Por Carlos Roque
El balneario Sharm el Sheikh, una ciudad turística egipcia fue el escenario para recibir a 120 mandatarios del mundo entero entre el 6 y 18 de noviembre. para estudiar respuestas eficientes a la destrucción del medio ambiente con sus graves secuelas para la población mundial, sin diferencias de nacionalidades, ni condiciones sociales y económicas. Lo que durante mucho tiempo fue preocupación de ecologistas, estudiosos e investigadores es ahora un reto apremiante para los gobernantes, los círculos empresariales y en general para la sociedad civil, ya que el mundo se está calentando más rápidamente que en cualquier otro momento de la historia. Según estudios de las Naciones Unidas: “las concentraciones de gases invernadero se encuentran en su nivel más elevado en 2 millones de año, cubren la tierra y retienen el calor del sol”. Ello, sin lugar a duda es la mayor amenaza a la que se enfrenta el mundo.
TENSION POLITICA
La reunión transcurrió cuando se han acentuado las tensiones políticas y económicas con la guerra de Rusia, Ucrania, Otan y USA; la amenaza de conflicto entre China y Taiwan y un mundo que se resiente todavía de las graves consecuencias de la Pandemia del Covid 19. También varias naciones consideran que los lineamientos del Acuerdo de Paris de 2015 suscrito por la grandes potencias y posteriormente cuestionado por el presidente Donald Trump no se han cumplido a cabalidad, mientras se ensanchan las diferencias y la brecha social entre las naciones desarrolladas y los países del tercer mundo. La convocatoria de la COP 27 fue cuestionada por algunos sectores ecologistas por el lugar escogido como sede, toda vez que se trata de una playa exclusiva del turismo millonario, lo cual para algunos invitados es una señal contraria al propósito de la reunión, ya que el cambio climático habría profundizado la pobreza en continentes como África. Incluso la conocida activista sueca Greta Thunberg la criticó y se negó a viajar a la cita. También en medios periodísticos se cuestionó la presencia de 636 “lobistas” de compañías de petróleo, gas y carbón.
LA AMAZONIA
Las intervenciones de los presidentes de América Latina despertaron particular interés por cuanto el continente vive un reacomodo político y económico, además de guardar la riqueza amazónica que con 7,4 millones de kilómetros recorre Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador, Guyana, Surinam y Venezuela; siendo el bosque tropical más grande del mundo y famoso por su mayor biodiversidad. El tema de la preservación de la Amazonía fue exaltado por el mandatario colombiano Gustavo Petro y también por el venezolano Nicolás Maduro como una obvia prioridad de los gobiernos de la región, y luego a su llegada al evento Lula Da Silva el presidente electo de Brasil propuso que la COP del 2025 se reúna en el territorio amazónico.
ES AHORA
El secretario general de la ONU Antonio Guterres en su discurso de bienvenida fue enfático: “Los impactos mortales del cambio climático están aquí y ahora. Las pérdidas y daños ya no se pueden esconder debajo de la alfombra. Es un imperativo moral. El mundo se dirige a un infierno climático”.