La infancia de Haydée Milanés tuvo una banda sonora privilegiada. La música de uno de los cantautores más grandes de Cuba, su padre, Pablo Milanés
HAYDÉE MILANÉS: "NOS FUIMOS SIN QUERER IRNOS"
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Sarah Moreno

El consejo musical y también de vida que más atesora de su padre es uno de los puntos más entrañables de la entrevista que concede a el Nuevo Herald la artista cubana, que desde hace unos meses reside en Miami. “Yo no era del agrado de las autoridades cubanas”, reconoce Haydée Milanés sobre los hechos que fueron impulsándola a dejar Cuba, a su madre y a su público natural, el de la isla, porque aunque fue aclamada recientemente en su propio concierto en Miami y en una presentación improvisada con Willy Chirino, lo que queda atrás es igualmente importante. Las declaraciones de su padre en el 2011 durante una visita a Estados Unidos incomodaron al régimen cubano, que desató su maquinaria de censura. “Todo ser humano tiene derecho a protestar, y es más, tiene el deber de decir lo que piensa”, dijo entonces Pablo Milanés a el Nuevo Herald antes de su concierto en Miami.

Ese reclamo sigue vigente hoy que Cuba tiene más de 1,000 presos políticos –muchos menores de edad– solo por manifestarte pacíficamente durante las protestas del 11 de julio del 2021. El gesto de libertad que eligió Pablo tuvo consecuencias en la carrera de una joven Haydée, que comenzó a sentir el peso del ninguneo del oficialismo, el mismo que se propuso acabar con la carrera de otros artistas cubanos como Mike Porcel o Memé Solís. Pero la noche habanera arropó a Haydée y la imaginamos cantando en La Zorra y el Cuervo, con un aire de Elis Regina, de Elena Burke, de Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, que, como reconoce, son algunas de sus influencias musicales.

Hoy la cantautora de 42 años viene a llenar un espacio necesario en Miami, que ha perdido la intimidad de los shows en clubes como el Café Nostalgia o el Hoy como Ayer. El 16 de junio estará en el Flamingo Theater Bar, The Four Ambassadors, en un concierto para celebrar el Día de los Padres.
 
¿Qué es lo que más recuerdas de una infancia llena de música?

Recuerdo la energía, la emoción, la manera en que se compartía en esos ambientes, que muchas veces se propiciaban en mi propia casa. Recuerdo sobre todo las canciones de la trova tradicional cubana, la risa y la voz de mi padre. Cantaste muchas veces junto a tu padre.
 
¿Cuál es el consejo o las palabras de él que más atesoras?
 
Mi padre me decía que había que ponerle “cucharón” a las cosas; eso quiere decir, ponerle corazón. Me decía: cuando no tengas buena la voz, ponle más corazón, para que tú veas qué bonito te sale. Y es verdad, a veces una está con catarro, y tiene la voz afectada, e increíblemente le pones más intención y más sentimiento a lo que cantas, y le llega más a la gente.

Hay un momento que cantas en La Zorra y El Cuervo. ¿Cómo era La Habana de esa época y qué se fue perdiendo que te hizo buscar futuro en otra parte?

Yo tenía 20 años, estaba comenzando a vivir. Estábamos saliendo del llamado Período Especial y hubo como un respiro, un aire nuevo, un swing que también se sintió en el arte. Muchos músicos que se habían ido en los años 1990 comenzaron a regresar, y eso también le dio vida a la ciudad. Se respiraba cierta ilusión.
 
En esa época salió mi primer disco e hice mis primeros conciertos en La Habana. La verdad fue un disco muy bien recibido por el público y la gente comenzó a seguirme. Fue un momento lindo. Con el paso de los años comencé a sentir que yo no era del agrado de las instituciones culturales. El apoyo y las oportunidades que le brindaban a muchos colegas no era el mismo que yo tenía. Pienso que tenía que ver con que yo no pertenecía a ninguna organización del gobierno y siempre me había negado a participar en actos políticos.



Después de las declaraciones que hiciera mi padre en el año 2011 cuando estuvo de gira en Estados Unidos, muchas personas me viraron la cara, en ese mismo sentido se comenzaron a cerrar algunas puertas y había cada día menos opciones de trabajo para mí en Cuba.

Me daba cuenta que las cosas no cambiarían para mí; pero a pesar de eso siempre me empeñé en quedarme en Cuba. Comencé a pronunciar mis criterios sobre la realidad cubana en mis redes sociales, cosa que creció aún más con la llegada de los datos móviles a la isla. Cada vez me posicionaba más ante situaciones de injusticia que sucedían y todo eso molestó mucho y fue escalando a niveles que me terminaron cerrando totalmente y empujando a tomar la decisión de irme de mi país. Todo esto es algo que aún estoy procesando; no es nada fácil.

¿Qué es lo que más disfrutas de Miami y que echas de menos de Cuba?

En Miami tengo muy buenos amigos, y de alguna manera sientes que es una parte de Cuba, una parte donde quizás tienes una segunda oportunidad de realizar tus sueños, los que creías perdidos. De Cuba extraño mi casa, mi madre, el malecón habanero, la arquitectura de mi Habana y algunos amigos que aún me quedan allá. Extraño algunos sonidos también. Pero ahora estoy comenzando a conocer entrañables nuevos amigos, nuevas cosas y eso también es muy bello. Como dicen muchos emigrantes, es como morir y volver a nacer.

¿Tienes alguna rutina antes de salir a cantar? Y una vez en el escenario, qué es lo que más te interesa trasmitir.

Me gusta estar sola antes de cantar, al menos media hora. Necesito silencio para conectar conmigo misma y concentrarme en lo que voy a hacer. Me interesa disfrutar el canto, sentir cada palabra, cada melodía, emocionarme y vibrar como si fuera la primera vez sin dejar de conectarme con el público. Cuando eso pasa la gente lo recibe todo y sucede algo muy hermoso. Es una energía de retroalimentación muy poderosa, por eso me gusta tanto el “en vivo”. Salgo como nueva.

¿Cuáles son tus influencias más fuertes como artista, tanto de la música cubana como de la afuera de la isla?

Te mentiría si no te hablara de la música de mi padre como mi mayor influencia musical; esa es la primera.
 
También está la trova tradicional cubana y el filin, el son, Miguelito Cuní cantando a Bienvenido Julián Gutiérrez, Elena Burke y Omara Portuondo, Vicentico Valdés en “Los aretes que le faltan a la luna” y otros boleros, Los Van van, Chucho Valdés, el bossa nova, Elis Regina con su disco “Elis & Tom”, Eliane Elias, la música antigua y barroca, especialmente Bach con sus Preludios y fugas y Conciertos de Brandenburgo, el jazz, los grandes standars norteamericanos cantados por Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald.

También escuché a Stevie Wonder, Michael Jackson y su Thriller, Take 6, Keith Jarrett y su disco My song, entre muchos otros que me influenciaron en mi niñez y adolescencia.

¿Qué le falta y qué le sobra hoy a Cuba?

La Cuba de hoy necesita que se liberen a todos los presos políticos. Nos falta mucho la libertad de expresión, en la vida, en el arte, en la política. En Cuba necesitamos tener elecciones libres. Y para reconstruir nuestra nación necesitamos una Cuba “Con todos y para el bien de todos” para que verdaderamente todos los cubanos tengamos derecho a emprender y a levantar el país, porque realmente nunca hemos tenido esa oportunidad.

A Cuba le faltó la presencia de Cabrera Infante, la música de Celia Cruz, le faltó el cine de León Ichaso, de Orlando Jiménez Leal, le faltan los conciertos de Willy Chirino (por solo citar unos ejemplos) y todo esto porque a Cuba le sobra censura, represión, miedo, intolerancia, puesta en escena. A Cuba le faltan la sinceridad, el humor, la espontaneidad, el respeto. A Cuba le faltamos muchos cubanos que intentamos decir nuestra opinión y hacer cambios dentro de la isla, que nos fuimos sin querer irnos, pero nos sacaron a patadas.

Una frase que repites con frecuencia...

Por eso estamos como estamos…

Si no hubieras sido cantautora, ¿a qué te gustaría dedicarte?

Me gusta mucho el mundo del cine, la actuación, la pintura. Creo que habría seguido en el arte.

Adelántanos algo de tu próximo concierto

Para cada show siempre monto nuevas canciones. Por supuesto hay algunas que nunca pueden faltar porque el público las pide, pero siempre me las agencio para dar un show diferente, y así será. Tendré invitados sorpresa que me tienen muy ilusionada… ¡pero esos no te los puedo adelantar!

EL NUEVO HERALD





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