Es probable que sí hubiera vivido en los años 40, se habría vinculado a varios acontecimientos importantes de esa década
Alberto Adriani: Político y Estadista
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Por Jesús E. Mazzei Alfonzo


Alberto Adriani, fue un político en el estricto sentido de la palabra, buscó en todas las iniciativas que llevó a cabo, tratar de crear un orden (finanzas y hacendístico) y como poseedor de una sólida auctoritas, pudo emprender las tareas que llevo a cabo. En efecto, primero cuando colaboró en la creación del Movimiento de Organización Revolucionaria Venezolana (ORVE), a inicios de 1936, junto con Rómulo Betancourt, Mariano Picón Salas, Juan Pablo Pérez Alfonzo entre otros, luego donde se le encarga la comisión que estudiará el tema de las primas a la exportación y después que el Presidente López Contreras lo nombra para formar parte de la comisión que elaborará el Programa de Febrero, da una muestra más, de las dotes del hombre político, que será en ese breve plazo de un año 1936 fructífero. Por ello, escribimos algunas ideas, en vísperas de un nuevo aniversario de su nacimiento el próximo 14 de junio.
En efecto, luego de la muerte de Juan Vicente Gómez, López Contreras, lo nombra como parte de una Comisión que él preside que estudiará el problema de las primas de exportación (para los productos agropecuarios compuesta e integrada además, por Alfredo Jahn, Luis Monsanto, y Ramón León), se da el paso fundamental de inicio al funcionamiento del nuevo Despacho Ejecutivo: Ministerio de Agricultura y Cría dando a la luz este novísimo Ministerio en una reorganización ministerial importante (sugiero a los amigos lectores consultar la Gaceta Oficial N° 18.894 del 2 de marzo de 1936) que va a regir las políticas públicas en materia agrícola y pecuaria del país. Nos es de extrañar que Adriani, asuma Agricultura y Cría, ya que viene de tener una rica experiencia internacional y gerencial en la Organización Panamericana, como Primer jefe de la División de Cooperación Agrícola, desde 1928 hasta enero de 1930 y en las empresas agrícolas de la familia.

Posteriormente, en una jugada maestra del presidente López Contreras, reorganiza el Gabinete y lo nombra al cargo que estaba hecho a su medida: Ministro de Hacienda va con experiencia en la gestión pública. En efecto, viene ya con la experticia de pasar por un Despacho Ejecutivo que le permitió tener una visión de algunos de los problemas económicos del país, que por otra parte, le permite conocer el tamaño y la dimensión del Estado venezolano de aquel año de 1936, sus complejidades, organización, formas de interrelación y de toma de decisiones, ahora le tocará manejar, formular y decidir sobre las políticas de las finanzas públicas del país.
Para ello, lleva adelante en la corta permanencia en el cargo una revisión a fondo del sistema tributario y designa una sub-comisión de estudios de Legislación Fiscal, para entre otras cosas, presentar reformas a la Ley de Aduanas y varios proyectos de ley sobre varios ramos de la Renta Nacional. Funda con su dilecto amigo Manuel R. Egaña, la Revista de Hacienda. Muestra dosis de buen negociador, conciliador en los proyectos de ley que presenta al Congreso de aquél entonces, irradia auctoritas como pocos venezolanos. Alberto Adriani Mazzei, no cabe duda, es a mi modesto parecer el más brillante Ministro de Hacienda luego de Santos Michelena, a pesar del poco tiempo que estuvo en el ejercicio del cargo. Estaba en el momento cúspide de su vida intelectual y profesional y con un gran futuro político por delante. La auctoritas alcanza su más plena expresión cuando se sigue a alguien no tanto por lo que dice, sino por quién lo dice.

La auctoritas no necesita razonar, ni convencer a cada momento: hay o hubo un convencimiento previo derivado de la certeza del argumento o de la eficiencia de los actos, a partir del cual opera la confianza, en cuya virtud se presume la razonabilidad o la eficiencia del portador. Como nos interesa el individuo, añadiremos qué tipo de auctoritas se basa en el reconocimiento de la posesión por una persona (testimoniada por sus actos) de cualidades excepcionales para enjuiciar situaciones difíciles, para decidir lo que se puede hacer ante ellas y para hacerlo efectivamente con éxito. Es decir, tiene auctoritas de esta última especie quien sabiendo qué hay que hacer, cuándo hay que hacerlo y cómo hay que hacerlo, lo hace efectivamente. De aquí se derivan la idea en torno a la política, al tipo de líder y cuál es la visión de la política. De aquí se entiende que la auctoritas deriva la capacidad efectiva y moral para dirigir, orientar o aconsejar. Y esto lo alcanzo Adriani, en un intervalo de poco de tiempo, fue un venezolano adelantado a su momento histórico.
Es probable que Alberto Adriani, sí hubiera vivido en los años 40, se habría vinculado a varios acontecimientos importantes de esa década: por una parte, la creación del Banco Central donde fue un pionero en la realización de los primeros estudios para crear una banca central, por otra parte, en la fundación de la escuela de economía de la Universidad Central de Venezuela y por además, hubiera sido un actor político de primer línea, en la transición venezolana de 1945, gracias a varias condiciones que se reunían alrededor de él: era andino (importante activo socio-político para la Venezuela de aquél entonces), bien formado intelectualmente y conocía y había tratado a los emergentes líderes de aquel momento encabezados por Rómulo Betancourt, y tenía experiencia de gobierno, lamentablemente el destino fue otro, pero su legado esta allí. Si se quiere era un puente entre dos élites políticas de aquel momento.