Una boda para mostrar tradiciones
      A-    A    A+


Jordania es una monarquía diferente a las europeas, su joyero no compite con el de aquellas casas reales, sin embargo, aseguran que la familia hachemita, que reina en Jordania desde 1941, desciende del profeta Mahoma y el rey Abdullah II, actual soberano, es la generación 41.

Este territorio ha estado en primera página gracias a dos bodas. La que protagonizó lman, hija de los reyes, con el venezolano Jameel Thermiotis, celebración sencilla, cargada del glamour que la reina Rania imprime a su vida; y la otra, la del hijo mayor, el heredero, Hussein bin Al Abdullah, de 28 años, una celebración con carácter de Estado.

La novia, miembro de una familia prominente dentro del mundo árabe es Rajwa Al Saif, arquitecta, hija de Khaled bin Musaed bin Saif bin Abdulaziz Al Saif, fundador de El Seif Engineering Contracting, líder en la construcción y de otras empresas que operan en Arabia Saudita. La madre es Azza bint Nayef bin Abdulaziz bin Ahmed Al Sudairi, pariente del rey de Arabia Saudita.

La casa real dio a conocer los detalles de la fiesta de la Henna, donde solo asisten las mujeres para desearle a la novia felicidad. Junto a las damas de ambas familias estaban las artesanas y otras profesionales que se sumaron a esta puesta en escena.

El vestuario de las damas de la casa real hachemí se inspiró en su cultura. Rajwa seleccionó un modelo de la diseñadora saudí Honayda Serafi, formada en París y de una familia donde el arte tiene valor relevante. Honayda creó para la futura reina un traje blanco, con bordados dorados en la parte frontal y en la cintura, lo acompañó con un velo bordado con las siete estrellas jordanas que recuerdan los siete primeros versos del Corán y la palmera datilera, emblema saudita.

La reina Rania confió en Saiid Kobeisy, en cuyos talleres la tecnología es su aliada para el corte y para el diseño de sus bordados que luego son realizados a mano. Se inspiró en la tradicional abaya, donde destacaban las mangas.

El gran día. El día de la boda Amán se convirtió en la capital de las monarquías porque cobijó a representantes de las casas reales de Europa, Asia y funcionarios de varios gobiernos. El acto central del matrimonio islámico “katb ktab” tuvo lugar en el palacio de Zahran, construido en 1957. Fue hogar de la reina Zain Al Sharaf, abuela del rey Abdullah II. Allí también se casaron el actual monarca y Rania de Jordania. Rajwa Al Saif seleccionó a uno de los diseñadores del Medio Oriente más famoso, Elie Saab, quien creó un modelo de cuerpo drapeado y escote asimétrico, centrando toda la atención en la cola, adornada con flores troqueladas y rebordadas en perlas. La novia obvió los tacones y completó su ajuar con una tiara en platino y brillantes con la frase en árabe “La esperanza de Dios”.

La reina Rania, fiel a Dior, rompió lo tradicional con un traje negro de la colección alta costura otoño-invierno 2022, donde el cuello, espalda y puños destacaban por el encaje dorado que los adornaba, un tejido artesanal que va más allá de lo ornamental.

La recepción de la noche se llevó a cabo en el palacio Al Husseiniya, donde se encuentran las oficinas de los reyes, construido en 2006.

Entre las más impactantes estaban la princesa Victoria, heredera del trono sueco, con la tiara Laurel de Boucheron, toda de brillantes y de original montura.

Amalia, princesa heredera de los Países Bajos, hizo su debut en con la tiara de Pavo Real, diseñada para la reina Guillermina de Holanda en 1897. Su madre, la reina Máxima, seleccionó la más valiosa del joyero Orange, la tiara Stuart con más de 900 diamantes.

La princesa de Gales recurrió a la tiara Lover’s Knot que, en 1913 María de Teck, tatarabuela de su esposo, William, encargó a la joyería Garrard. La favorita de Diana con brillantes y perlas en forma de lágrima.

Tantas gemas no opacaron a la protagonista, la ya princesa heredera Rajwa, con un imponente traje en tul de Dolce & Gabbana, con amplia falda y escote barco, totalmente cubierto por motivos vegetales realizados en 3D. Para cumplir con la tradición que exige que los brazos no estén al descubierto, la novia hizo uso de unos largos guantes blancos.

La madre del novio confió en el libanés Elie Saab, quien trabajó un traje en línea recta con capa color champán, de la colección alta costura. Llamaron la atención el bordado del talle, cuello alto y mangas. Rania escogió una diadema con motivos arábicos realizada en 2005 por la firma Fred Paris.

La fiesta dejó un mensaje al mundo: Jordania es un país que ama sus tradiciones y está abierto al desarrollo y a la incorporación de todos a la vida productiva.

También fue una oportunidad para la nueva generación de herederos, a la que pertenecen los protagonistas. Ellos ocupan el primer lugar en la línea de sucesión al trono, forman parte de una sociedad diferente a la de sus padres.