Por Karina Sainz Borgo
A Luis García Montero le incumbe la figura de Prometeo, el Titán encadenado por Zeus tras robar el fuego para darlo al ser humano. A lo largo de los últimos años, el escritor ha reflexionado sobre la vigencia del mito del que desafía a los dioses, el patrón de la cultura y la libertad. Algunos de los textos dedicados al tema se publican ahora recogidos en ‘Prometeo’ (Alfaguara), un volumen que incluye la adaptación teatral que hizo García Montero para Festival de Teatro Clásico de Mérida en 2019. "La situación en la que viven la cultura y la democracia exige reivindicar la crítica, pero también la esperanza. De lo contrario, desembocaremos en el cinismo. Cuando Juan Carlos Plaza me pidió una versión de Prometeo, decidí plantearlo como el diálogo entre el Prometeo joven y el anciano. Es un diálogo generacional. Está bien que los mayores entiendan el mundo de los jóvenes, y que los jóvenes sepan que la vida no es de usar y tirar y que la memoria es lo que da sentido al tiempo", contesta García Montero acerca de si es la ceguera y la soberbia de Prometeo lo que mantiene vigente el mito. "Si la ciencia pierde su contrato social con las humanidades, queda al servicio de la catástrofe".
"Prometeo se enfrenta a los dioses, pero también a sus propias dudas". Intelectuales como Albert Camus reflexionaron sobre su equivocación al dar el fuego a unos seres humanos que lo usan para la guerra. Más allá de sus interpretaciones, ¿cómo se puede mantener vivo el estudio y la reflexión sobre el mito cuando los clásicos han sido desterrados de los programas de estudio? "Vivimos en una sociedad donde se prima la tecnología y se aparta a las humanidades. Quien desconfía de la técnica y la ciencia es un cretino. Pero el que desprecia las humanidades también. Si la ciencia pierde su contrato social con las humanidades, queda al servicio de la catástrofe. Y por eso es importante este mito".
Ante la pregunta sobre si la sociedad contemporánea vive con mitos de peor calidad o si está preparada para entender sus contradicciones, surge el tema de la guerra cultural, que García Montero ve con escepticismo. "No existe la guerra cultural. La cultura es una invitación al conflicto. Es el ejercicio de la razón por encima de la superstición. Lo de guerra es algo que me incomoda, parece que hay que asumir un bando, cuando lo que existen son reflexiones".
La horrorosa situación de Nicaragua
La situación en Nicaragua es "horrorosa", exclama Luis García Montero para referirse al cierre de la Academia de la Lengua por parte del régimen de Daniel Ortega. "Hace bien Ortega en cerrarla, porque demuestra que la cultura es incompatible con la barbarie que él representa. El problema está en las consecuencias de esa incompatibilidad". Hubo un momento, sin embargo, en el que muchos como Luis García Montero creyeron que la revolución y la literatura eran compatibles, pero algo saltó por los aires. "Milité en el comité solidaridad con Centroamérica. Conocí a Sergio Ramírez, a Gioconda Belli y a Ernesto Cardenal, que habían luchado contra la dictadura de Somoza. En ese momento aprendí que la lucha por los derechos sociales es incompatible con falta de libertad. Es una lástima que después de superar la dictadura de Somoza, Ortega haya terminado convirtiéndose en un dictador tan peligroso como aquel contra el que se opuso".
Sin comentarios sobre Almeida
La 81 edición de la Feria del Libro de Madrid organizó durante su último fin de semana un homenaje a la escritora Almudena Grandes, un personaje icónico que durante años despertó el interés de cientos de visitantes en el paseo de Coches del Retiro, al que en esta ocasión acudieron lectores, autores, editores y amigos. "Agradecí a la Feria el homenaje a Almudena. Fue muy emocionante. Estar en un lugar donde uno ha estado tantas veces, te hace entender que la vida cotidiana tiene que ver con las ausencias. Ir a una feria sin ir a recogerla a una caseta de firmas te pone en contacto con la pérdida".
No fue ese el único reconocimiento que recibió Grandes, con quien estuvo casado durante casi 30 años. Esta semana Almudena Grandes recibió el título póstumo de Hija predilecta de Madrid, un acto al que no acudió el actual alcalde José Luis Martínez Almeida. "Madrid es inseparable de la biografía de Almudena y yo agradezco que la ciudad la haya nombrado hija predilecta, la primera mujer en recibir ese título en Madrid. Agradezco a todos los grupos parlamentarios que votaron a favor. Creo que lo importante son las instituciones, en este caso, el Ayuntamiento de Madrid, que nos representa a todos los que vivimos y trabajamos en esta ciudad. Por la emoción que siento, prefiero evitar la polémica personal".
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