Luis Ernesto Fidhel González
Tras la convocatoria para una reforma de la Constitución a través del Decreto 3838 de 12 de abril de 1957, y elección de los miembros de una Convención Constituyente para el 28 de julio de 1957, por los militares gobernantes cuya cabeza fue el general
Pedro Eugenio Aramburu, quien asumió el poder por un
golpe de Estado en 1955, derrocando al gobierno constitucional del general
Juan Domingo Perón. Encontrándose proscrito el Partido Justicialista; sin embargo, participaron algunos partidos que se han denominado “neoperonistas” o “peronismo sin Perón” integrados por políticos peronistas destacando el dirigente sindical metalúrgico Augusto Vandor.
En esta ocasión el “voto en blanco” ordenado por Perón a sus correligionarios para tal proceso se convirtió en la primera mayoría, reflejando el poder político del peronismo. Esta reforma derogo la Constitución de 1949, promovida en la primera presidencia de Perón. La Convención reunida en la ciudad de San Fe restableció el texto de 1853, con las reformas de 1860, 1866 y 1898.
PACTO PERÓN – FRONDIZI
Siendo electo, en febrero de 1958, Arturo Frondizi (1958-1972) tras un pacto con Perón; conforme a estudiosos sobre el tema, concretado en su exilio en Caracas (Eduardo Porreti) cuando fue visitado por el emisario del candidato de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) Rogelio Frigerio que, a cambio de los votos populares peronistas, prometía sacar al peronismo de la ilegalidad y levantar la intervención de los sindicatos. Este pacto fue negociado por Frigerio, Ramón Prieto (exiliado español) y John William Cook (delegado de Perón).
El 03 de febrero de 1958, Perón envió un mensaje para el Comando Táctico Peronista ordenando votar por Frondizi, quien había declarado su propósito de rectificar la política económica “antinacional”, restablecer las conquistas del Justicialismo y permitir la libre expresión política y sindical de la masa popular. Bajo la presión de los militares antiperonistas solo pudo cumplir en parte el pacto, destacando la devolución de los sindicatos a sus líderes.
Los gremialistas justicialistas volvieron a la conducción de los sindicatos, y en este contexto, Vandor es ungido como secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y líder de las 62 organizaciones peronistas; un año más tarde, negoció con el gobierno de Frondizi un convenio que se recortaban derechos laborales y se pautaban aumentos salariales por productividad; inclusive hubo rumores sobre un pago recibido para que este acuerdo se concretara. La política del movimiento obrero dirigido por Vandor en este periodo tuvo por principio: "golpear y negociar".
GOBIERNO DE ARTURO ILLIA
Durante el gobierno de Arturo Illia (1963- 1966), luego de la normalización de la Confederación General del Trabajo en 1963; el Congreso de CGT, en enero aprobó un documento que contenía demandas anti represivas, democráticas y de transformaciones económicas y sociales: reforma agraria, anulación de los contratos petroleros suscriptos durante el gobierno de Frondizi y participación de los trabajadores en los órganos de conducción de la vida económica de la nación.
Se elaboró y ejecuto el denominado Plan de Acción que contempló dos etapas: una primera de preparación y agitación mediante la realización de reuniones, asambleas y actividades públicas de difusión y una segunda -durante el mes de marzo-, de ocupación de los centros de producción agropecuarios, industriales y comerciales. Este Plan se le atribuyó en parte al Sindicato Metalúrgico que lideraba Vandor por ser uno de los más influyentes y dominantes.
El gobierno de Illía considerado por profundamente antiperonista, si bien trata de mejorar efectivamente la situación de los trabajadores, anula los contratos petroleros suscritos por Frondizi, se enfrenta a los intereses imperialistas y oligárquicos. Obtendría resultados positivos en la balanza comercial, crecimiento de puestos de trabajo, controles al movimiento de divisas. Pero asume la presidencia con el 25% de los votos, teniendo en contra a los peronistas no midiendo la fuerza política de éstos.
OPERACIÓN RETORNO
El derrocado Perón hizo público en varias ocasiones su intención de retornar a la Argentina; prometiendo hacerlo efectivo antes de finalizar el año 1964. En un comunicado de agosto fechado en Madrid, la dirigencia peronista ratificaba la “decisión irrevocable” de regresar en el transcurso del año “como factor determinante de la unidad y la pacificación de los argentinos” destacaban entre los suscriptores Armando Cobo y Augusto Vandor por la rama gremial, Alberto Iturbe y Antonio Cafiero, en la política y Delia Parodi por la rama femenina.
La “Operación Retorno”, se abortó cuando debió Perón regresar a su residencia de exilio en Madrid desde Brasil y dejar el avión que lo traía de regreso a la Argentina. Muchos peronistas acusaron a Vandor de frustrar el retorno de Perón con el propósito de mostrar que el fundador del justicialismo no podía volver a Argentina, y había que actuar en consecuencia. A partir de este fracaso, Vandor proclamó el “peronismo sin Perón”.
En las elecciones legislativas de marzo de 1965, a través del partido Unión Popular, Vandor constituyó y financió una lista de diputados peronistas inclusive obteniendo mayor votación que las divisiones de la Unión Cívica Radical. Lo que parecía haber demostrado que el “peronismo sin Perón” podría convivir de la vida institucional y quizás volver a retomar el poder.
PERONISMO SIN PERÓN
Vandor quien dominaba el aparato sindical, consecuentemente en la práctica también el aparato político del Movimiento Justicialista. Esta situación a Perón se le mostraba peligrosa debido a la radicalidad de Vandor como también por el temor de fundar un movimiento peronista prescindiendo de su conducción; que desde Madrid trataba de interponerle “delegados” y gremialistas sin debilitarlo.
Empresarios y militares comenzaron a establecer relaciones con Vandor y empezó a mediarle la idea de crear un partido legal. Perón lo considero un traidor y ordeno expulsarlo del peronismo: “En política no se puede herir, hay que matar”. A esta situación se agregó el conflicto con los neo-peronistas: grupos provinciales que participaban de los procesos electorales tutelados por los militares con otras denominaciones y no respondían a las órdenes impartidas desde Madrid. Se ha concluido que Vandor representó el poder real del peronismo en tanto Perón el simbólico.
MARÍA ESTELA MARTÍNEZ
Perón en carta dirigida al dirigente sindical José Alonso en enero de 1966, calificaba el enfrentamiento con Vandor como una “batalla” y “enemigo principal” que había que atenderlo “con los medios y las preocupaciones principales” dejando “solo los medios secundarios para atender a los enemigos secundarios”. Felicita la decisión de su tercera esposa María Estela Martínez (Isabel) por suspender sus giras y trasladarse a Buenos Aires para atender a lo necesario a esta “lucha”.
A pesar del intento de Perón de auspiciar dirigentes leales para que asumieran el reto de enfrentar a Vandor; todos habían fracasado. Entonces, encomendó esta misión en octubre de 1965, enviando a Isabel a la Argentina. Aseveraba conforme a las circunstancias, había que elegir la forma de ejecución que mejor convenga y ejecutarla de una vez y para siempre. Mantenía la hipótesis que era mejor que por una resolución del Comando Superior del Movimiento lo expulsase por tratarse de un dirigente sindical; si fuese un dirigente político el mismo Perón lo hubiese expulsado.
Isabel en noviembre de 1965, luego que comenzara su periplo por las provincias del interior argentino, se reunió secretamente en Avellaneda un plenario peronista de personalidades ligadas a Vandor; denominado “Plenario de Avellaneda” presidido por el senador Mario Fernández y con la presencia de Alberto Seru García aliado de Vandor a quien lo auparía a la gobernación de la provincia de Mendoza. La revista La Razón manifestó a Isabel se la trato con “sobria cortesía”. A Eva Duarte se la definió como “insustituible”.
Luego del “Plenario de Avellaneda” se marcó explícitamente el surgimiento del “neoperonismo”, y se manifestó la voluntad de institucionalizar este movimiento. Vandor decidió dar la lucha política por su conducción. En ese contexto habría expresado: “para salvar a Perón, hay que estar contra Perón”, frase que luego desmintió; si bien nunca pudo ser confirmada, la verosimilitud de la misma llevó a que esta perdurara en el imaginario, y se convirtiera en un claro exponente del “neoperonismo”. Isabel estudió la capacidad de acción de la disidencia y remitió informe sobre los caudillos provinciales que contaba.
JOSÉ ALONSO
Alonso fue un líder sindical del gremio de los trabajadores del vestido, “
el hombre que no daba puntada sin hilo”. En directo contacto con
Perón en el exilio, competía por ganarse las preferencias del “líder” u operando por propia cuenta, buscando ampliar sus esferas de influencia.
Había llegado a la conducción de la
CGT en 1963, con apoyo de Vandor, con quien organizaron los
Planes de Lucha en el gobierno de Illia. La alianza duraría poco porque Alonso adquirió liderazgo propio, a partir de los intentos de la
CGT de fortalecerse vía acuerdos sociales amplios. Vandor con su estilo de “golpear y negociar” había definido un tipo de sindicalismo específico: el “vandorismo”; que no estuvo de acuerdo con la conducción
“alonsista”.
Tras el fracaso de la Operación Retorno,
Alonso y Vandor se separan; cuando se dividen en las “62 Organizaciones de
Pie junto a Perón” y
“Leales a Perón” lideradas por éstos respectivamente. El enfrentamiento parece total e irreversible. Tras la caída de Illia se vuelven a acercar. El crecimiento de las corrientes más combativas del sindicalismo, nucleadas en la CGT de los Argentinos, cuestionaba el liderazgo sindical establecido acostumbrado a la negociación con los factores de poder, especialmente los militares. A ellos apuntaban cuando hablaban de la
“burocracia sindical”.
ENFRENTAMIENTO
Perón alababa que Alonso se había conectado “definitivamente” con Isabel porque así podían actuar coordinadamente en la rama sindical por su parte y en la rama política por ella. Todo dependería de cómo se resolverían las cosas. Había que destruir la “trenza” de Vandor –tendencia- y cuando se haya logrado habría de llegarle “a las de las otras”, que por “ahora” eran favorable a lo que estaban elaborando. Había que utilizar a todas las “trenzas” en la batalla principal.
Perón descabezó la “Junta Coordinadora Nacional”, máximo organismo del Movimiento peronista que respondía a Vandor y lo sustituyó por al “Comando Delegado” que eligió sus miembros a su voluntad. En el flanco gremial, el secretario de la CGT, José Alonso acusó públicamente a Vandor de alzarse de contra de las directivas de Perón. Alonso agrupó a una cantidad de gremios y dirigentes de la “línea dura” y constituyó las “62, Organizaciones de Pie junto a Perón”. Vandor organizó un plenario en la sede de la CGT, y destituyó a Alonso, pero juro lealtad a Perón en solicitadas públicas.
Perón refirió que pase a su función de “Padre Eterno” había momentos de proceder con firmeza, como a veces lo hace el propio “Padre Eterno” cuando a veces están en juego principios y objetivos. Confirmaba que “esta vez” no habría audiencias, ni viajes a Madrid, ni nada parecido. Debía haber solución y definitiva, sin consultas, como lo resuelvan – Alonso e Isabel- en Argentina. Los conflictos institucionales continuaron; Isabel intentó reorganizar la cúpula del peronismo, pero las 62 Organizaciones de Vandor ofrecieron infinitos reparos a sus propuestas y se negaron a integrar al “Comando Delegado” con gestos de insubordinación.
NEO PERONISMO MENDOCINO
En el ámbito político Perón desafió a la dirigencia política peronista a definirse con claridad y apoyo a la candidatura de Enrique Corvalan Nanclares para la gobernación de Mendoza; luego que Vandor proclamara su adhesión a su contrincante Alberto Serú García, quien se manifestó como “Soy el primer rebelde”. García expreso a la revista Primera Plana: “Coincido con Vandor en que mientras algunos no esperan más que órdenes, nosotros creemos que el peronismo debe actuar solo, como un partido organizado”. El enfrentamiento tomo un sesgo político electoral.
Isabel intimó a las “62, Organizaciones” a acatar la orden de apoyo de Perón desde Madrid, pero Vandor la desoyó. Cumpliendo la orden estricta de Perón, se puso al frente de la campaña electoral de Corvalan, viajando a Mendoza para atraer dirigentes de base y realizar actos públicos a favor del candidato de Perón. Alonso la acompañó en toda la gira por la provincia.
Finalmente, aunque no alcanzó la gobernación el candidato elegido por Perón, supero a García. La derrota resulto aleccionadora para Vandor, pues la idea de formar un partido de masas sin Perón fue descartada y se arrepintió de haber desoído sus órdenes.
GOBIERNO DE ONGANIA
En la primera etapa de la “Revolución Argentina”, que derroco a Arturo Illia; el Teniente General Juan Carlos Onganía (1966-1970) impulsó un programa económico tendiente a la consolidación de la industria dinámica con financiación del capital extranjero. Precisaba de una serie de medidas que impactaban sobre los salarios y condiciones de trabajo de las actividades consideradas “ineficientes” de la economía local. En pos de la realización de su programa económico justificó la suspensión de toda actividad y organización política como condición necesaria para el disciplinamiento social que, una vez logrado, posibilitaría la emergencia de un “tiempo político”.
La puesta en marcha de este plan del económico incidió en la profundización de la crisis que atravesaba el sindicalismo argentino; paralelamente el desempleo, congelamiento de los salarios, y racionalización de la producción, incrementó la presión sobre los representantes sindicales impotentes para negociar con el gobierno de Ongania las condiciones de trabajo y salarios.
En ese cuadro de situación, se estructuraron tres tendencias sindicales. Por un lado, la “participacionista”, denominada Nueva Corriente de Opinión – liderada por José Alonso (vestido), Rogelio Coria (construcción) y Juan José Taccone (Luz y Fuerza) predispuesta a cooperar con el gobierno en tanto este reconociera y colaborase con sus sindicatos.
En una situación intermedia se desplegó la estrategia del sindicalismo “colaboracionista” adoptada por Augusto Vandor, máximo referente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Esta se caracterizaba por su disposición a dialogar con el Estado, pero manteniendo una posición crítica respecto a la política económica implementada.
Se fortaleció una tendencia combativa que promovía la oposición frontal al gobierno militar. Convergiendo sindicalistas identificados con el peronismo ortodoxo, como diversas tendencias de izquierda y sindicatos intervenidos por los militares. Proyectaba la transformación de las estructuras políticas y economías de la sociedad argentina junto con la defensa del patrimonio nacional a través de la activa participación del movimiento obrero organizado. La Confederación General del Trabajo de los Argentinos fue dirigida por Raimundo Ongaro, que nucleó entre 1968 y 1973 a dirigentes y movimientos sindicales opuestos al establecimiento de un pacto con Onganía. Viendo a Vandor a un enemigo, traidor de la clase obrera.
BOLSA DE GATOS
Juan Domingo Perón en carta dirigida el 25, de agosto de 1968, al mayor Pedro Vicente, advertía que el problema sindical no debía influenciar a la organización que se realiza en el Movimiento que para el momento nuclea y prepara a todas las fuerzas políticas del peronismo, con la finalidad de contar cuando antes con la posibilidad de conducirlas con unidad de acción. Designaría a Jorge Daniel Paladino que “tendrá todos en sus manos”. Siendo a él a quien debía recurrirse para toda clase de asuntos del Movimiento. Los que no se conectasen con la Secretaria General del Peronismo que maneja Paladino, no puede ser otra cosa que preceptos negativos, que la vez anarquizan e impiden hacer nada.
“El asunto sindical” no pasaría mucho tiempo sin que Perón lo arregle – advertía- por eso no había que meterse en ese problema. Si Ongaro trabaja y Vandor hace lo mismo, deben de hacerlo de acuerdo con Paladino. “Todos dicen que son peronistas, pues que se pongan de acuerdo”. Reconocía que era indudable que en las circunstancias del momento existen un maremágnum tremendo y el horizonte directivo del peronismo era una “verdadera bolsa de gatos”, en su doble acepción: “primero por la forma que se comportan y segundo porque son realmente gatos la mayor parte de ellos”.
¿QUIEN MATÓ A ROSENDO?
En 1968 comenzó a editarse en Buenos Aires un diario denominado “Semanario CGT” cuyos directores era Raymundo Ongaro y Ricardo de Luca, completándose la redacción con los periodistas de Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo”. Este se publicó entre el 1º de mayo de 1968 y febrero de 1970, editando un total de 55 números.
La tendencia fue atacar por cualquier medio a Vandor líder de la fracción "Azopardo" de la C.G.T. Walsh escribió una historia en capítulos llamada ¿Quién mató a Rosendo? que acusaba a Vandor de haber asesinado al dirigente Rosendo García en la confitería “La Real” de Avellaneda en 1966, aunque la justicia había dictado el sobreseimiento definitivo para éste.
OPERACIÓN JUDAS
Se partía del hecho que buena parte de los sindicalistas, aunque se decían peronistas tenían vínculos estrechos con el gobierno de Ongania. Vandor sería asesinado en la sede de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) el 30 de junio de 1969, por un grupo subversivo denominado Ejército Nacional Revolucionario (ENR). El gobierno de Ongania declaro el estado de sitio y atribuyó la muerte de Vandor a un “plan subversivo de ideología perfectamente determinada, que trata de cambiar nuestra forma de vida”.
El 04 de julio, se clausuró el “Semanario CGT”, dirigido por Walsh, e intervino la mayoría de sus gremios. El líder de la CGTA, Raimundo Ongaro, acusado por el asesinato de Vandor fue a la cárcel por seis meses.
Tras el secuestro y asesinato de general Pedro Eugenio Aramburu- líder de la Revolución Libertadora- el 29 de mayo y 01 de junio respectivamente en 1970, el comando de la Resistencia Domingo Blajaquis, del Ejercito Nacional Revolucionario se adjudicó el asesinato de Vandor. Sin embargo, se concluye que era en realidad integrante de un grupo que se denominaría Descamisados, que se asimilaría posteriormente a Montoneros a finales de 1972.
El 27, de agosto de 1970, es asesinado el líder sindical José Alonso. En un primer comunicado el “Comando Emilio Maza” (nombre de un jefe de Montoneros muerto en julio en un enfrentamiento con la Policía en La Calera, Córdoba), anunciaba su autoría: “Hoy, José Alonso fue pasado por las armas conforme al comunicado número 1 del 4 de agosto donde aseguramos que los traidores del pueblo serán ejecutados”. El 10 de septiembre, en un nuevo comunicado firmado por el “Comando Montonero Emilio Maza” del Ejército Nacional Revolucionario, se adjudicó el hecho. El 7 de febrero de 1971, asumirían la autoría de la muerte de Vandor acaecido dos años antes.
La revista El Descamisado, órgano de Montoneros, dedica su nota de tapa, el 10 de febrero de 1974, a describir la ejecución de Vandor en 1969. Montoneros rechazaba el
“peronismo sin Perón”, que representaban Vandor y Alonso como principales referentes del sindicalismo, y decían estar dispuestos a combatirlos “hasta el final”. No había posibilidad de negociar con aquellos a quienes consideraban cómplices del sistema y de los militares.