Por Luis Perozo. Hay una casa de espantos y aparecidos en Barquisimeto: la Quinta Mayda. Declarada patrimonio histórico y cultural de Venezuela en 2005, hoy sobrevive al abandono.
Quinta Mayda, la casona olvidada de los Yepes Gil
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Es conocida en Barquisimeto como una casa de espantos y aparecidos. La Quinta Mayda (casona de la familia Yepes Gil) está asentada a un lado del parque Ayacucho. Si bien fue declarada patrimonio histórico y cultural de Venezuela, hoy sobrevive al abandono oficial.

En las crónicas de Fulgencio Orellana, la afamada casona fue ordenada a construir en 1921 por don Carmelo Giménez, natural de Yaritagua, estado Yaracuy. Era un acaudalado comerciante, propietario de “Mercantiles El Globo”.

Giménez abrigaba la esperanza de construir una casa similar a las existentes en las afueras de París. ¿Su motivo? Una obsesión con una bailarina francesa que vino a Barquisimeto con la compañía de Filo Vagontier.

El historiador Romel Escalona, cronista de la parroquia Concepción de Barquisimeto, asegura que Giménez contrató a un arquitecto francés para dirigir la obra. El proyectista fue el Hermano Juan.

Al concluirse la obra a mediados de 1922, Giménez se la ofreció a la deseada bailarina. Con ella convivió unos meses en el inmueble, hasta que la dama consiguió de su acompañante un sustancioso préstamo para cancelar unas deudas en París. Nunca más regresó.

Despechado y arruinado, el comerciante se dispuso alquilarla para aquellas familias acomodadas de Barquisimeto.


Un regalo para doña Yuya

El cañicultor don Cruz María Yepes Gil y su esposa Julia “Yuya” Elena Joubert León, de origen curazoleño, quien “era una hermosa mujer de vivaces ojos, muy caritativa, bondadosa y amable”, se prensaron del hermoso caserón, sostiene Haydee Padua, hija de Daniel Yepes Gil, hermano de don Cruz María.

El cañicultor don Cruz María Yepes Gil y su esposa, Julia “Yuya” Elena Joubert León (de origen curazoleño), se prendaron del hermoso caserón.

La señora Julia “Yuya” Elena “era una hermosa mujer de vivaces ojos, muy caritativa, bondadosa y amable”. Esta descripción la sostiene Haydee Padua, hija de Daniel Yepes Gil y hermano de don Cruz María.

Este matrimonio accedió rentar el inmueble por su belleza vegetal, los finos acabados y amplios espacios. Pero, sobre todo, por el esplendor que irradiaba en su interior.

No obstante, don Cruz María decide comprar la casona en 1928, para obsequiársela a su esposa, y así mudarse a la meseta de Barquisimeto. Hasta ese entonces vivía en Bella Vista, su hacienda de cañamelar asentada en el Valle del Turbio. Sus dos hijos, Edgar y Beyla, se mudaron con ellos. En 1935 nace Mayda, su tercera hija.

El cronista Orellana narra que en la casona se festejaron dos grandes bodas: “La primera fue la de la hija mayor Beyla con el abogado Raúl Castillo Fernández, la cual se efectuó durante la noche con toda la huerta iluminada, más la presencia de 2.500 invitados, y los festejos que se trajeron desde Caracas. La celebración se prolongó por varios días”.

La segunda boda fue la de Mayda con el abogado Rómulo Moncada Colmenares, nativo del estado Táchira. El sarao se efectuó a plena luz del día, pero fue igual de fastuosa, ya que la casa poseía en sus alrededores la más hermosa arboleda de la región. Esta se iluminó para el fastuoso matrimonio, considerado uno de los mejores de la época.


La propietaria de la casa, doña Yuya, dijo que la casa se había llenado de espíritus malignos


La tragedia enluta la casa

Un gris episodio envuelve la casa en luto, tras el asesinato de un empleado a manos de otro durante los años 60. El diario El Impulso publicó el siniestro reseñando que el mayordomo de los Yepes Gil apuñaló con un cuchillo a un albañil.

Don Cruz María empacó sus pertenencias y se mudó junto a su familia a su hacienda en el Valle del Turbio. Más tarde, a mediados de los años 70, ya fallecido don Cruz María, su esposa regresa para habitar la casona. Allí permaneció hasta 1981.

Orellana atestigua que sería doña Yuya quién relató que la casa se había llenado de espíritus malignos. Por esta razón se mudó a un sitio más acogedor de la ciudad, traspasando la propiedad a su hijo Edgar Yepes Gil. Esta versión es negada por sus familiares.


Pasadizo secreto

Se dice que la quinta posee un pasadizo subterráneo que va desde un sótano (bodega) hasta los predios del Parque Ayacucho. Este túnel fue diseñado para huir o esconderse durante las guerras internas. Contaba con pequeños cuartos para resguardar armas, pólvora y municiones. Por razones de seguridad y salubridad, doña Yuya ordenó sellar sus entradas, bajo la más estricta reserva.

Lo antes expuesto también ha sido negado con firmes alegatos por familiares directos de los Yepes Gil, y calificado “como parte de los mitos construidos por antiguos cronistas de la ciudad”.



La Quinta Mayda fue declarada Bien de Interés Cultural por el Instituto Patrimonial Cultural en 2005


Espantos atormentados

Edgar Yepes Gil se mudó de nuevo a esta residencia por un período más corto que su madre. Manifestó que en ella sí vivía “un alma atormentada”, y que “el sonido de carretas y caballos durante la noche no lo dejaban conciliar el sueño”.

A mediados de los años 90 decide vender la Quinta Mayda. Ningún integrante de su numerosa familia deseaba habitar el inmueble de nuevo. Edgar logró un acuerdo con la corporación del proyecto Denu Park, otorgando permisos donde autorizaba la demolición de la casona. Sobre su asiento se construirían dos enormes torres habitacionales.

Al tiempo de concretarse la compra, la vivienda fue invadida por seguidores del presidente Hugo Chávez. Ellos pidieron su expropiación para la construcción viviendas populares.


Reseñada por el IPC

Según el catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano, “(…) En la ciudad de Barquisimeto, específicamente en las carreras 16 y 17 y calles 42 y 43, se encuentra ubicada la Quinta Mayda, conocida anteriormente como la casa de los Yepes Gil o la quinta Carmen Luisa, tratándose de una edificación construida en los años 20 del siglo pasado”.

Está emplazada en el centro de un terreno que abarca una manzana completa, con abundantes áreas verdes a su alrededor. La casona presenta una tipología de villa, tanto por su forma de emplazamiento como por su majestuosidad en la organización y aspecto formal. Su volumen, con techo inclinado, muestra un juego simétrico de dos niveles, que determinan un acceso principal, conformado por el atrio.

Presenta elementos de estilo neoclásicos que le dan un aspecto señorial a la edificación, así como grandes puertas y ventanas enmarcadas por molduras planas. Cuenta con pilastras y cornisas molduradas, así como con frontones triangulares. Conserva materiales tradicionales en su estructura.

Sus techos fueron construidos en madera con acabados de tejas de arcilla. Sus muros son de adobe. Fue registrada en el Primer Censo de Patrimonio Cultural 2004-2005. La vez, fue declarada Bien de Interés Cultural por el Instituto Patrimonial Cultural, según Gaceta Oficial Nº 38.234 de la República Bolivariana de Venezuela, el 22 de julio de 2005.

Hoy la Quinta Mayda está sometida al más triste de los desprecios: la indiferencia oficial.



Créditos de Fotos:
Leonardo Yepes Gil.