Aunque el país ha enfrentado dificultades significativas, también han surgido oportunidades para aquellos que poseen una visión y flexibilidad comercial. Este artículo analizará las proyecciones económicas y políticas que tendrán un impacto directo en las empresas en el próximo año.

En los últimos años, la economía de Venezuela ha visto una recuperación gradual después de la profunda crisis que sufrió durante la década anterior. Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento económico al cierre del año se estima en un 3,6%, por debajo de las proyecciones hechas a inicio del presente año pero igualmente significativas para la lenta pero constante recuperación.

Varios sectores comerciales podrían beneficiarse de esta especie de estabilización, a la que algunos analistas denominan «estabilización en el foso». No obstante, todavía hay una gran cantidad de camino por recorrer para llegar a los niveles de bienestar que se tenían antes de la crisis. Existe un problema como la inflación, el cual requiere una gestión financiera astuta para reducir su impacto.

Una serie de factores explican el crecimiento de la economía venezolana en 2023, entre los que destacan:

• La recuperación de la producción de petróleo, que ha aumentado un treinta por ciento en comparación con 2022.
• Los precios del petróleo han aumentado, alcanzando niveles superiores a los de antes de la pandemia debido a los conflictos bélicos recientes en Europa oriental y el oriente medio.
• La reducción de las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos ha dado paso a nuevos mercados y financiamiento.

Sin embargo, hay algunos riesgos y preocupaciones que podrían afectar el crecimiento económico en 2024. El principal está relacionado con el panorama político del próximo año.

Desde la perspectiva política, la estabilidad es un factor clave para el desarrollo del país. El alcance de los acuerdos de Barbados, que facilitaron un diálogo entre representantes del gobierno y la oposición, representa un paso significativo hacia la reconciliación y la estabilidad política. Los acuerdos establecen una serie de garantías electorales, como la autorización de todos los candidatos presidenciales, la supervisión internacional de las elecciones y la liberación de presos políticos

La posibilidad de consensos y el respecto a lo establecido podría generar un ambiente propicio para reformas que favorezcan la inversión y el desarrollo empresarial, crear un clima más favorable para el crecimiento económico. Sin embargo, aún es demasiado pronto para saber si los acuerdos serán exitosos.

En este sentido, el país se prepara para las elecciones presidenciales de 2024. El presidente Nicolás Maduro ha expresado su intención de postularse para un tercer mandato, lo que ha generado una fuerte oposición. Aunque las elecciones presidenciales generan incertidumbre, el compromiso de ambas partes con el entendimiento mutuo sugiere la posibilidad de medidas conjuntas para estimular la economía y mejorar el clima de negocios.

Este punto es un aspecto fundamental para la reconstrucción del país. Durante los últimos años se ha promovido la tesis que la libertad política en el país se encuentra divorciada del progreso económico, polarizando ambos temas. De modo que para algunos sectores es inconcebible que en el país haya una recuperación económica sin que se salga del gobierno.   

Efectivamente, es necesario el cambio del modelo político imperante y que este vaya acompañado de reformas estructurales. En la medida en que haya libertad, hay respeto a la iniciativa privada, hay empresarios más comprometidos, más responsables, hay mejores salarios y por supuesto hay más progreso para todos.

Ahora bien, esto no puede detener la idea de que el país puede avanzar a un nuevo modelo económico. A la generación de propuestas que incentiven la producción nacional y al fortalecimiento de la capacidad emprendedora del país, a la recuperación de los salarios y el poder de consumo.

En este sentido, a pesar de los desafíos, existen también oportunidades para las empresas en Venezuela. El país cuenta con un mercado potencial de más de 20 millones de habitantes, con un crecimiento demográfico de alrededor del 2% anual. Además, el país tiene una gran fuente de recursos naturales (recursos petroleros, minerales y agrícolas) que a través de un proceso intensivo de especialización de la producción puede ayudar a incorporar nuestros productos en la cadena de valor global. A su vez, cuenta con una importante capacidad instalada y un talento humano altamente capacitado.

De igual forma, el impulso hacia la digitalización, por ejemplo, ofrece un terreno fértil para empresas tecnológicas. Asimismo, la diversificación de productos y servicios puede ser clave para la adaptabilidad en un entorno cambiante.

La calve es que las empresas que quieran aprovechar las oportunidades que ofrece Venezuela deben ser conscientes de los riesgos y desafíos que existen, en el que es necesario realizar una investigación cuidadosa y contar con un plan de negocios sólido.

El 2024 se presenta como un año de desafíos y oportunidades únicas para las empresas en Venezuela. Los Acuerdos de Barbados y el diálogo político ofrecen una esperanza palpable de estabilidad y reformas que podrían redefinir el panorama empresarial. En este escenario, la adaptabilidad y la visión estratégica serán clave para capitalizar las oportunidades emergentes y superar los desafíos inherentes a la realidad venezolana.

En este contexto, las oportunidades empresariales se entrelazan con la política. La apertura al diálogo puede desbloquear vías para la inversión extranjera, proporcionando nuevas oportunidades para sectores como la tecnología y la energía. La estabilización política podría allanar el camino para políticas proempresariales, estimulando la confianza y la inversión.