El teletrabajo se ha convertido en la nueva normalidad. Este fenómeno se presenta repentina y masivamente, por lo que no ha sido fácil para muchos, debido a lo novedoso. Es por ello que es vital hoy disponer de directrices y hablar de salud mental en el lugar de trabajo. En este sentido, es conveniente proteger el bienestar de nuestros teletrabajadores.
Para gestionar los riesgos psicosociales relacionados con el teletrabajo, durante este período de crisis y cambios, –mientras persista esta pandemia–, continuamos enfrentados a un alto nivel de incertidumbre.
Si los colaboradores no poseen sanos mecanismos de afrontamiento ante las exigencias externas, pueden experimentar: cambios de humor; baja motivación; fatiga; ansiedad; agotamiento e ideas suicidas (en algunos casos).
Asimismo, pueden producirse –entre otros– una serie de reacciones físicas, tales como:
- Problemas digestivos.
- Alteración del apetito.
- Aumento o disminución de peso.
- Reacciones dermatológicas.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Trastornos musculares.
- Fracturas de la dentadura.
- Dolores de cabeza.
Entretanto, se podría incrementar el consumo de alcohol o drogas y el uso del tabaco, como manera de enfrentar el estrés, el agotamiento y la ansiedad.
Conciliar las responsabilidades laborales con las familiares, hace que se desdibuje la frontera entre lo laboral y personal. Esto está derivando en múltiples consecuencias psicológicas.
En este sentido, el teletrabajador tiene derecho a una desconexión digital. Conviene que pueda separarse de los dispositivos digitales o de la tecnología, fuera de su jornada laboral, por lo que se debería respetar su tiempo.
Respetar el derecho a la desconexión, como lo hacen en estos momentos países como Chile y Argentina, es decir, 12 horas continuas sin trabajar de las 24 horas del día, mitigaría el impacto del estrés laboral y otros trastornos mentales y síntomas fisiológicos. Asimismo, el riesgo de que los colaboradores que teletrabajan evidencien conductas de afrontamiento no saludables.
También reduciría la probabilidad de agotamiento físico, psíquico y depresión, al no tener un horario establecido; vivir y trabajar en el mismo espacio físico y no contar con las mismas alternativas para descansar, que se tenían antes de la pandemia. Son algunos de los factores que hay que considerar.
En ese sentido, se expondrán a continuación algunas sugerencias para prevenir lo antes expuesto:
- Horario flexible.
- Ejercicio físico.
- Tiempo libre y de ocio.
- Medir el tiempo frente a una pantalla.
- Establecer un tiempo controlado para las noticias.
- Priorizar las tareas a realizar.
- Respetar los horarios de comidas.
- Hacer algo nuevo, como hobbies (para estimular el cerebro).
- Fijar horario de trabajo.
- 10 minutos de descanso cada 2 horas.
- Agendar semanalmente.
- Respetar los espacios de soledad con la pareja.
- Aprovechar las mañanas (hijos en clases para adelantar el trabajo).
- Analizar los niveles de energía, es decir, ver en qué momento eres más productivo.
Si identifican reacciones como: miedo, aburrimiento, soledad, ansiedad o rabia, que pueden evolucionar hacia un trastorno depresivo, psicótico, ataques de pánico y suicidios, buscar ayuda profesional con psicólogos y psiquiatras.
Vamos hacia una nueva normalidad con más ansiedad, depresión y trastorno obsesivo compulsivo. Prevenir es lo que urge en estos momentos.