que eso no era lo que buscaba.
En un bello texto San Agustín narra su búsqueda:
Pregunté a la tierra y me dijo: «No soy yo»; y todas las cosas que hay en ella me confesaron lo mismo. Pregunté al mar y a los abismos y a los reptiles de alma viva, y me respondieron: ‘No somos tu Dios; búscale sobre nosotros'. Interrogué a los vientos que soplan y el aire todo, con sus moradores, me dijo: ‘Se engaña Anaxímenes: yo no soy tu Dios'. Pregunté al cielo, al sol, a la luna y a las estrellas. ‘Tampoco somos nosotros el Dios que buscas', me respondieron. Dije entonces a todas las cosas que están fuera de las puertas de mi carne: Decidme algo de mi Dios, ya que vosotras no lo sois; decidme algo de él'. Y exclamaron todas con grande voz: Él nos ha hecho».
Así San Agustín enseña que a Dios se le puede encontrar a través de las huellas de la creación. Todos podemos llegar a Dios, a través de la naturaleza. El papa Francisco desarrolla esta reflexión amplia y actualizada en la encíclica Laudato Sí .
Dentro de los padres de la Iglesia una referencia clásica es san Juan Crisóstomo, el pico de oro, que vivió en los siglos IV. Sus homilías son acuciantes, pican, dejan mella y tan las dejaban que lo desterraron varias veces siendo el Patriarca, la autoridad eclesiástica máxima, en el Imperio de Constantinopla. San Juan Crisóstomo expone con toda claridad lo que no se debe hacer. Y llega a decir que estamos aquí celebrando con cálices de oro, con vestiduras plateadas, mientras el otro se está muriendo de hambre. Eso no lo quiere Dios. Sus homilías son para mover el corazón y dejar de lado nuestras ambiciones y codicias.
De san Ireneo, que vivió en el siglo II, muy cercano a la primitiva Iglesia, siempre me ha parecido muy inspirador su afirmación: “La gloria de Dios es que el hombre viva y la gloria del hombre es ver a Dios”. Ahí está dicho todo. Su pensamiento desarrolla una antropología vigente, siempre actual.
¿A partir del siglo XIX cuáles son los momentos claves del pensamiento social cristiano?
El papa León XIII, con la encíclica Rerum Novarum , que publica en 1891, inicia propiamente el pensamiento social cristiano como lo conocemos hoy. Es la respuesta de la Iglesia a las condiciones de injusticia y desigualdad social a finales del siglo XIX. Es una denuncia directa a la situación social de ese momento y también una propuesta de la Iglesia, inspirada en el Evangelio, de cómo trasformar la realidad.
Ya en el siglo XX es muy importante la encíclica Quadragesimo Anno que en 1931 publica el papa Pío XI, para conmemorar los 40 años de la Rerum Novarum. El Concilio Vaticano II (1962-1965), con magnífica clarividencia y una gran complejidad de discusión, logra clarificar que la Iglesia está para servir a la humanidad, que la Iglesia está fundada por Cristo para redimir y rescatar a los otros. Hubo discusiones muy intensas sobre cuál es el papel de la Iglesia. Producto de ese diálogo creativo son las constituciones: Lumen Gentium, Dei Verbum y Sacrosanctum Concilium , Estas tres constituciones contribuyen a clarificar la naturaleza y misión de la Iglesia en el mundo de hoy.
La Gaudium et spes , de manera particular, establece que la Iglesia está al servicio del mundo. Antes estaba la concepción de que la Iglesia se tenía que defender del mundo, que veía como un agresor. Estaba la convicción de que la Iglesia era atacada, y así nació la idea de una Iglesia perseguida que planteaba la necesidad de luchar para no morir, y así poder seguir con el anuncio de Cristo. No, la constitución dejó muy claro que la Iglesia, para vivir, tenía que estar al servicio del mundo.
En 1967, el papa Paulo VI publica la encíclica Populorum Progressio. Es un texto fundamental. Ve al mundo desarrollado donde ya están en ciernes las tecnologías que ahora conocemos. Ahí plantea que se hace todo lo posible para ayudar a todos o ese progreso no va a ser fecundo. Y afirma que se tiene que estar siempre pensando en compartir y redistribuir lo que el hombre va descubriendo. Pienso que esta encíclica es un paso gigantesco en la construcción del pensamiento social cristiano que se ha construido paso a paso. Cada Papa ha contribuido dando un paso más. Hay una evolución constante, para responder a la realidad presente.
¿Cuál es el aporte del papa Francisco al pensamiento social cristiano?
La encíclica Laudato Sí, que el papa Francisco publica en 2015, nos lleva de nuevo al origen, a la base, y recuerda que nosotros somos imagen de Dios, y que él nos pone la creación como administradores, pero no como dueños. Como administradores tenemos que dar cuenta de lo que se nos encargó. Pienso que la Laudato Sí viene a darle una vuelta al pensamiento social cristiano, donde el punto calve es la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios. De ahí parte todo y se desarrolla a través del amor al prójimo, que no solo es de persona a persona sino también del amor a la creación entera.
Considero que sobre la encíclica Tutti Fratelli , publicada por el papa Francisco en 2020, hay todavía mucho de que hablar. Es el empeño del Papa, lo veo así, de poner en claro que realizar el mandato de Dios es que se haga realidad la fraternidad. Que las personas se reconozcan como una misma familia y que se debe ver a todos los seres humanos como hermanos. El papa deja muy claro que a nadie, ni al homosexual, ni a quienes se piense que por su mal vivir está condenado en vida, a nadie se le puede juzgar o excluir. Jesucristo no vino a condenar, sino a salvar y Jesucristo, entonces, deja a la Iglesia para redimir, para actualizar lo que él ya hizo y ofrecer al hombre la redención, el rescate y la vida. Tutti Fratelli retoma la evolución teológica del pensamiento social cristiano y lo aplica frente a los grandes problemas que tenemos hoy en la relación entre las personas y los pueblos.
El Papa aplica el Concilio Vaticano II al contexto que hoy estamos viviendo y clarifica cuál es la misión de la Iglesia, es decir, no podemos concebir una Iglesia que transmite una doctrina, una serie de conceptos, una serie de conceptualización de la vida, eso no basta, la Iglesia es vida, y entonces la Iglesia tiene que vivir anuncia, y el Papa en Tutti Fratelli baja eso a la realidad de las relaciones humanas en todos los ámbitos que tenemos en la sociedad. Sí, creo que Tutti Fratelli va a ser una encíclica para rato.
En el contexto de estas dos encíclicas quiero mencionar el aporte del Sínodo panamazónico en el que participé. Fue un momento muy importante para la Iglesia y creo que gracias a Dios recuperamos la visión de la administración que tenemos que hacer de los bienes y que la creación no es simplemente el lugar donde nos tocó nacer y vivir.
¿La Iglesia mexicana y el pensamiento social cristiano?
Hace mucha falta el pensamiento social cristiano en la Iglesia mexicana. Se debe tener en cuenta que hay muy poca conciencia en los católicos, en general. Yo siempre he dicho que vivimos de la cultura religiosa, de una cultura donde el católico mexicano naturalmente es religioso, tiene una tendencia fuerte a la religiosidad, a la creencia de Dios y del más allá y eso nos ayuda, pero me atrevo a decir qué del 100% de los católicos solo 5% está formado y un 15 % tiene información suficiente, para comprometernos a amar y sentir plenamente Iglesia formando parte de ella.
El otro 80 %, me duele decirlo, son gente religiosa que por tradición recibió el catolicismo y que es la manera como entiende y canalizan esa religiosidad. Lo vemos en la devoción a la Virgen de Guadalupe y a otras prácticas religiosas. Es cierto que hay de todo, gente muy formada, pero también hay quien todavía está pensando que Dios es el que resuelve todo cuando se acude a Él y si no acudimos a Él en todo nos va a ir muy mal. No, Dios no nos deja de la mano nunca y está pendiente de nosotros, lo que pasa es que no hemos sabido unir nuestro espíritu, nuestra persona a lo que Él quiere que nosotros hagamos, no descubrimos su voluntad, y por eso nos va como nos va, así es.
Entonces Tutti Fratelli nos viene como anillo al dedo, para trabajar en la Iglesia aquí en México y hacer conciencia, tenemos una deuda muy grande de formación, de educación, con nuestras comunidades cristianas. Esta oportunidad la he comentado con mis sacerdotes, la he compartido con los obispos, es un momento oportuno porque la gente se siente, se identifica como católica, y eso debemos aprovecharlo, para educar a nuestro pueblo en la fe y en el compromiso social.
Leer:- Encíclica Social Fratelli tutti (Hermanos todos), Sobre la fraternidad y la amistad social.
- Ruben Aguilar: Origen y fundamento del pensamiento social cristiano (I)
- Ruben Aguilar: papa Francisco: Hermanos todos
Rubén Aguilar Valenzuela, Socio fundador de Afan Consultores Internacionales, S.C. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor en el Departamento de Comunicaciones y Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana. Articulista en diversos periódicos y revistas. Fue Fundador y director de la Agencia Salpress del FMLN, el Salvador. coordinador de la Secretaría Particular de la presidencia de Fox (2002-2004) y portavoz del gobierno (2004-2006). Sus últimos libros en conjunto con Jorge Castañeda son: La Diferencia: Radiografía de un sexenio (2007) y El Narco: La Guerra Fallida (2009). Twitter:
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Nota del Editor: Este artículo fue originalmente publicado por Animal Político, 14 de noviembre, 2020. Reproducimos el mismo en beneficio de los lectores. Petroleumworld en Español no se hace responsable por los juicios de valor emitidos por sus colaboradores y columnistas de opinión y análisis.
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