En estos días en que Italia está golpeadísima por esta pandemia que nos sorprendió en el 2020, quiero recordar con mucho cariño un lugar especial, de muchos felices recuerdos.
Cuando cumplí 15 años me regalaron un viaje a Italia. ¿Por qué había estado durante años pidiendo que ese fuera mi regalo de 15?, no lo sé. Pero el antojo resultó perfecto. Y un lugar del que tengo muy gratos recuerdos es Florencia.
En la Galleria Degli Uffizi. Nos quedamos 3 noches en un lindo B&B manejado por una señora muy agradable, una italiana que vivió en Inglaterra y que hacía un desayuno delicioso y cambiaba el menú todos los días. Nuestro B&B estaba muy bien ubicado, tan así que el
Duomo quedaba a más o menos a cinco minutos; la catedral de Santa María del Fiore.
La Galleria dell´Accademia estaba todavía más cerca, al cruzar la esquina.
Guelfa Number Five, era el nombre del B&B, imagino que por la influencia inglesa de la señora.
Uno de los lugares turísticos más memorable fue, como ya mencioné anteriormente, el Duomo ya que era muy pintoresco; sin embargo, por dentro era bastante simple.
El Duomo de Forencia. Ese mismo año en el colegio, en artística, habíamos estudiado obras de arte, específicamente del Renacimiento, por lo que al viajar me interesó mucho ir a ver el David de Michelangelo y las obras de Botticelli. Al ir a la Galería de la Academia de Florencia, afuera había una réplica del David que ya de por sí es muy impresionante, pero al entrar y ver la verdadera escultura quedas asombrado, comenzando porque es mil veces más grande y mucho más detallada.
La otra parada obligatoria, la otra galería, la
Galleria degli Uffizi, tiene unas obras impresionantes. En el caso de Botticelli fue muy interesante, porque la mayoría de lo que explicó la audioguía ya lo sabía, por lo que me sentí contextualizada y un poco menos ignorante. Y uno sale gustándole el arte. Quien lo diría.
Como en toda Italia, comimos muy bien. Recuerdo especialmente haber comido en el
Mercado Central de Florencia, donde están las mejores pizzas del mundo (obviando la existencia de las "pinsas" que comimos en Roma, pero eso queda para otra historia).
Por las calles de Florencia. Siendo de Caracas, caminar por la ciudad no es una de mis actividades habituales, por lo que aprecié mucho las caminatas en Florencia, además de que las calles son muy lindas y ves muchas tiendas de joyas, cuero y helados.
Y caminando llegamos a un lugar imprescindible: el
Ponte Vecchio. Sin embargo, tengo una anécdota que no está para nada relacionada con aquellas tiendas: yo no soy muy fan de los helados, pero mi papá sí, y acompañándolo en su búsqueda del mejor helado de amarena paramos en una heladería justo en la entrada del puente. El muchacho que atendía el puesto era bastante atractivo, por lo que decidí pedir un helado yo también. Pedí uno de algodón de azúcar, que no estaba nada bueno, pero valió los segundos de conversación con él.
El helado en Ponte Vecchio...
¿Volvería? ¡Si! Y vale la pena ir. Si piensas en visitar Italia no dudes en ir a Florencia, de verdad es una linda experiencia.