Las autoridades de la Universidad Simón Bolívar consideraron que el Valle de Camurí Grande con 112 hectáreas de terreno atravesado por dos ríos, era “el sitio ideal”Luego, a través del Decreto Presidencial 704 del 14 de enero de 1975, se afectaron los terrenos del Valle de Camurí Grande, para que en ellos se construyeran las edificaciones del Núcleo del Litoral.
Esta actividad fue ejecutada bajo el presupuesto ordinario y ahorros de la propia Universidad Simón Bolívar. Se construyeron inicialmente seis pabellones, los cuales cubrían un área de 3.200 m2 de planta física. Luego la obra continuó con dos edificios y un anfiteatro.
Paralelo a la construcción de la Planta Física, se desarrollaba el Proyecto Educativo. Ambos proyectos fueron liderados por el Rector Dr. Ernesto Mayz Vallenilla y el Dr. José Roberto Bello, quien fue el primer director del Núcleo del Litoral.
El Proyecto Educativo, por demás novedoso o de vanguardia para aquel momento y que sigue vigente, se sustentó en una nueva metodología de instrucción reconocida por la UNESCO. Esta metodología enfatizaba cuatro principios: el aprender haciendo, las diferencias individuales, el avance a su propio ritmo y el estudiante como centro del proceso.El 12 de febrero de 1977 comenzó sus actividades
La oferta académica inicial surgió del análisis de las actividades económicas neurales del área de incidencia, así como del país. Se complementó con un estudio de la oferta y demanda de formación. Los resultados llevaron a la definición de 10 carreras a nivel de Técnico Superior.
Es importante señalar que, en el proyecto de creación, quedó establecido que a los 10 años se debía iniciar el diseño de carreras largas para ofrecer continuidad de estudios. En primera instancia, para los egresados y para el público en general que cumpliera con los requerimientos de admisión establecidos por la universidad.
En 2004 se oferta la primera carrera larga,
Gestión de la Hospitalidad. A la fecha se han sumado dos carreras largas: Ingeniería de Mantenimiento y Comercio Internacional.
Para cada carrera se diseñó un Plan de Estudio considerando los perfiles de personalidad, profesional y prospectivo, basado en el logro por competencias y realización de tareas.
La Universidad de la Excelencia
Un aspecto fundamental, establecido por los fundadores de la Universidad Simón Bolívar, fue la denominación de la Universidad de la Excelencia. No fue un simple eslogan, sino un principio que permeó a todas las actividades de la universidad, la docencia, la investigación y la extensión.
En 2004 se oferta la primera carrera larga, Gestión de la Hospitalidad. A la fecha se han sumado dos carreras largas: Ingeniería de Mantenimiento y Comercio InternacionalPara ser coherentes con la excelencia, los docentes debían formarse a los más altos niveles y en los mejores centros de formación nacional e internacional. Esto fue redundando en una actividad de investigación sin precedentes en el ámbito nacional, lo cual enriquecía la actividad docente, así como la de extensión.
La actividad de extensión promovía la divulgación y el contacto con organizaciones públicas y privadas. El propósito: desarrollar proyectos en conjunto, ofrecer soluciones a diferentes problemáticas y vincular a los estudiantes para la realización de pasantías o prácticas profesionales o proyectos de grado.
En el caso de las carreras de Administración del Turismo y Administración Hotelera y, desde 2004, Gestión de la Hospitalidad,
es imprescindible resaltar el papel que han jugado las empresas del sector. Ellas se convirtieron en una extensión de la universidad al permitir la realización de las pasantías o prácticas profesionales, las cuales son obligatorias para culminar los estudios.
Muchos de los estudiantes recibieron ofertas de estas empresas para continuar trabajando, dada la calidad demostrada en su desempeño. Estos resultados fortalecieron el posicionamiento de la universidad como una de las mejores del país.
La visión primordial es seguir formando el mejor talento humano
La universidad debe retomar su principio original como la Universidad de la Excelencia. Ciertamente, tiene que haber un esfuerzo de la institución en la recuperación de los espacios y en los servicios, repotenciar y actualizar las telecomunicaciones. Sobre todo, un plan para recuperar, atraer y actualizar a los docentes con alternativas de participación. La visión primordial es seguir formando el mejor talento humano.
Todas las empresas hoy, más que nunca, quieren a las personas con los conocimientos, habilidades y competencias apropiadas. También el mercado demanda emprendedores con características similares, que puedan aprovechar las oportunidades existentes.
Lo cierto es que, para las organizaciones que integran la oferta turística y de la hospitalidad,
el mayor diferenciador en la atención al cliente y la calidad del servicio es el capital humano. Este, a su vez, determina en buena parte la competitividad de las empresas, dado que su producto y propósito fundamental es el servicio traducido en atención al cliente creando experiencias memorables.
Aun cuando productos tangibles son parte del consumo del cliente, la experiencia está conformada por diversidad de servicios intangibles. Estos, en la mayoría de los casos, son prestados por individuos que interactúan y “entregan” el servicio a los clientes.
Lo antes señalado ha llevado a las empresas del sector servicio a comprender en los años recientes, incluso previo a esta pandemia, que un servicio o atención excepcional prestado al cliente por personal calificado, con actitudes apropiadas, representa la clave del éxito. Y es, quizá, uno de los mayores retos para la gerencia (Ritchie and Crouch, 2003).
El pasado 12 de febrero de 2022 la Universidad Simón Bolívar, Núcleo del Litoral, cumplió 45 años del inicio de actividades académicasEn este orden de ideas, los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que convierten al personal en productivo, son la razón final que determina la importancia de la gestión de capital humano. Dicho de otra manera, sin el personal formado y calificado, las empresas del sector servicio que intenten construir, mantener y gerenciar su competitividad, encontrarán que están severamente limitadas.
De acuerdo a este principio, las instituciones educacionales y las empresas deben trabajar en conjunto, para conducir al capital humano a una nueva era de profesionalismo.
La mayoría de las empresas de servicio están reevaluando o reestructurando a la organización, de manera de atender o sobrepasar las expectativas de sus clientes frente a sus nuevos requerimientos. El resultado de estos cambios crea nuevas obligaciones y responsabilidades para las universidades.
En la obra de Mayo y
DuBois, The Complete Book of Training Theory, Principles, and Techniques (1987), encontramos lo siguiente:
“El progreso de la humanidad es el producto de dos procesos: (1) Innovación y (2) La transmisión de conocimientos y habilidades adquiridas”.