1958, año clave en la historia venezolana
Triunfo de la organización sobre la emoción
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Por: Rafael Simón Jiménez

El 1º de Enero unidades blindadas y de la fuerza Aérea, encabezan un alzamiento militar destinado a poner fin a la dictadura castrense que durante diez años ha oprimido a Venezuela. La falta de determinación y sincronización entre los jefes del pronunciamiento frustran el mismo, pero a partir de este hecho se hace patético el deterioro y la carencia de apoyos sólidos al régimen cuyo único proclamado baluarte son las Fuerzas Armada, en cuyo interior avanza un movimiento de repulsa.

El 23 de Enero, un movimiento cívico-militar precipita la huida de Pérez Jiménez. Se conforma una junta militar encabezada por el contralmirante Wolfang Larrazábal, que ese mismo día promete libertad de los presos políticos, regreso de los exiliados y respeto a los derechos y libertades públicas. Los líderes de los principales partidos políticos AD, URD, COPEI y el PCV, comienzan a regresar del destierro y ratifican el espíritu unitario que bajo la conducción de la Junta Patriótica, permitieron converger los esfuerzos para la liquidación de la tiranía. Vuelven Rafael Caldera, Jóvito Villalba, Gustavo Machado, el último en hacerlo es el fundador y líder de AD Rómulo Betancourt, contra quien existen marcadas resistencias en el interior de las Fuerzas Armadas.

Para muchos jefes militares Rómulo Betancourt, es un comunista disfrazado, que durante el periodo 1945-1948 que le tocó gobernar luego del golpe del 18 de octubre, dividió al país y pretendió armar milicias para confrontar al ejército regular y garantizar la hegemonía de su grupo político. Antes de que el jefe adeco decida su regreso a Venezuela el almirante Larrazábal reúne al alto mando militar y allí el general Marco Aurelio Moros, afirma que no responde de la lealtad de el ejército, fuerza que comanda, finalmente es el comandante Hugo Trejo con el prestigio en que goza por aquellos días desde su posición de subjefe del Estado Mayor de las FAN, el que garantiza que nada pasará si regresa Betancourt.

Rómulo Betancourt, finalmente regresa al país, y midiendo el peso de las aprehensiones y resistencias en su contra, se exhibe con un lenguaje unitario y conciliador, proclamándose un hombre sin ambición de poder. La junta de Gobierno decide fijar las elecciones para diciembre de 1958, lo que obliga a los partidos políticos a barajar formulas para encarar el proceso comicial. Se habla de un candidato independiente que cuente con el respaldo de todos, de un gobierno de presidencia rotatoria, de una quinaria, pero al final todas las formulas fracasan, y la eventualidad de un candidato único es sustituida por el denominado “Pacto de Punto Fijo” que contempla la conformación de un gobierno de unidad y un programa mínimo común. Los partidos quedan en libertad de lanzar sus propios candidatos.

Wolfang Larrazábal, es el hombre del momento, su actuación al frente del gobierno provisional, su simpatía personal, y medidas populistas como el denominado “Plan de Emergencia”, lo convierten en un fenómeno popular, con un gran caudal de apoyos electorales que le dan el favoritismo. URD y el PCV se apuran a respaldarlo. COPEI lanza a su líder Rafael Caldera, y al final con la resistencia de los jóvenes del partido y de parte del denominado grupo ARS, Acción Democrática, decide postular a Betancourt, que consiente de la resistencia y los temores que despierta en los poderes fácticos del país, lanza la consigna motivadora “CONTRA EL MIEDO VOTA BLANCO.”

La candidatura del marino, que ha renunciado a la Presidencia de la Junta de Gobierno, para lanzarse a la lucha electoral, concentra poderío electoral en Caracas y el centro del País. AD y Betancourt consciente de esa realidad se dedican a una labor de organización y proselitismo Venezuela adentro, en un país donde aún la mayoría poblacional se disemina en las zonas rurales. Frente al pesimismo de algunos de los dirigentes de su propio partido, Betancourt se atrevió a sentenciar: “Esta será una lucha de la organización contra la emoción”.

El 7 de diciembre de 1958 se realizan las primeras elecciones de la era democrática. Los primeros resultados muestran un arrase de Larrazábal en Caracas y las ciudades centrales, cuando Betancourt es enterado en su residencia de Baruta por dirigentes de su comando de la ventaja de su rival, en la capital, les afirma seguro que sus votos vienen bajando en lomo de mula por los caminos polvorientos de la Venezuela interiorana. Y en efecto ese fue el resultado inobjetable; Rómulo Betancourt se imponía por 1.200.000 votos a Larrazábal que pese a su resonante popularidad había logrado 970.000, se había consumado definitivamente y tal y como lo predijo el líder de AD; la victoria de la organización sobre la emoción.

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