Luis Ernesto Fidhel Gonzales
Nixon había aseverado al iniciar su primera presidencia que “probablemente” el Medio Oriente era la región más peligrosa del mundo después de Vietnam; siendo este problema estar íntimamente ligado a los de Europa y África. El conflicto era “bien conocido”: una suma de tensiones, de humores y de explosivos sentimientos humanos. En el corto plazo, se debía aplacar ese polvorín, estimando más provechoso trabajar con los países árabes más moderados. En el largo plazo, la respuesta podría darse mediante programas de ayuda universal.
Se debía cerrar el camino “al ánimo agresivo” de los árabes ayudando a Israel a mantener su potencial de defensa; entablar una negociación directa con la Unión Soviética para suprimir las causas de la tensión. Afirmar el liderazgo para que las conversaciones se inicien con los “responsables árabes moderados”, y para que continúen luego con los militantes. En fin, abrir perspectivas de crecimiento y desarrollo capaces de aventar la amargura y el odio que existente para el momento.
DIPLOMACIA
En el contexto que se originó la Guerra de los Seis Días – junio 1967- , el Secretario General de la ONU, U Thant promovió una misión de paz encabezada por el Enviado Especial para el Medio Oriente el diplomático sueco Gunnar Jarring con el objetivo de negociar la implementación y cumplimiento de la Resolución 242, del Consejo de Seguridad de la ONU tomado por unanimidad el 22, de noviembre de 1967, que contempló el respeto de las fronteras de cada país de la zona y salida de las tropas israelíes de los denominados “territorios ocupados” durante el conflicto.
Se hizo público el Plan de Paz impulsado por el secretario de Estado Williams P. Rogers en diciembre de 1969, ante el fracaso de la misión Jarring, en base al cumplimiento de la Resolución 242. Se dio indicio de cierta predisposición entre Egipto e Israel para tratar la reapertura del canal de Suez. El embajador de los EEUU en la ONU George Bush ofreció mediar para un acuerdo provisional en torno al Canal de Suez, siendo lo más sensato para un acuerdo futuro y duradero en el Medio Oriente los parciales y provisionales. A raíz de la Cumbre en Moscú entre Nixon y Breznhev – mayo 1972- resultó uno de los “considerandos” del comunicado conjunto entre ambas potencias.
EGIPTO
El presidente egipcio Anwar El Sadat viajaría a la Unión Soviética en febrero de 1972, para adquirir armamentos y coordinar la política egipcia y soviética para el Medio Oriente antes de la visita del presidente Nixon a Moscú. Solicitaría cazabombarderos y misiles de largo alcance para logar el potencial militar necesario para liberar los territorios ocupados por Israel. El ministro de Defensa de Israel, Mosche Dayán lo haría a los EEUU.
En agosto de 1972, se expulsó a los asesores militares soviéticos de Egipto, particularmente por su “ambivalencia básica de su política”: su postura como el más acérrimo defensor de Egipto contra Israel y su búsqueda simultánea de relaciones más saludables con Estados Unidos. La razón crucial del distanciamiento entre Egipto y la Unión Soviética fue la negativa soviética a proporcionar armas ofensivas; la clave del conflicto de Egipto con Israel no radicaba en las fuerzas terrestres, sino el poder aéreo. El equilibrio seguía siendo abrumadoramente a favor de Israel y los soviéticos, se negarían a su alteración por temor a una eventual confrontación con Estados Unidos.
En febrero de 1973, Sadat inició conversaciones secretas detalladas con los EE. UU., pero no surgió ninguna iniciativa diplomática de Washington. Se realizaron conversaciones secretas entre el asesor de seguridad nacional egipcio Hafez Ismail y el asesor de seguridad nacional estadounidense Henry Kissinger. Ni EE. UU. ni la URSS querían hacer de las negociaciones árabe-israelíes una prioridad en su relación bilateral entre ambos.
Egipto y Siria buscaban recuperar la Península del Sinaí y los Altos del Golán y reabrir el canal de Suez capturados por Israel en la Guerra de los Seis Días en 1967, cruzando las líneas del alto al fuego y originando la denominada guerra del Yon Kimpur en octubre de 1973.
Dada la renuencia de EE. UU. y la Unión Soviética a llevar a las partes a la mesa de negociaciones en tiempos de paz, Sadat quería usar la guerra de octubre para crear una apertura para un proceso diplomático induciendo a la Administración Nixon y a Kissinger, Secretario de Estado a asumir la tarea diplomática de mediar entre El Cairo y Jerusalén. Se especulaba que tanto los EEUU como la Unión Soviética habían decidido poner fin al conflicto considerada una “guerra relámpago” pero la más violenta para el momento en el Medio Oriente.
EEUU- URSS
Ninguna de las superpotencias emitió amenazas nucleares. El primer ministro soviético Alexei Kosygin dijo que "no es razonable involucrarse en una guerra con los Estados Unidos debido a Egipto y Siria", mientras que el jefe de la KGB, Yuri Andropov, prometió "No desataremos la Tercera Guerra Mundial". Los soviéticos mantuvieron sus fuerzas en alerta, pero acordaron no enviar tropas a Medio Oriente.
En cuatro días de intensos combates, Israel perdió una quinta parte de sus aviones y una tercera parte de sus tanques, y al comprobar que Moscú estaba reabasteciendo a Egipto de armas y municiones; Washington optó por hacer lo propio para evitar una posible derrota de Israel. El presidente Nixon solicitó y recibió del Congreso 2.200 millones de dólares en asistencia militar para Israel.
Entre el Kremlin y la Casa Blanca se discutió sobre la necesidad de poner en práctica una acción, una iniciativa capaz de proporcionar bases más sólidas a la posibilidad de la paz en la región. La visita del Primer ministro de la URSS, Alexei Kosygin al Cairo vendría a confirmar la situación. A favor de la negociación figuraba el hecho que los dirigentes árabes no se habían planteado que esta guerra podría originar una “solución final” al problema de la presencia del Estado de Israel, siendo tomado como una posibilidad.
El canciller de Egipto El Zayya expresó en New York que su país no estaba seguro de vencer, pero que “para batirse no necesitan estar seguro de la victoria, sino tener razón”; expresiones que se relacionaban con la posibilidad de una negociación que diera una solución militar. En tanto el canciller israelí Abba Evan con respecto a la devolución de los territorios catalogados por ocupados; señaló que, si la agresión árabe hubiera sido lanzada desde la línea del armisticio existente antes de la guerra de 1967, la propia existencia de Israel hubiera estado en una situación de “tremendo” riesgo.
Brezhnev propuso el envío de una fuerza de mantenimiento de la paz norteamericano- soviética, oferta que acompañó con la amenaza de una actuación unilateral caso de no ser atendido. El 17 de octubre, los estados productores de petróleo votaron a favor de reducir su producción en un 10 por ciento. El 18 de octubre, Abu Dabi impuso un embargo de petróleo a Estados Unidos. El 19 de octubre, Libia. El 20 de octubre fue el turno de Arabia Saudita y al día siguiente Argelia y Kuwait hicieron lo propio.
ALTO AL FUEGO
Tras el viaje de Kissinger a Moscú; la Unión Soviética y EEUU trataron de imponer un alto al fuego, no cumplido inicialmente por Israel continuando avanzando hacia la zona de Suez. Una de las salidas propuestas fue la Resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de ONU, disponiendo que las partes acatacen el alto al fuego y que finalizaran de inmediato todas las actividades militares. Israel lo acataría después de avances en Siria y Egipto colocándolo en una posición favorable.
La llegada de Kissinger a El Cairo impulsó las conversaciones de paz el 07 de noviembre. Los gobiernos estadounidense y egipcio esperaban un proceso diplomático de largo alcance que condujera eventualmente a una solución permanente del conflicto árabe-israelí. Los egipcios esperaban que su ofensiva del 6 de octubre a través del Canal de Suez y en el desierto del Sinaí ocupado por Israel se lograra un acuerdo sobre la base de la resolución del Consejo de Seguridad del 22 de noviembre de 1967. Kissinger esperaba tener una idea más firme después de hablar con el Presidente Sadat y con el Ministro de Asuntos Exteriores Fahmy en El Cairo sobre lo que Estados Unidos puede hacer para conseguir que Israel y Egipto reconcilien sus diferencias.
En un plazo de 48 horas, Israel y Egipto, aceptaron el plan norteamericano para reforzar el alto al fuego el cual se firmó el 11, de noviembre 1973, en el kilómetro 101, de la carretera de El Cairo a Suez de seis puntos que establecía el cese del fuego, la iniciación de las conversaciones sobre las líneas de tregua, el abastecimiento de Suez, la evacuación de los heridos, el canje de prisioneros, el reemplazo de puestos de control por destacamentos de la ONU, entre otros.
El Secretario de Estado de los EE. UU., Kissinger, con el apoyo de la URSS, aprobó la Resolución 338 del Consejo de Seguridad de la ONU , que reafirmó la Resolución 242 y pidió “negociaciones entre las partes bajo los auspicios apropiados”. Se iniciarían conversaciones en Ginebra, la cual no asistió el gobierno sirio ni fue invitada la Organización para la Liberación de Palestina.
En enero de 1974, se firmó el Acuerdo de Separación de Fuerzas entre Israel y Egipto. Sadat afirmaría: “Estamos haciendo las paces con Estados Unidos, no con los israelíes”. La fortaleza de la relación entre Estados Unidos e Israel, habría obligado a considerar que solo a través de la mediación estadounidense se podría persuadir a Israel de que asumiera riesgos en la negociación con Egipto, y el compromiso de la devolución de la península del Sinaí a cambio de mayores compromisos de seguridad estadounidenses con Israel para llegar a un acuerdo de paz con Egipto.
NIXON EN EL MEDIO ORIENTE
La gira del presidente Richard Nixon al Medio Oriente a partir de junio de 1974, se realizó en el contexto interno del “escándalo Watergate”. Si bien su intención se interpretaba que el problema interno no perjudique la necesidad para los EEUU, de contar con un mandatario suficientemente fuerte. Su periplo presidencial seria Egipto, Arabia Saudita, Israel y Jordania.
El Presidente previamente había recibido a dirigentes de organizaciones judías en EEUU, quienes obtuvieron la confirmación del apoyo a Israel. Se interpretaba que Nixon propondría extender las vinculaciones y éxitos que había alcanzado la diplomacia de Kissinger, como se interpretaban las nuevas relaciones y acercamiento al gobierno egipcio, ampliándose la presencia norteamericana en la región; siendo la escala más larga del periplo. Buscaría tambièn limitar la influencia soviética a pesar que Kissinger reconoció. “evidentemente la Unión Soviética es una gran potencia que tiene intereses globales y el Medio Oriente interesa a la URSS en el más alto punto. Nosotros no tenemos ni la capacidad ni la intención de expulsarla”.
Para favorecer la pretensión de política exterior de Nixon contaba con el giro que había tomado el gobierno egipcio de Sadat; incluso insistiendo que el viaje se realice, haciendo sentir a su colega estadounidense garantías que la visita tendría éxito; estando empeñado en la diversificación de sus relaciones entre ellas con Inglaterra y Francia.
Se interpretaba que Sadat buscaba reducir las vinculaciones que habían condenado a una relación subalterna con la Unión Soviética; también se vislumbraba el deseo de hacer que la influencia norteamericana se convirtiera internamente, en una razón más para su propio poder y estabilidad; entre ello, no vacilar en sugerir que Egipto debía variar su fuente de aprovisionamiento bélico, y los EEUU serían eventuales suplidores de armas.
Se vislumbraba después de las negociaciones de paz, no parecía estar en los planes egipcios la inevitabilidad de una nueva confrontación armada con Israel. Kissinger había asegurado a Sadat que EEUU estaba en condiciones de impedir a Israel que desencadene nuevas hostilidades.