El 20 de febrero se recordó un año más del inicio de la Revolución Federal o Guerra Larga (Coro 1859), acaudillada por Ezequiel Zamora y Juan Crisóstomo Falcón
FALCÓN, CONSTRUCCIÓN DE UN HÉROE
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Isaac López

Jacinto Regino Pachano y Vitelio Reyes hicieron acercamientos biográficos al personaje llamado Juan Crisóstomo Falcón (1820-1870). Sus copartidarios fraguaron exaltación y defensa en periódicos y publicaciones de las últimas décadas del siglo XIX. Entre 1870 y 1900 prensa de orientación política asume legados Federalistas para reclamar glorias históricas reivindicando un proyecto autónomo regional. Falcón era insignia entonces de credos políticos, de luchas por el poder entre grupos de élite, de esfuerzos tendientes a fortalecer el regionalismo como motor de programas partidistas.

Una semblanza se fue instalando en el espacio público. Al contrario de Josefa Camejo pintada en únicos tonos de heroísmo, a Juan Crisóstomo Falcón ha costado más imponerlo sin los matices que todo ser humano tiene. Un ser humano que además fue un caudillo y político después de la Guerra Federal.

HISTORIADORES

Dos contemporáneos: Emilio Navarro en texto titulado La Revolución Federal 1859-1863 lo señala en los peores conceptos: cínico, trepador, holgazán, cobarde...y Luis Level de Goda en Historia Contemporánea de Venezuela resalta sus equivocaciones en la conducción de la guerra y su falta de pericia militar. Su gobierno fue -para Level de Goda- un desastre administrativo, anarquía política, intriga y adulación. De “inservible” termina calificando al héroe. La investigadora Adelina Rodríguez Mirabal en su texto para el Diccionario de Historia de Venezuela (1989) presenta los principales hitos de su biografía, entre ellos la marcada influencia que Antonio Guzmán Blanco ejerció sobre él. Roman Chalbaud en su película de 2009 "Zamora, ¡Tierra y hombres libres!" lo muestra no solo como adulante de Guzmán, sino también como maquinador de las peores acciones. Operadores políticos del proyecto chavista llegaron a proponer el cambio de nombre del estado, por los de José Leonardo Chirinos o Alí Primera.

Un historiador profesional, dedicado con rigurosidad de análisis al devenir regional, Carlos González Batista, indica que era un hombre culto y ponderado, necesario para concentrar los esfuerzos federales, de espíritu humanitario, pero ni buen estadista ni eficaz administrador. "Su apego por la tierra y su desafecto por la cosa pública ha sido notoriamente registrado por la historia", nos dice el autor de Historia de Paraguaná, 1499-1950. Además apunta que se convirtió en el más destacado propietario surgido de la Guerra Federal, dueño de haciendas en la sierra y de hatos en Paraguaná, de varias casas en Coro y en la península, además de una bonita quinta en la isla de Aruba.

Dos historiadores profesionales de la hora en Venezuela atienden la biografía de Falcón. Inés Quintero en "¿Antihéroe de la Federación? (Revista Bigott, N° 49, abril-junio de 1999) y Tomás Straka en Juan Crisóstomo Falcón (Biblioteca Biográfica Venezolana. El Nacional-Fundación Bancaribe, 2008).

Quintero se aproxima a las ideas comúnmente difundidas. Su identificación con el auge del caudillismo, exacerbación de la anarquía e imperio del desorden. Combatiente de aciertos contundentes, hombre de virtudes para el mando y la dirección política. Con Falcón no hay unanimidad, es un héroe de claroscuros. Pero señala la autora de obras como Antonio José de Sucre. Dos ensayos sobre el personaje y su tempo, Antonio Guzmán Blanco y su época, y El ocaso de una estirpe, más atenta a la comprensión del contexto que a la biografía particular, que: "...Juan Crisóstomo Falcón, más que héroe o antihéroe de su agitado tiempo, bien puede considerarse una víctima más del convulsionado y complejo episodio en el cual le correspondió ocupar un lugar estelar [...] Atender a las circunstancias de la época, más allá de una interpretación individualizadora de la historia, no solamente contribuirá a recuperar una imagen más esclarecedora de las peripecias del mariscal Falcón, sino también puede permitirnos un acercamiento a nuestro pasado mucho más fiel a lo que fue su complejo y singular desenvolvimiento."

Por su parte, Tomás Straka, en un libro dirigido al público general y pretendiendo complacer a todos, lo mismo a una academia que supone exigente, que a los parroquialismos arraigados aún en esa misma academia, expone: "Epónimo de su estado, amado por sus paisanos, glorificado por unos gobiernos, detestado por otros, filósofo para algunos historiadores, simple caudillo para otros, estratega para unos pocos, un perfecto incapaz para la mayor parte, pusilánime, arrojado, magnánimo, cruel, ideólogo, pillo, Juan Crisóstomo Falcón es un enigma que se le escapa al historiador." Aunque el historiador pretende equilibrio, no logra plasmar la exacta dimensión de la actuación de Falcón en la muerte de Juan Garcés en 1854 y en los disturbios antijudíos de 1855. Sin embargo, de rostro bifronte nos dibuja Tomás Straka a Juan Crisóstomo Falcón. Muy difícil de encajar con nuestra idea de héroe.

EL PARTIDO

Falcón creó un partido en la región coriana. Partido que tuvo especial desenvolvimiento en las décadas posteriores a su muerte en Martinica. Bajo su nombre y sus banderas se agruparon hombres para la acción política en toda la jurisdicción. Así lo atestigua la revisión de la prensa de finales del siglo XIX. Quizás en las controversias entre los que lo tomaron como bandera y quienes se les oponían se fue estructurando también la idea del héroe y el antihéroe reunidos en unos solo. Del 10 de enero de 2010 es una comunicación pública suscrita por Olga Elena de Curiel, presidenta del Ateneo de Coro, y dirigida a Jorge Luis Chirinos, Presidente del Consejo Legislativo del Estado Falcón, cuyo motivo era expresar la inconformidad por sus declaraciones en las que señalaba su disposición a cambiar el retrato del General Juan Crisóstomo Falcón del salón de sesiones de esa corporación legislativa.

Tiempo antes Chirinos había propuesto el cambio del nombre del estado del occidente venezolano. Las declaraciones de Chirino al periodista Martí Hurtado no hacían más que recoger la propia visión sobre Falcón expresada por el presidente Hugo Chávez en actos de febrero de 2009 en Coro. En el diario Nuevo Día de 21 de febrero de 2009, primera página se puede leer: "las luchas de Bolívar y Zamora fracasaron por la traición, pero esta revolución no llegó para fracasar sino para permanecer." Las páginas del diario abundan en gráficas de los actos donde los héroes son Zamora y Chávez, y el traidor: Juan Crisóstomo Falcón.

Así lo expresó el presidente trajeado de verde y gorra roja: "No soy Falcón, ni Páez, para traicionar el proceso pactando con la oligarquía, que después de la enmienda pidió cacao, pero para ellos no hay cacao, porque seguiremos cabalgando con el pueblo para defender la revolución bolivariana [...] Fue en ese tiempo Ezequiel Zamora, quien levantó la bandera del socialismo y que hoy está más vivo que nunca..." Cuando la historia cae en manos del debate sectorial, partidista, extremo, polarizado, siempre sale perdiendo.

Desde los propios años finales de su vida, la figura de Juan Crisóstomo Falcón estuvo envuelta en los fragores de la política. Siglo y medio después él y nosotros seguimos siendo los mismos.

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