El primer vuelo de una aeronave más pesada que el aire duró cerca de 12 segundos. Tiempo muy ínfimo, pero que significó algo muy grande para la humanidad. Transcurría 1903 y los hermanos Wright cambiarían para siempre la manera de trasladarnos y ver el mundo. A partir de allí, el avión estaría unido a la evolución del hombre.

Poco a poco, los aviones fueron adaptándose a diversas funciones, tanto en el mundo civil como en el militar: transporte de correo y de personas por un lado; máquinas de observación y guerra por el otro.

Lo que importaba –de forma obsesiva– era lograr el avión que volara más rápido, que transportara mayor cantidad de personas y carga, que pudiera recorrer mayores distancias. Marcas tras marcas comenzaron a caer hasta llegar a nuestros días. Un constante cambio.

El trayecto recorrido por los aviones fue reduciendo, de forma gradual, distancias geográficas y mentales. Un vuelo desde América a Europa ya se puede realizar en un mismo día y no en varios, tal y como resultaba al viajar por barco. El interés a toda costa era volar a través de todo el mundo, que ningún punto quedará sin ser visto desde las alturas.

Los retos al volar fueron acercando al hombre a su visión de la aviación: acortar distancias y llegar más lejos. Algunos de estos primeros récords fueron el camino para los audaces, quienes en algunos casos pagaron con su vida el tratar de vencer los límites del momento.

Charles Lindbergh, Manfred von Richthofen y Amelia Earhart, por nombrar solo algunos de los cientos de pilotos osados, que dejaron a un lado sus miedos y pudieron atreverse a ir más lejos –en su momento- que cualquier otro.


Al infinito y más allá

Airbus A350-900ULR de Singapore Airlines

Ya existe una aviación comercial consolidada y eficaz. Cada segundo un avión despega de algún aeropuerto en el mundo. Cientos se mantienen volando en este momento. Tomar un avión para un viaje de negocios o de vacaciones es algo cotidiano y normal.

Pero, ¿qué queda en la mente del hombre por lograr ahora? Bueno, desarrollar aeronaves que superen la velocidad del sonido (más de mil kilómetros por hora), que sean eficientes y económicas en cuanto a consumo de combustible.

También hacer un turismo espacial sostenible, como por ejemplo visitar la Estación Espacial Internacional, dar una órbita a la Tierra o experimentar la gravedad 0. Cierra esta pequeña lista hacer vuelos de más de 20 horas continuas. Difícil, pero no imposible.

Para conseguir esto último, se necesitan tener en cuenta varios aspectos importantes:

• La fatiga de la tripulación. Al menos dos tripulaciones que se turnen 10 horas. O 3 tripulaciones cada 7 horas. Todo depende de las pruebas y las demandas del sindicato de la aerolínea para este tipo de vuelo denominado de ultra distancia (ULR: Ultra Long Range).
•  El desempeño del avión. Tanto Boeing como Airbus han diseñado aviones especiales para este cometido. Mientras el fabricante europeo vendió a Singapur Airlines el 350-900ULR para la ruta Singapur-Nueva York (que se estrenó el 11 de octubre de 2019), el gigante estadounidense suministró a la australiana Qantas el 787-9 para que vuele desde Sídney a Nueva York y Londres.
• La fatiga de los pasajeros. Los aviones especiales para estos vuelos disponen de asientos más cómodos, áreas para que los pasajeros puedan estar de pie, así como una mayor altura de la aeronave e iluminación especial.

Qantas va iniciar prueba con sus pilotos y personal. Allí, varios médicos medirán la fatiga de la tripulación y los pasajeros, así como su reacción física y mental al extenso recorrido. Sea cual sea la decisión final, más temprano que tarde los aviones estarán enlazando capitales cada vez más lejanas, tratando de reducir escalas, con este tipo de vuelo ULR.

Qué podrían imaginar los hermanos Wright que de su vuelo, de apenas 30 segundos, hoy se haya transformado en otra experiencia. Los descendientes del Flyer I vuelan ininterrumpidamente 20 horas. Algo así como 6 000 vuelos de aquel histórico realizado el 17 de diciembre de 1903, cuando una aeronave más pesada que el aire pudo mantenerse en vuelo hacia la eternidad.