Por Karina Sainz Borgo
Vladimir Nabokov tenía 24 años y vivía en Praga cuando comenzó Tragedia del señor Morn, la primera de sus cuatro obras de teatro, que hasta ahora había permanecido inédita en castellano. La pieza de cinco actos, escrita en ruso y con métrica blanca, no llegó a representarse en vida del autor. Ahora ha sido rescatada por la editorial La uña rota, que publica una traducción a cargo de Rafael Rodríguez. Tragedia del señor Morn cuenta la historia de un rey cuyo amor por la mujer de un revolucionario desterrado desata el caos que el propio monarca había conseguido evitar. Ambientada en un tiempo utópico y una ciudad que podría ser la Venecia o Verona de Shakespeare, la obra quedó en versión manuscrita hasta su publicación en una revista literaria rusa en 1997.
En ella Nabokov anticipa los temas que marcarán su obra: el deseo, los celos, el combate entre verdad y fantasía, entre lo que ocurrió y lo que recordamos. Si de un resumen sucinto se trata, fue el propio Nabokov quien dejó por escrito una descripción de esta obra dramática, que aparece en la nota introductoria de esta edición: “Es la tragedia de un rey que, habiéndose batido de incógnito en un duelo a la courte paille con un marido despechado, es obligado a pegarse un tiro, en lugar de esto, después de terribles zozobras, decide abdicar”. Nabokov apela a la tragedia shakespeariana para proyectar un reino reconquistado y perdido y que, según la crítica, es una proyección de la Revolución Rusa. Herido en la cabeza durante el duelo, Morn se recupera, y convencido de que por fin ha saldado la deuda, decide volver a reinar. Sin embargo, la restauración es imposible: su huida ha causado demasiado daño y, acorralado por el declive de su propio universo. No puede resistirse a su destino. "Toda la obra está construida de tal forma que cada movimiento dramático de uno u otro personaje repercute en los demás. Todos se topan con la muerte y la acaban aceptando, el propio Morn es un cobarde, aunque de la raza de los cobardes magníficos", escribió Nabokov sobre esta obra que comenzó en otoño de 1923.
La publicación del texto en el año 1997 obligó a los críticos e investigadores a volver su atención hacia ella. El irlandés Brian Boyd, biógrafo de Nabokov y autor de Los años rusos y Los años americanos, la calificó como una “tragedia de la felicidad”, una joya visionaria y musical: la mejor de las obras dramáticas escritas por el autor de Lolita. La forma métrica elegida por Nabokov, el pentámetro yámbico, apunta y clarifica la voluntad de recrear a Shakespeare e inscribirse en el canon de la tragedia isabelina. Sin embargo, para su traducción al castellano, Rafael Rodríguez optó por el endecasílabo clásico, porque no existe en español una fórmula métrica exacta a la empleada. “Son tales la calidad técnica y estilística de Nabokov [...] que las negociaciones (principal reto de todo traductor) entre fidelidad al original y eficacia estética se han ido equilibrando durante todo el proceso”, aclaró el traductor.
Hay sadismo, belleza y nervio en la escritura de Vladimir Nabokov (1899-1977). Y no por aquella ninfa que persiguieron en su momento los más conservadores y ahora es objeto de lapidación de un feminismo hiperbólico. No es Lolita -o no sólo ella- el gradiente más importante en la obra de un dios virtuoso y despótico. El genio de Vladimir Nabokov era capaz de convertir en todavía más desgraciados a quienes ya lo eran: el Albinus de Risa en la oscuridad -la doble penumbra para la tragedia de una ceguera- o los habitantes de cualquiera de los cantos del John Shade de Pálido fuego. Hijo de una familia aristócrata que salió de Rusia en 1919 huyendo del bolchevismo, Nabokov estudió en Cambridge y se instaló en Berlín, donde empezó a publicar sus novelas en ruso con el pseudónimo de V. Sirin. Es en ese período cuando escribe Tragedia del señor Morn. En 1937 se trasladó a París y tres años después llegó a Estados Unidos, donde trabajó como profesor de literatura. Quince años después publicó -y no sin reveses- Lolita. El manuscrito había sido rechazado en siete ocasiones hasta que el sello parisino de literatura erótica The Olymplia Press lo publicó en 1955.
Para su enorme disgusto, muchos compararon a Nabokov con Joseph Conrad, acaso porque él, como el autor del Corazón de las tinieblas, asumió el inglés como su lengua creativa y lo hizo con una capacidad extractiva que sólo se consigue en las lenguas maternas. Tragedia del señor Morn fue escrita en ruso, de ahí que esta obra suponga un acercamiento directo a ese Nabokov joven, tocado ya por una capacidad literaria excepcional y que estas páginas abocetan.
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