Raúl Ochoa Cuenca
Sus nombres eran Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir y se convertirían en dos de los pensadores más influyentes de su época.
Este escrito se dedica especialmente a Simone de Beauvoir, quien murió en Paris en el año del 1986. Ella y Jean Paul Sartre era una pareja que inspiraban a muchos intelectuales del mundo tanto occidental como a las ideas vanguardistas del mundo extra occidental, dice la escritora Claudine Monteil, una de las fundadoras del movimiento de derechos de las mujeres en Francia y amiga personal de la pareja.
Esta escritora y biógrafa de la Beauvoir afirmó en una oportunidad que era realmente una pareja que viajando por el mundo dejaban ideas las cuales muchos las reflejaban en sus comportamientos. Trataremos de mostrar algunos rasgos de la obra de esta parisina nacida en el año 1908 dejando para una nota posterior a Jean Paul Sartre, su compañero de vida y de trabajo intelectual.
La Beauvoir nació en un lujoso apartamento del Boulevard Raspail, en el aristocrático sixième arrondissement de Paris. Ella se declara marxista desde el inicio de su juventud, al igual que Jean Paul Sartre. Sí marxista, pero pasiva en la resistencia durante la invasión alemana, oveja negra de la burguesía parisina, pero acomodada a fin de cuentas, feminista, pero atrapada entre los hombres; bisexual, pero no abiertamente. Esta novelista y filósofa francesa, además de contradictoria entre el decir y hacer fue muy polémica en las formas y con un carácter nebuloso imposible de descifrar.
Si bien su trabajo ha influido indirectamente en los cambios políticos y sociales que ha logrado el feminismo en el mundo y por citar algunos como el derecho al trabajo, al placer, a la autonomía, al voto, a la igualdad salarial entre otros, como señala Judith Thurman.
El gran aporte de Beauvoir al feminismo anterior y al actual ha sido el cambio en la identidad colectiva, el cual ha sido indispensable para el movimiento feminista. Podríamos afirmar que la Beauvoir con su libro
“El segundo sexo” editado en el 1949, no sólo ha nutrido a todo el feminismo que se ha hecho en la segunda mitad del siglo XX, sino que es el ensayo feminista más importante de ese siglo y podría continuar siéndolo en este tan convulsionado siglo XXI.
Todo lo que se ha escrito después en el campo de la teoría feminista ha tenido que contar con esta obra, bien para continuarla en sus planteamientos y seguir desarrollándolos, bien para criticarlos oponiéndose a ellos.
Este libro, “El segundo sexo”, para muchas y muchos un libro de cabecera, es un ensayo de esta filósofa existencialista, quien se encuadra en el ámbito más amplio de un pensamiento que toma de la ilustración precisamente sus aspectos positivos, emancipatorios; ante todo, una concepción igualitaria de los seres humanos, según la cual la diferencia de sexos no altera su radical igualdad de condición.
Para muchos investigadores la Beauvoir con sus escritos, como “La Invitada” editado en agosto del 1943 y posteriormente “El segundo sexo”, 1949, se han convertido en fundamentales aportaciones a los estudios de género y la sociedad.
Sus planteamientos han servido de base para plantear una separación, o, al menos, un cuestionamiento, entre género y sexo, lo cual ha sido aprovechado por las teorías actuales de género.