El líder democrático fue un consecuente enemigo del continuismo y las reelecciones presidenciales
JÓVITO VILLALBA Y LA REELECCIÓN
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Manuel Felipe Sierra
El verbo encendido del estudiante Jóvito Villalba guió las acciones estudiantiles que en febrero de 1928 desafiaron la dictadura de Juan Vicente Gómez. Luego en la cárcel, el exilio, como parlamentario, reputado constitucionalista y conductor de Unión Republicana Democrática (URD) reparó en la inconveniencia de la reelección de los mandatarios en un país y un continente, asediados por el militarismo dictatorial. Incluso llegó a proponer una reforma constitucional para eliminar radicalmente la reelección a los diez años contemplada en la Constitución Nacional de 1961.
EN SABANA GRANDE
Ya retirado del ajetreo partidista, Jóvito solía compartir con viejos amigos y algunos periodistas la taza vespertina en el Gran Café de Sabana Grande. Una tarde recuerdo frente al reloj del edificio La Previsora, Jóvito advertía sobre los riesgos y los peligros de la reelección presidencial y la catalogaba como “la maldición histórica de América Latina”; decía que los países latinoamericanos todavía acechados por los gobiernos de fuerza no estaban aún maduros para las reelecciones. Citaba los ejemplos de Hipólito Irigoyen en Argentina y Alfonso López Pumarejo en Colombia, cuyos nuevos mandatos abrieron paso a la lucha guerrillera y el militarismo peronista; y consideraba como sabía la decisión del PRI de no contemplar la reelección, porque por esa vía se hubiese encrespado de nuevo la sangre de las facciones guerristas mexicanas.
No tuvo tiempo de verlo, ¿pero quién duda que las últimas reelecciones venezolanas de Carlos Andrés Pérez (1988) y Rafael Caldera (1993), fueron el tiro de gracia para un sistema político que daba ya muestras patéticas de envejecimiento y perversión?