Isabel solo tenía 13 años cuando arribó a Puerto Cabello desde África en donde fue cazada y traída a la costa americana a bordo de un barco negrero. Vendida a un hacendado de la Nueva Segovia de Barquisimeto en un mercado realizado en la plaza mayor de Borburata.
Cuando la llevaban a rastras para la plaza, amarrada de mano a mano con otros negros, Isabel estaba perturbada y temblaba sin tregua debido al miedo que le producía ver un hombre armado encima de un animal gigante de cuatro patas que le gritaba en un lenguaje desconocido para ella; eso le produjo náuseas y recurrentes desmayos, por lo que fue arrastrada hasta el mercado en donde sería exhibida como mercancía.
Cuando despertó y ya recobrada la conciencia, Isabel estaba medio desnuda y sangrando tras las raspaduras en los brazos y piernas, pero el ardor lacerante que sentía en la espalda era inexpresable, pues había sido marcada con un hierro candente tras sellarse el trato de su venta por 50 pesos.
Sello de esclavos
Durante la Colonia era frecuente que a los esclavos se les marcara la piel -igual que se estila en la actualidad con el ganado-, con un hierro ardiente denominado Carimba que identificaba al patrono y a la vez servía como una medida práctica para garantizar la propiedad fiel de un esclavo, haciendo más expedita la captura y recuperación de los muchos que se fugaban para convertirse en cimarrones, que era el denominativo en Venezuela para los esclavos prófugos.
Esclavo fugitivo del Missisipi McPherson y Olive Foto Library of Congress
A juicio del investigador José Rafael Fagúndez, la Carimba era un medio utilizado por la corona española para efectuar el control fiscal en el comercio de los esclavos africanos que llegaban a las colonias americanas.
«Este cruel procedimiento de herrar a los esclavos como formalismo legal fue empleado por los traficantes, dueños y hacendados en los distintos puertos donde se llevaban a cabo las transacciones de compra y venta de personas, consideradas para la época como una cosa o propiedad».
Asienta que, por lo general, los esclavos llevaban dos sellos: el primero que procedía de la compañía que tenía los permisos legales correspondientes para introducirlos en América; y el segunda era colocado por los dueños o hacendados que los adquirían.
El pecho, hombros, espalda, brazos, piernas y el rostro eran los lugares más usuales por ser de máxima visibilidad para fijar el hierro candente que aseguraba una marca de por vida.
El periodista y cronista Alberto Moroy, destaca que el método para aplicar la Carimba «Se colocaba un papel engrasado sobre el pecho o la región deltoidea (Brazo cerca del hombro) del esclavo, y se oprimía suavemente contra él la marca, por lo general de plata, calentada al rojo sombra; en ocasiones, se la aplicaban sobre la cara. Las primeras carimbas fueron fabricadas con hierro, pero después existieron muchas de plata por ser más fáciles de usar».
La Carimba, el marcaje de esclavos africanos en América
El Real Asiento Inglés
El expediente de la esclava Isabel fue hallado recientemente en la Academia Nacional de la Historia, y data del 29 de octubre de 1730, en donde se explica que el hacendado Domingo de Silva, con residencia en la Nueva Segovia de Barquisimeto, se presentó ante las autoridades de la Real Hacienda de Caracas y ante el representante encargado de los negocios de la Compañía del Real Asiento Inglés, don Samuel Collit y Pierre, para pagar los impuestos correspondientes por la compra «de una esclavita negra de trece años llamada Isabel, traída a Venezuela por la vía del contrabando».
Isabel fue el resultado de una adquisición fraudulenta a comerciantes de segunda mano (revendedores) por lo cual esta esclava carecía del respectivo sello de la compañía que había sido habilitada por la corona española desde 1714 hasta 1743, para introducir y comercializar esclavos africanos en todos los puertos americanos: el Real Asiento Inglés.
Domingo de Silva, posiblemente conocedor de las leyes del entonces, se vio forzado a apelar a una disposición legal llamada Composiciones de esclavos, para poder legalizar la posesión de Isabel, no sin antes pagar un tributo, que al final se convertiría en un procedimiento rutinario entre los hacendados.
El arte de carinbear. Los marcaban como al ganado, indicando a quién le pertenecía ese bien
Una vez que los hacendados recurrían a esta disposición legal, las autoridades coloniales ejecutaban un palmeo (revisión) de la propiedad (el esclavo) para determinar sus defectos físicos (tachas o borrado de sellos). Comprobado el estado de salud de la propiedad, procedían a establecer el precio y un sello de calidad.
El registro de Isabel
En el expediente de la esclava Isabel, se asienta el símbolo o Carimba que perteneció y usó el Real Asiento Inglés en los esclavos africanos de Venezuela, marca que fue abolida oficialmente el 4 de noviembre de 1784 por una Real Cédula emitida en San Lorenzo, España.
Según el extracto del expediente de Isabel, asentado en el Folio IV, se puede leer: «… fue marcada la dha negrita esclava en la espalda al lado dro. Con la marca de la Compañía de dho. RI asiento q. es, como la que se señala al margen, y que fue indultada y compuesta la dha. Negrita esclava 80''ps=encantd deochentaps de ocho Rs cada uno, los que por dha. razon se me ha dado Doming de Silva en dineros plata acuñada y corrte …» (sic).
Carimba usada en los esclavos venezolanos, encontrada en un documento que reposa en el Archivo General de Mérida, fotografía de Rafael Lacau
Los indios de Colón
El 25 de julio de 1511 se le envió a Diego Colón (hijo del almirante Cristóbal Colón) la orden del rey de España para que marcara con hierro candente a los indios de la Española por haberse rebelado.
En una carta de Ponce de León a Su Majestad el rey de España, fechada en octubre del mismo año escribe: «Tengo en servicios lo de haber herrado con una F en la frente a los indios tomados en guerra, haciéndolos esclavos, vendiéndolos al que mas dio y separando el quinto para vos».
Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y cronista
luisalbertoperozopadua@gmail.com