Elias Farache S
Israel es un país de intensas diferencias internas. Desde antes de su fundación, todas las corrientes que contribuyeron a la independencia, a la realización del sueño milenario de un estado judío en su territorio original, se han confrontado en lo relativo a la orientación del país. En lo económico, lo social, lo religioso. Son legendarios los enfrentamientos entre los partidos políticos, entre los bloques de gobierno y oposición en todas las cadencias. Existen fuertes diferencias incluso entre los miembros de un mismo bloque, entre miembros de un mismo partido. Y existe el objetivo común de lograr un estado de paz y seguridad. Como existe unanimidad en cuanto a la defensa de la población y el país ante los enemigos. Derechas e izquierdas, laicos y ortodoxos, unen filas y esfuerzos a la hora de la verdad.
Justo al escribir esta nota aparece un ensayo en el New York Times del ex ministro de defensa de Israel, Benny Gantz, donde hace algunas reflexiones interesantes acerca de lo que ha ocurrido desde el 7 de octubre de 2023 en Israel y el Medio Oriente. En una primera lectura uno se da cuenta que Israel, como siempre, no tiene margen para la derrota. Se trata simplemente de vivir o morir.
Gantz, que formó una coalición con Netanyahu en algún momento, que fue miembro de un gabinete de guerra justo después del 7 de octubre de 2024, es un militar con experiencia y no se puede decir que sea un simpatizante del actual primer ministro. Los une una larga y amarga historia de diferencias. Pero los une más aún la necesidad de proteger a su país, a sus ciudadanos. De defenderlos de todos y cada uno de sus enemigos.
RUPTURAS IRRECONCILIABLES
Quienes adversan a Israel con la intención de destruirlo no son unos bromistas. Menachem Begin solía decir que los judíos se deben tomar cualquier amenaza en serio, porque los hechos históricos no dejan lugar a vacilaciones. Estos adversarios tuvieron una lectura algo equivocada de Israel. Igual que muchos de quienes opinan y toman parte respecto a la situación del Medio Oriente.
Un largo período de procesos electorales en Israel, elecciones que se repetían demasiada frecuencia, dejaron en la opinión pública la impresión de rupturas irreconciliables entre los israelíes. La polarización respecto a la figura del primer ministro y sus problemas reales y aparentes, luego una propuesta de reforma judicial que dividió a la sociedad con llamados a algo parecido a la desobediencia civil, dio a entender a quienes no conocen el espíritu de permanente y agresiva discusión de los israelíes que existía una división estructural que podía aprovecharse.
Por su parte los israelíes, y su aparato de inteligencia no leyeron correctamente que sus adversarios tienen un espíritu de sacrificio, de entrega a su causa que no repara en cuidar la propia vida, tampoco ningún tipo de comodidad. No existía ni existe la tan mentada disuasión de la cual se ufanaron durante todos los años en los cuales el eje de la resistencia se armaba y preparaba para lo que ha ocurrido desde el 7 de octubre de 2023 hasta hoy, y en el futuro cercano que esperamos sea breve.
Israel ha sido atacado en siete frentes distintos, todos ellos con alto poder de fuego y capacidades letales. Las bajas han sido cuantiosas, los daños a la población de toda índole: mortales, económicos, psicológicos. Pudieron haber sido mucho peores de no contar con una estructura de defensa anti-cohetes y anti-misiles, de una protección que solo se puede atribuir a la Divinidad. Las mismas escrituras señalan que los hombres de fe no deben confiarse en los milagros, que se debe actuar por cuenta propia. Cuando el país es zarandeado por una andanada de casi 200 misiles balísticos de alta factura en menos de una hora, no parecen existir muchas opciones.
MUCHAS VIDAS
A costa de muchas vidas, de muchos, este período de 7 de octubre de 2023 a 7 de octubre de 2024 debería dejar una enseñanza a todas las naciones, a todas las instituciones que se ocupan de la convivencia entre países. Cero tolerancias respecto a algunas situaciones y actitudes, previsión de daños y peligros que se ven inminentes. Israel ha pagado un alto precio por esta lección, también sus adversarios. No es algo que quedará limitado si no se toman las acciones necesarias y pertinentes.
El infierno que se vive hoy en el Medio Oriente es producto de acciones perversas y de lecturas equivocadas. No resulta lógico que en pleno siglo XXI, con tantos adelantos, la humanidad sea una especia de analfabeta.
Lecturas equivocadas, mundo en llamas.