“Usted ha dicho que va a ganar las elecciones. Si gana, yo facilitaré su investidura” (…) “¿Lo va a hacer usted? “ (Alberto Núñez Feijoo en el debate)
DESDE EL PASO DE REXOI A LA MONCLOA
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Manuel Salvador Ramos

Un abogado llamado Xoaquin Fernández Leiceaga ocupa un puesto en el elenco dirigencial del PSOE en Galicia. Como buen usufructuante de algunas élites políticas regionales que deambulan en el purgatorio eterno de lo minúsculo, ha posado su trasero en diversos sillones donde lo de cada día gira en la órbita insustantiva perorar. Aludirlo solo tiene un propósito instrumental por el origen del dislate, porque si el tema a tratar en esta nota versase sobre la simbiosis entre la mediocridad, las coimas y la ignorancia, no habría que buscar en ningún lugar del mundo la ejemplificación, ya que en nuestro continente, y muy especialmente en ciertos cenáculos de nuestro país, encontraríamos especímenes mas aquilatados y representativos.
 
En el año 2016, dentro de la campaña para elegir autoridades autonómicas, el personaje de marras expresó esta opinión sobre ALBERTO NUÑEZ FEIJOO: “…un buen contable al que tarde o temprano acabarán despidiendo de una empresa privada” . Pero a esta visión se unen expresiones mas actuales: “Feijoo es un colaboracionista del fascismo más rancio” o “Feijoo habla de Galicia en un sentido patrimonial..”, las cuales fueron emitidas , en medio de la campaña del año 2020 por individualidades tan extremas en el espectro político como Xosé Manuel Beiras, un tradicional defensor del mas rancio nacionalismo gallego, y Santiago Abascal, máxima figura de la extrema derecha española que representa VOX. En esos comicios, un 48 % de los gallegos que acudieron a votar depositaron en las urnas la papeleta del Partido Popular de Galicia y le dieron la cuarta mayoría absoluta a un presidente denostado de la forma como lo hemos referido.
 
¿Pero quien es este “simple gestor administrativo” que ahora pretende saltar Madrid”



NO ES LO MISMO EL COMIENZO Y QUE EL INICIO

La vivencia de Alberto Núñez Feijoo está muy conectada con la España rural, pues pasó su infancia en Os Peares, un poblado de la provincia de Orense muy peculiar en lo cartográfico, ya que para el quehacer administrativo se encuentra repartido entre las provincias Lugo y Orense. Os Peares es conocido por ese absurdo administrativo que ha condenado a los vecinos a todo tipo de despropósitos y complejidades, algo que puede haber marcado el talante del joven Núñez Feijoo impulsándolo a ser especialmente metódico cuando se apresta a resolver algún conflicto.
 
Sus abuelos, el modus vivendi familiar fueron propietarios y a la vez trabajadores de tienda de ultramarinos y tabaco, lo cual les permitió tener medios modestos para sacar adelante a ocho hijos. Sus padres, Sira (+) y Saturnino (+), continuaron el mismo patrón de constancia para impulsar a sus dos hijos Alberto y Micaela. Ya adolescente, Alberto marchó a León al internado Champagnat regentado por hermanos maristas, y a los 18 años, tras terminar el Bachillerato, se fue a Santiago de Compostela a cursar la carrera de Derecho. Ya graduado, su primera intención fue incursionar en la Judicatura, pero debido a circunstancias económicas debió cancelar esa aspiración y se presentó a otras oposiciones, concretamente al Cuerpo Superior de la Administración General en la Xunta de Galicia. En apenas dos meses superó las exigentes pruebas, quedando en segundo lugar. En 1991 se inicia dentro de la actividad pública, vinculándose con el recién fundado Partido Popular, a pesar de que según su propia confesión, en 1982 y 1986, votó por Felipe González.

Comienza entonces a enlazar un cargo tras otro dentro del gobierno autónomo:Secretario General Técnico de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Montes; Secretario General de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales; Vicepresidente y Secretario General del Servicio Gallego de Salud; Presidente de Insalud; Presidente de Correos y Telégrafos; Consejero de Política Territorial, Obras Públicas y Vivienda. Así, con sólida experiencia administrativa, llega a ser Vicepresidente y Presidente de la Xunta de Galicia.

EL PODER, LAS LUCHAS Y EL LIDERAZGO

Junto a sus asensos burocráticos, combina su callada eficiencia con la tenacidad de la herencia telúrica y la astucia del pragmatismo bien administrado, y tal ruta lo lleva a la Presidencia del Partido Popular de Galicia superando como contrincantes internos y externos a poderosos caciques del tradicionalismo. En el año 2006 Fraga Iribarne perdió la mayoría absoluta y eso dio paso a una alianza de los socialistas con el Bloque Gallego . Alberto Ñúñez Feijoo se destaca encabezando la oposición y desde allí accede a la candidatura y al triunfo por mayoría absoluta en los comicios del año 2009, palmarés que repite en las elecciones del 2012, 2016 y 2020, convirtiéndose así en el decano de los barones del partido.
 
En el PP explotaba simultáneamente dos perfiles aparentemente incompatibles, pero sin normas que contraviniesen la dualidad Durante esos años Núñez Feijóo aterrizaba en Madrid para pedir contundencia contra los escándalos del partido. Manifestaba “vergüenza” de Bárcenas en los corrillos de periodistas a la puerta de la sede y regresaba a Santiago cargado de titulares que alimentaban el perfil de dirigente centrado y “referente moral del PP”. Fue capaz de gobernar Galicia sin dejar de pisar ese Madrid de entrevistas televisivas y comidas en reservados con periodistas. Una década larga con un pie en cada lado, nos ayuda a explicarnos porque llega a convertirse en el líder del PP que incluso desechó voluntariamente oportunidades para acceder al liderazgo nacional, tal como sucedió en el 2018, cuando apasionadamentr destacó que su destino era “…Galicia, Galicia, Galicia”. Recordemos que los días posteriores a la salida de Rajoy, la lucha por lo sucesión partidista fue solo el preámbulo de los días trágicos que cuatro años después trajeron la renuncia de Casado.

Fuese cual fuese la razón para sustraerse de la contienda, Núñez Feijoo apoyó en la primera vuelta a Dolores Cospedal, y cuando en segunda vuelta había que escoger entre Casado y Soraya Sáenz de Santamaría, sus compromisarios apoyaron al primero, conocedores como eran de la nula simpatía que tenía el líder gallego por la vicepresidenta de Rajoy. Ganó Casado, pero Feijoo siguió operando en la sombra, jugando a los equilibrios y siempre a caballo entre Galicia y Madrid. Así se mantuvo hasta que se produjo la implosión partidista cuando Casado tomó la decisión de chocar con Isabel Díaz Ayuso, esa suerte de criatura mágica del PP madrileño formada por Esperanza Aguirre, y quien había descuartizado los restos de Ciudadanos y arrinconado a VOX en un feudo vital para el Partido Progresista como es la Comunidad de Madrid.

La crisis definitiva en la dirección del PP sucede en el año 2022 y sus incidencias son una crónica de suspense en la cual todos vuelven la mirada hacia Alberto Núñez Feijóo. Son múltiples sus reuniones, contactos y conversaciones, y en una entrevista en el programa Espejo Público de la televisora Antena 3, emite opiniones muy crudas para juzgar los hechos: “El partido ha sufrido una hemorragia de renuncias de militantes en toda España de tal calibre que colocó al partido en “una situación crítica” para su propia subsistencia. Sin abandonar la metáfora, el dirigente gallego ha añadido: “Y cuando el paciente entra en situación crítica, o lo estabilizamos o lo perdemos, y por eso fuimos a estabilizarlo a través de un ejercicio de autoprotección para evitar el desmoronamiento



Mes de febrero del 2022. En Génova 13, sede nacional de los populares, la sangre ha llegado al rio. A borbotones, como en la TV lo aseveró Núñez Feijoo. Pero los barones, auténticos dueños del poder territorial, actúan con celeridad y destreza para salvar al partido. Es necesario cerrar la breve y tormentosa era de Casado para suturar y coser -no se sabe si curar- las hondas heridas. Se convoca el XXV Congreso del Partido Popular teniendo Sevilla como sede, y allí el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, es elegido el 30 de abril de 2022 como nuevo presidente del PP con el 98,35 por ciento de los votos. El gallego se convierte en el noveno presidente que ha tenido en su historia el Partido Popular, fundado en 1991 formalmente, pero como continuación de la Alianza Popular liderizada por Fraga en plena Transición democrática. Antes de él lideraron la formación Federico Silva Muñoz, Félix Pastor, Manuel Fraga, Gerardo Fernández Albor, Antonio Hernández-Mancha, José María Aznar, Mariano Rajoy y Pablo Casado. De todos ellos, dos han sido presidentes del Gobierno (Aznar y Rajoy).

¿CAMINO HACIA EL TRIUNFO?

Apenas unas semanas después de haber tomado oficialmente el mando del PP, Núñez Feijoo ya es visto por los españoles como el líder político mejor valorado, además de ser el mandatario con más opciones de ser el próximo presidente del Gobierno.
 
El mes de julio del 2022 , ya las encuestas asignaban al PP un 25,5% de estimación de voto, lo cual lo colocaba a solo ocho décimas del PSOE, que estaba en el 26,3%. Estas ocho décimas de diferencia significaban que los dos principales partidos estaban en cifras de empate técnico por la primera plaza, dado el margen de error del sondeo. Esto era particularmente significativo por lo contrastante de apenas unas pocas semanas en las cuales había noticias como esta: “…para EL PAÍS y la Cadena SER, los datos recogidos entre los días 22 y 28 de febrero, en pleno fragor de la batalla que descabezó al PP, vuelven a ofrecer un panorama político confuso y lleno de matices. La conclusión más clara es que entre los principales partidos solo el de Santiago Abascal logra crecer, a lomos de la crisis de los populares…”

Dentro del plano actual, luego del terremoto electoral del 24 de mayo , todo pareciese indicar que Alberto Núñez Feijoo será el nuevo Presidente de Gobierno. El mensaje centrista, su llamado a un gran pacto nacional (“una segunda versión de los Pactos de La Moncloa”), su persistencia al indicar la necesidad de consolidar el voto opositor a través del voto a favor del PP, muestra claramente una exhortación a aislar a VOX para no requerir de esos votos en el Congreso de Diputados. No en vano, ya en los preparativos para la campaña formal de las elecciones municipales y autonómicas de mayo, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo había reunido a todos sus equipos y líderes partidistas en una Junta Directiva Nacional y allí lanzó un claro señalamiento: los votos se ganan por el centro ideológico y el proyecto popular debe reunir una «mayoría suficiente» para poder gobernar sin VOX. En su discurso ante los suyos, Feijóo ha dejado de manera nítida cuáles son las bazas del PP para este año electoral: primero, tener una posición social moderada, desde el centro, ante leyes como la del sólo sí es sí o la ley Trans; después, mostrarse como una alternativa amplia, «en la que cabe todo el mundo», y, finalmente, potenciar ese rol de partido que soluciona los problemas en España heredada del Gobierno de Pedro Sánchez.

Dentro de ese ángulo llama poderosamente la atención la opinión tangencial de alguien como Felipe González, expresada la misma en el prólogo que escribió para la última edición de la 'Nueva Revista de política, cultura y arte'. La información periodística destaca que González aboga por abandonar la actual política de bloques y retomar los pactos en los temas importantes del país. “Una vuelta a los orígenes de la política española de la Transición, abandonada abruptamente hace unos años y que mantiene a España sumida en un terremoto político que ha creado una crispación desconocida hasta el momento. He sido y soy partidario de los pactos, especialmente los pactos de centralidad. Estos fortalecen no solo la democracia, sino también el destino de un país. Cuando estos pactos de centralidad desaparecen, el país se debilita, se polariza, pierde fuerza y credibilidad tanto interna como internacionalmente”, apunta el expresidente en el escrito.

Se refiere a los Pactos de la Moncloa, pero también a la situación actual. Una coyuntura de bloqueo en la que para él hay una solución. “En el contexto español, hay propuestas que podrían tener sentido si no estuviéramos atrapados en bloqueos políticos. Hace seis meses tendrían más sentido que ahora, que es más difícil. Busquemos soluciones en las que la lista más votada sea aceptable cuando no haya otra opción. ¿Qué pedimos a cambio de gobernar? No pedir nada. Si no pides nada, tendrán que llegar a acuerdos en cada proyecto de ley y en el presupuesto”.

No hay duda en cuanto a que la estrategia de la sorpresa que ha utilizado Pedro Sánchez al adelantar para el 23J las elecciones previstas para diciembre de este año, fue un golpe efectista importante robustecido con el llamado de urgencia para el “bloque progresista” en cuanto a impedir el triunfo del frente derechista. El tristemente recordado José Luis Rodríguez Zapatero, ha hablado del impacto positivo de “un triunfo sorpresivo”, recordando sin duda que lo determinante para su inesperada victoria del 2004 fue el terrible bulo de la intervención de la ETA en la tragedia de Atocha, inventado y diseñado por José María Aznar y su petit-gabinete de señoritos.
 
Por lo demás, Pedro Sánchez esperaba una coyuntura muy especial de la campaña electoral: el debate cara a cara. Era una auténtica emboscada, ya que se asumía como obvia y determinante ventaja el magnífico manejo que siempre ha demostrado Pedro Sánchez ante las cámaras y que ante ello y debido “a su inferioridad” (sic), Núñez Feijoo no pudiese superar las ventajas escénicas y el dominio gestual de Pedro Sánchez. El resultado fue totalmente sorpresivo, pero para evidenciar el impacto devastador que para Sánchez tuvo tal evento, vamos reproducir lo expresado por el diario EL PAÍS, órgano periodístico que con fidelidad responde (legítimamente, por lo demás) a una línea de pensamiento totalmente afín al PSOE y, en general, a las posturas que pueden interpretarse como convencionales en la izquierda.

“ El debate resultó una sorpresa. Por varias cosas. La primera, por lo que se esperaba de él. Los analistas políticos venían desde hace días diciendo que el debate tan temido por Alberto Núñez Feijoo sería la gran oportunidad del presidente del Gobierno para cambiar el sentido de las encuestas y presentarse en el umbral de las urnas con opciones de victoria. De hecho, hasta el líder del PP llegó a ponerse la venda antes de la herida. El domingo, durante un mitin en Pontevedra, advirtió: “A Sánchez se le dan mejor los platós que la gestión. A mí me pasa lo contrario”. Así que, visto lo visto en las sesiones de control del Senado —donde un Sánchez pletórico golpeaba sin piedad a un Feijóo recién llegado de Galicia—, el debate se presentaba con un guion claro: Sánchez iría al ataque, con el aplomo que da el poder, la experiencia de cinco años de gobierno y el buen sabor de boca que dejó entre sus fieles sus intervenciones en programas televisivos de entretenimiento. A Núñez Feijóo le tocaba un papel mucho menos atractivo, el de aguantar hora y media como pudiera, sin meter mucho la pata, buscando un empate, si acaso una derrota por la mínima que no tuviera una gran repercusión en las encuestas.



No fue necesario ni esperar cinco minutos de debate para constatar que los tiros no iban a ir por ahí, sino más bien todo lo contrario. Núñez Feijóo logró sacar de sus casillas a Sánchez dejando claro cuál iba a ser su letanía y su estribillo. La letanía, una cantidad de datos disparados a la velocidad de la luz pero sin mover un músculo. El estribillo, una frase que, como un martillo, golpeaba una y otra vez a Sánchez hasta hacerle torcer el gesto: “Eso no es verdad, no engañe a los españoles”. A partir de ahí, o sea, desde el principio y prácticamente hasta el final, el debate fue un intercambio agrio, casi maleducado…” (Pablo Ordaz, EL PAÍS. 10/07/2023)

Como rúbrica a la visión de un medio comunicacional con la importancia de EL PAÍS, reproducimos el epígrafe de una columna firmada por Mariam Martínez-Bascuñan, y la cual titula, con elocuente mordacidad, “Bala de plata perdida”: “Esperábamos en el debate un Feijóo conservador y un Sánchez agresivo, y en su lugar hemos visto un candidato del PP avasallador y un presidente prácticamente desbordado.”.

LA RECTA FINAL

Cuando escribimos esta nota, faltan aun setenta y dos horas para que la misma aparezca en la edición N° 191 de “EN EL TAPETE, por lo que si el lector leyese nuestros comentarios al mediodía, la diferencia horaria podría ya haber aportado algunos resultados preliminares. En vista de ello, vamos a aludir algunos comentarios tomados de varias fuentes publicadas hasta hoy miércoles 19 de julio.

Las encuestas cerraron con pronósticos bastante dispares. EL PAÍS pronostica que el Partido Popular (PP) rondaría los 142 diputados, seguido del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) (108), Vox (35) Sumar (34), y el resto de fuerzas obtendría 31 escaños en total. Como se observa, el cálculo responde a la tendencia dominante que unánimemente otorga al PP la mayoría relativa de los escaños, pero que al ser insuficiente para rebasar el límite necesario de la mayoría absoluta (176), necesitaría los votos de VOX.
 
La misma fuente deja claro que en ese rango de números, el PSOE superaría la ansiada barrera si a los diputados obtenidos por el PSOE se uniesen los de SUMAR (su aliado natural) y también los electos por el Bloque Nacionalista Gallego (BNG), Partido Nacionalista Vasco (PNV), Esquerra Catalana (ERC) y Bildu (ex-Batasuna).

“Así como te digo una cosa, te digo la otra”, dice el refrán. El diario EL INDEPENDIENTE muestra varias encuesta al reverso:

El PP lograría una holgada victoria dado que conseguiría en torno a 140 escaños y podría gobernar en mayoría si pacta con Vox, a pesar de que este partido obtendría entre 32 y 39 diputados frente a los 52 actuales, según el sondeo de Ipsos que recoge Efe.

Esta encuesta se suma a las que publican otros medios en este primer domingo de la campaña electoral o los tracking de seguimiento de periódicos como El Mundo o El País.

De acuerdo con la encuesta de Ipsos, el partido que lidera Alberto Núñez Feijóo lograría entre 138 y 147 escaños, lo que supone una importante subida respecto a los anteriores comicios. Los datos de esta estimación sitúan en un 35 % el apoyo a los populares, siete puntos más que los que tendrían los socialistas de Pedro Sánchez, a los que este sondeo le otorga entre 102 y 113 escaños (contaba con 120) y a Sumar le atribuye una total de entre 31 y 39 escaños.

También el diario ABC publica el sprint final de la encuesta encargada a Gad3 y que da este resultado: el PP ganaría en 43 provincias, es decir, en el 83 % de las circunscripciones. Mientras, el PSOE sería la fuerza más votada en tan solo cinco.

En el tracking diario de 40DB para El Mundo concluye que la batalla por el tercer puesto se estrecha y Sumar avanza posiciones, si bien aún estaría a más de un punto de distancia de Vox (el 13,5 % de los apoyos al partido de Yolanda Díaz frente al 14,7 % para el de Santiago Abascal). Por su parte, el seguimiento de Sigma Dos para El Mundo asegura que las tendencias se asientan y que el PP mantiene una expectativa máxima de 147 escaños.
 
BOA SORTE, España…
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