Carlos Roque
La reciente decisión de Joe Biden de suministrar 95 mil millones de dólares más a Ucrania, Israel y Taiwán, no es sólo una multimillonaria inversión financiera para aliados de guerra, sino que define el mapa estratégico de la gran potencia.
NUEVO CONFLICTO
1) Después de dos años el conflicto Rusia, Ucrania y OTAN luce prácticamente estancado y sin que luzca probable su reactivación a favor de Kiev. Ya está claro que no se trató de la sorpresiva invasión rusa a un territorio vecino, como en las clásicas incursiones imperiales, sino de un nuevo capítulo del “Conflicto del Euromaidán” de 2014; tampoco se trataba de usar abusivamente la superioridad bélica frente a un enemigo menor sino de confrontar, de alguna manera, a la fortaleza bélica europea y sus aliados. ¿Tiene sentido entonces realimentar una confrontación cuya principal víctima hasta ahora ha sido la economía de Europa, en vez de buscar el camino de la negociación y la paz como lo recomienda la sensatez política?
GAZA EN LLAMAS
2) El ataque del 7 de octubre de 2023 por el grupo palestino Hamás contra el sur de Israel “el peor que ha sufrido el país desde su creación”, según los entendidos, merecía la lógica respuesta militar israelí. Ciertamente, no era un simple episodio en una larga guerra de 75 años, sino que la ofensiva ordenada y mantenida pese al repudio mundial, por el Primer Ministro Benjamín Netanyahu, por sus consecuencias en la población civil femenina e infantil ha merecido la condena de los organismos internacionales y provocado cada vez más airadas protestas populares y de jóvenes universitarios en el mundo entero. ¿Si bien los voceros diplomáticos de Washington han sido cautelosos y partidarios del cese al fuego negociado, por qué Biden se inclina por un mayor suministro de recursos bélicos para una guerra desigual?
Y TAIWÁN?
3) Los desencuentros de China y Taiwán se mantienen en el plano diplomático y bajo la vigilancia de las Naciones Unidas, lo cual no quiere decir que en algún momento puedan salirse de cauce, pero asimilarlos a lo que ocurre actualmente en Ucrania y Gaza, tal como hace ahora Biden, supone cuando menos una provocación a Beijing- ¿Quiere entonces Estados Unidos alentar un conflicto que seguramente desate también los peligrosos demonios asiáticos? ¿Lo hace como advertencia a Xi Jinping en el marco de la hegemonía económica mundial?
AMERICA LATINA
Algunos observadores destacan en este escenario el peso que habrá de cobrar América Latina para Estados Unidos en la nueva configuración geopolítica ya en marcha, tal como ha ocurrido en el pasado con su histórico “patio trasero”. Luego de la caída de las dictaduras militares de los años setenta descendientes de la “Operaciòn Condor” contra el frustrado intento socialista de Salvador Allende en Chile, parecía desaparecido el “péndulo trágico de dictadura y democracia” en América Latina y despejado el camino para la estabilidad institucional y la cooperación económica, en el cual se fortalecían los vínculos tradicionales con Washington.
EL ALCA
En la Cumbre de las Américas celebrada en Miami en diciembre de 1994 se crea el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) con participación de 34 países, con la excepción de Cuba, y con el propósito de lograr la eliminación gradual de los obstáculos al comercio y la inversión de los países miembros. La segunda cumbre se realizó en Santiago de Chile en 1998 y la tercera en Quebec, Canadá en 2001, “con el objetivo de consolidar la mayor zona de libre comercio del mundo con un mercado de casi 800 millones de personas, y un marco favorable para Estados Unidos que impulsaba su conformación”
Sin embargo, mas allá de sus objetivos económicos en el seno de los pueblos latinoamericanos las negociaciones del ALCA despertaron un amplio descontento y una amplia movilización social de protestas y contrapropuestas nacionalistas en países como Argentina, Paraguay, Bolivia y Venezuela, lo cual habría de marcar la tercera cumbre convocada por el mandatario George W Bush el 4 de noviembre de 2005 en Mar del Plata, Argentina.
CUMBRE DE LOS PUEBLOSEn paralelo al encuentro, organizaciones sociales convocaron la Cumbre de los Pueblos para rechazar la existencia y los resultados, diez años después, de la fundación del ALCA en Miami. En ese momento Nestor Kirchner (Argentina), Lula da Silva (Brasil) Nicanor Duarte (Paraguay), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Hugo Chávez, (Venezuela) proclamaban la consigna “NO AL ALCA”, lo cual marcaba un nuevo hito en las relaciones políticas latinoamericanas con Estados Unidos, dando paso a organizaciones como UNASUR, CELAC, y ALBA (pensamiento bolivariano de integración), pasando a segundo plano la OEA, fundada en 1948, y despectivamente conocida como
“ministerio de colonia”.
NUEVO DILEMA El gobierno de Donald Trump, desde 2016, y la emergencia del neofascismo y los movimientos de ultraderecha en Europa, abrieron la posibilidad de restaurar la hegemonía de la Casa Blanca en América Latina, con el apoyo interno ya no de los primitivos ejércitos del golpismo rural, sino con partidos de escaso apoyo social pero captados por el
“populismo de derecha” y la seducción de la
“democracia digital”.
CASO VENEZUELA
Así como la Cuba de Fidel Castro desde los años sesenta fue el objetivo estratégico de la diplomacia de guerra en América Latina, en los mandatos de Obama, básicamente Trump y Biden, la prioridad ha sido el régimen chavista-madurista castigado incluso con la imposición durante cuatro años de un “gobierno interino” sin apoyo militar, sin que su mandatario pisara incluso el palacio presidencial, pero que dispuso con el aval de la Casa Blanca del manejo impune de los activos nacionales en el exterior.
MILEI Y BASE NAVAL
Con la reciente elección de Javier Milei en Argentina, famoso por su extravagancia verbal, se facilitaría una nueva estrategia de intervencionismo directo. Ya junto a la Jefa del Comando Sur de USA, Laura Richardson anunció la instalación de la Base Naval Integrada “Almirante Berisso” en Ushuaia, “Tierra del Fuego” el punto más austral de la Armada Argentina, con apoyo de Estados Unidos. Milei advirtió sobre el peligro de la expansión de China y recordó que Estados Unidos e Israel son los principales aliados de su gobierno. No en balde sus primeros viajes como Presidente fueron a Israel (en plena operación sobre Gaza) y a Nueva York para saludar con el beso de la amistad a Donald Trump. Ahora anuncia una visita a España, al margen del protocolo, para conversar con Santiago Abascal presidente del partido ultraderechista VOX.
ECUADOR Y GUYANA
La generala Laura Richardson ya ha prestado una activa atención y prometido ayuda ante recientes hechos ocurridos en la región. Sus efectivos blindaron el Estado de Excepción declarado `por Daniel Noboa para enfrentar la rebelión de las bandas delictivas en Ecuador, lo mismo ha hecho en Perú ante las protestas contra Dina Boluarte, y sirven en la práctica como Ejército de Guyana frente a supuestas amenazas venezolanas de intervención militar. No en vano ahora “soplan vientos de guerra”