Macky Arenas
Hace apenas días, el 31 de marzo, la arquidiócesis de Caracas, en la persona de su arzobispo, monseñor Raúl Biord, anunció oficialmente a Venezuela la autorización del Papa Francisco al Dicasterio para las Causas de los Santos de promulgar el decreto relativo al milagro de la beata Madre Carmen Rendiles.
MENSAJE CON DESTINO
En medio de tanta tribulación y padecimientos para el pueblo venezolano, recibíamos una segunda bendición en la primera santa venezolana que el pontífice romano nos proclamaba, luego del primer laico, el Doctor José Gregorio Hernández. Esto es histórico. Aunque no recordamos antecedentes al respecto, no es usual que ambos beatos, un laico modelo de cristianismo y una religiosa con una vida y circunstancias tan reveladoras, sean canonizados juntos.
Podríamos estar ante una circunstancia inusual: la primera vez que dos figuras de un mismo país –en un reconocimiento no colectivo, cual es el caso de grupos de mártires- aparecerán en San Pedro como nuevos santos de la Iglesia universal, lo cual es una señal muy significativa. Porque nada en la Iglesia es casual. Nada ocurre por azar. Todo viene cargado de simbolismos para la vida, sobre todo en momentos de duda y desesperanza. Algo desea Dios cuando, hoy, estando como estamos, nos llega esta circunstancia especial, justo en Cuaresma, tiempo reflexión, conversión y preparación para la Pascua. Algo nos quiere revelar con este regalo. Y debemos mantener el corazón abierto y el alma atenta y dispuesta para aprovecharlo mejor en beneficio de nuestra vida presente y futura. Un mensaje con destino, parafraseando a nuestro lúcido historiador, Don Mario Briceño Iragorry.

La gran alegría de la Congregación Siervas de Jesús se hizo sentir. La Vice postuladora de su causa de canonización, la Hna. Rosa María Ríos Gómez, inmediatamente habló para destacar la valía de la primera santa venezolana: “Se necesita valentía para vivir la humildad. Valentía para ser obediente, para vivir en pobreza”. Así recuerda a la Madre Carmen Rendiles la superiora general de la Congregación Siervas de Jesús, la cual fundó la misma beata en Venezuela, cuando expuso a los medios vaticanos el compromiso y legado de santidad de la primera santa venezolana. Y agregó: “La valentía de una mujer religiosa que parecía como minusválida por la falta de un brazo, nació sin él, y jamás le hizo falta”. Nunca se amilanó por los desprecios y las indiferencias de la gente a causa de su minusvalía. Su palabra también fue un mensaje sólido, sencillo y lleno de coraje, envuelto en un manto de simplicidad y profunda espiritualidad.
EL MILAGRO
Por ello resultó sumamente elocuente el hecho de que su primer milagro reconocido fuera en la persona de la Dra. Trinette Durán de Branger, médico cirujana hospitalaria quien, en medio de una intervención quirúrgica, recibiera una fuerte descarga eléctrica en su brazo, lo que la dejó inhabilitada para utilizarlo, sufriendo por largo tiempo de intensos dolores. Corría el año 2013. Para mayor desgracia, Trinette es pintora por lo que también era indispensable su mano y brazo derechos. El miembro se le atrofió y fue inmovilizado, no dejando de doler de manera intensa ni un solo segundo de sus días.
Después de mucho bregar con colegas médicos, tratamientos y medicamentos, Trinette resolvió someterse a una riesgosa operación. El día en que se la habían pautado acudió muy temprano a rezar en la capilla donde están los restos de Madre Carmen. Confiesa que algo, muy insistente, la empujó a ir hasta allá esa mañana.
Una de las religiosas, intrigada por su presencia tempranera, le sugirió ir a rezar a la habitación que en vida ocupó la Madre Carmen. Trinette se dejó llevar y ambas se sentaron a orar en silencio sobre la cama que fuera de la religiosa, contemplando una pintura de ella colgada en la pared.
De repente, Trinette sintió un corrientazo que, según ella misma describe, fue como un rayo que salió del cuadro directo a su brazo inutilizado. Tan fuerte fue el impacto que la dejó, por momentos, inconsciente. Las hermanitas lograron recuperarla y, cuando volvió en sí, su brazo ya no dolía, ni molestaba, estaba perfecto, como antes del accidente en el quirófano.
Llamó a sus colegas que la esperaban en pabellón y les comunicó que ya no habría operación alguna, que no la necesitaba y que luego les explicaría. Todos quedaron impactados al conocer el evento, más sabiendo cuánto había sufrido Trinette y cuán imposible, médicamente, habría sido una recuperación sin operación. Sabemos que la mayoría de ellos no se inclinan a creer en milagros, pero ante las evidencias, fueron parte de los testimonios científicos que sustentaron la convicción de que había sucedido algo sobrenatural, una curación instantánea, inexplicable y claramente sostenida en el tiempo.
El resto del proceso, ya es historia.
SU VIDA
La Madre María Carmen Rendiles Martínez, nació en Caracas el 11 de agosto de 1903. Fue la tercera hija del matrimonio formado por Ramiro Rendiles y Ana Antonia Martínez. Nació con una carencia física: le faltaba el brazo izquierdo, privación que no le impidió desarrollar una vida normal.
En Septiembre de 1929 hizo sus votos perpetuos, siendo enviada a Francia para completar su formación religiosa. Pocos años después, a su vuelta, fue designada Maestra de Novicias en Venezuela. Tuvo una figuración relevante pues llegó a ser nombrada superiora de las casas en Venezuela y en Colombia. En 1961, Madre Carmen -como siempre se la ha llamado- y un grupo de sus compañeras, con el apoyo del episcopado nacional, prefirieron pedir la separación de la Congregación madre para formar un Instituto autónomo, petición que fue aprobada por la Sagrada Congregación de Religiosos, mediante un Decreto fechado en noviembre de 1965.
En esta naciente congregación, Madre Carmen fue nombrada primera Superiora General. Se desempeñó con gran dulzura, comprensión, sabiduría y esmero. Falleció el 9 de mayo de 1977, siendo considerada, por quienes la trataron, una santa religiosa.
Los restos de la Venerable Madre Carmen Rendiles reposan en el Colegio Belén, ubicado en la 5ta. Avenida de Los Palos Grandes con transversal 10, Urbanización Los Palos Grandes, Distrito Capital, Venezuela.
LECCIONES PARA NUESTROS DÍAS
Madre Carmen dejó enseñanzas de gran valor, sobre todo para estos tiempos en que vivimos los venezolanos, llenos de incertidumbres y temores, de miedo e impotencia y hasta de ira. Ella siempre llamaba a tener voluntad para terminar aquello que ha iniciado. A la conversión profunda. Sembró esperanza y firme confianza en Dios.
Sin duda que nuestros dos santos, cuya fecha de canonización se conocerá en el próximo Consistorio, representan un nuevo Pentecostés para Venezuela.-