Por Leopoldo Puchi
La guerra de Ucrania y el efecto de las sanciones a Rusia sobre el mercado petrolero condujeron a que la Casa Blanca enviara en marzo una delegación a Caracas en la búsqueda de un acuerdo para el relanzamiento de la producción petrolera por medio de empresas como Chevron. La petición estadounidense tuvo una respuesta favorable y Nicolás Maduro mostró disposición a cooperar con el aumento de la producción y llenar los espacios del petróleo ruso.
Un poco después, en la cumbre del G-7 celebrada en Alemania en junio, el presidente francés, Emmanuel Macron, hizo un llamado a "diversificar las fuentes de abastecimiento de petróleo" en el mercado, incluyendo a Irán y Venezuela, para frenar el alza de precios. También en esta ocasión, Maduro dio respaldo al planteamiento: “Presidente Macron, Venezuela está dispuesta a recibir a todas las empresas francesas que quieran producir gas y petróleo”.
MACRON
Recientemente, en un encuentro de pasillo previamente concertado y preparado con meticulosidad para que luciera casual, Macron y Maduro se estrecharon las manos en la Cop-27 celebrada en Egipto. Macron le preguntó ¿Cómo van las cosas en Venezuela? dando así inicio a un breve diálogo bastante positivo, en el que el presidente francés expresó que le encantaría hablar largamente con Maduro para iniciar un trabajo bilateral útil para toda la región.
De esta manera, Macron y Maduro establecieron un compromiso de diálogo que representa el primer paso de un giro estratégico de las políticas de Francia hacia Venezuela, al igual que con anterioridad había ocurrido con la visita a Miraflores de Juan González, del Consejo Nacional de Seguridad, a nombre de Joe Biden.
VIRAJE
Ambos países, Estados Unidos y Francia, han pasado del desconocimiento del gobierno de Venezuela a su reconocimiento de hecho, en la búsqueda de acuerdos para proyectos empresariales comunes en el campo petrolero, lo que ha sido considerado por los analistas como un giro diplomático de 180 grados.
En este marco, se deja atrás la estrategia de derrocamiento por la fuerza del gobierno venezolano adoptada en 2019 por Washington y acompañada por París, en la que participaron activamente funcionarios de ambos países con el fin de producir un efecto de caída y mesa limpia que permitiera alinear a Venezuela en la órbita occidental en condiciones de plena subordinación.
El nuevo contexto mundial pudiera facilitar, en particular a Francia y los países europeos, el establecimiento de otro tipo de relaciones políticas y comerciales con Venezuela, basadas en el respeto, la igualdad soberana y el beneficio común, una visión distinta a la política de la administración Trump. Francia sabe de qué se trata, puesto que mantiene, por ejemplo, lazos con Argelia muy distintos a los del tipo de sumisión que se quería imponer a Venezuela con la política “máxima presión”.
AUTONOMÍA
Es posible que el acercamiento de Francia con Venezuela sea más rápido que el de Estados Unidos, que ha encontrado trabas en sectores reacios del Departamento de Estado y en los senadores cubanoamericanos. En el caso de los países europeos, el obstáculo ha sido el seguidismo de Bruselas hacia lo que se decide en Washington. Sin embargo, en las diplomacias europeas hay algunos movimientos que indican cierta autonomía, como lo muestra el viaje de Olaf Scholz a Beijing.
Las empresas petroleras francesas tienen una destacada trayectoria en Venezuela. La cooperación con Pvdsa es de larga data y centenas de técnicos e ingenieros venezolanos de la industria han sido formados en el Instituto Francés de Petróleo, un programa de cooperación que se aceleró luego del paro petrolero de 2002.
FORO DE PARÍS
Para excusar el viraje, Francia ha tomado iniciativas que validen ante los detractores los nuevos movimientos. En este sentido, Macron organizó, por medio del Foro de París por la Paz, un encuentro de los negociadores de Gobierno y oposición en la capital francesa, que se realizará antes del reinicio del diálogo de México que se anuncia para este mes, aunque ha sido diferido en varias ocasiones.
El Departamento de Estado ha indicado que no basta con dar inicio a las reuniones de México para el alivio de las sanciones: “De no haber ‘avances’, nuestra postura no cambiará”, han asegurado. Por el momento, se desconoce con precisión cuáles son las demandas concretas de Washington que pudieran ser consideras como “avances”. Pero es muy probable que en los próximos días se despeje esta incógnita.