The Strongest en inglés significa “los más fuertes”. Sin embargo, en aquella tarde del viernes 26 de septiembre de 1969 se sintieron los más débiles, los más impotentes, un accidente aéreo que conmovió a todos
LA TRAGEDIA DE VILOCO
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Hernán Quiroz Plaza

Los motores del avión Boeing DC 6 del Lloyd Aéreo Boliviano tosían como tuberculosos; el fuselaje temblaba y hacía temblar a sus 69 ocupantes. Strongest volvía a casa después de disputar un cuadrangular amistoso con un combinado de Santa Cruz y halló en la sorda y muda inmensidad cordillerana la derrota más dolorosa de su larga existencia. Entre los hierros retorcidos y asientos calcinados quedó deshecho el equipo entero del Tigre paceño.
 
Un minero que dió la pista para encontrar los restos de máquina y hombres relató haber visto el avión a baja altura, los motores humeando, haciendo zigzag para esquivar los cerros. Lo vió meterse en la garganta de un nido montañoso y desaparecer. Inmediatamente después oyó el estrépito del metal contra la roca. El aparato fue a dar contra una cañadera llamada irónicamente “La Cancha”.
 
Hace 55 años, en una de esas tragedias aéreas que conmueven y movilizan tal vez más que otras por estar de por medio la pasión que despierta un club de fútbol, se agigantó la leyenda del The Strongest, cuyos colores oro y negro resultaron entonces tan premonitorios: oro del brillo y la grandeza, negro de luto y de muerte. No hubo sobrevivientes. Se la dió en llamar “La tragedia de Viloco”, porque así se llamaba esa zona, a unos 100 kilómetros de La Paz, que fue la tumba de todo un equipo de fútbol. En la tragedia fallecieron 69 personas y los integrantes del equipo del The Strongest lo integraban: Alberto Alarcón (Presidente de la delegación), José Ayllón (delegado), Eustaquio Ortuño (Director Técnico), Felipe Aguilar (masajista), y 17 futbolistas de tres nacionalidades; dos paraguayos, Armando Angelaccio y Orlando Cáceres; seis argentinos, Miguel Angel Porta, Héctor Marchetti, Hernán Andretta, Eduardo Arrigó, Julio Alberto Díaz y Osvaldo Franco; y nueve bolivianos: Jorge Tapia, Oscar Flores, Juan Iriondo, Oscar Guzmán, German Alcaraz, Raúl Farfán, Ernesto Villegas, Diógenes Torrico y Fernando Durán. El rescate demoró entre dos y tres días por el difícil acceso al sitio del choque, e incluso hubo que utilizar animales de carga para retirar los cuerpos por un camino de herradura. El lugar donde sucedió el accidente, Viloco, quedó marcado con el nombre de la tragedia. Aquella tarde nublada es también la del dolor más grande en la historia del fútbol boliviano.


El capitán del equipo, Rolando Vargas, no viajó, a raíz de su expulsión en el campeonato paceño y optó por quedarse en casa. El arquero paraguayo Armando Angelaccio, que formaba parte del equipo, encontró la muerte en el mismo día en que nacía su hija que en homenaje al padre se llama Amanda. Vargas tiene aquel accidente aéreo instalado en su memoria prodigiosa. Dice que en ese momento volvió a nacer, pero que también le costó volver a tener una vida normal, y que tuvo que cambiar sus hábitos: “Nunca más quise subirme a un avión. Me costó asimilarlo. Cuando jugábamos en Cochabamba y había que viajar en avión, a mí y a Velasco nos mandaban en bus. O nos daban sedantes. Fue muy difícil manejar esa situación”, sentenció quien fue el capitán de la reconstrucción, en aquellos días bravos que continuaron a la tragedia. Vargas es el máximo ídolo de la institución boliviana. Es parte de su historia. Vive frente al estadio, donde los vecinos lo idolatran, los comerciantes no le cobran y los taxistas lo llevan gratis. Cada vez que sale de su casa se la pasa firmando autógrafos y sacándose fotos con los hinchas locales.

Fue el cuarto accidente de aviación que envolvió a una escuadra futbolística. El primero, en 1949, tuvo como víctima al célebre Torino italiano, que había ganado cuatro scudettos consecutivos y estaba a cuatro fechas de conquistar el quinto. Embistió primero el campanario de la Basílica de Turín y se estrelló luego contra una colina del monte Superga. Aún hoy es considerado el equipo italiano de todos los tiempos. La Nazionale Azzurra era prácticamente todo el conjunto granate. Ante un estadio colmado, que en lugar de celebrar, lloraba, los juveniles turineses conquistaron el quinto campeonato. En 1958 fue el Manchester United. Volvía de Belgrado y, tras una escala técnica en Múnich, la aeronave no pudo levantar vuelo y se precipitó sobre una autopista. Entre los pocos sobrevivientes se contaban el famoso entrenador Matt Busby y un juvenil con estrella: Bobby Charlton.


En 1961 se desplomó un avión de LAN que transportaba a nueve futbolistas del Green Cross chileno, quienes regresaban de un partido en Osorno. Entre ellos estaba el gran Eliseo Mouriño, excapitán de Boca Juniors y la selección argentina. Eliseo, conocido como el Caballero de las Canchas, había llegado a Santiago cuatro días antes para incorporarse a su nuevo equipo. No estaba en forma física, pero lo convencieron de viajar igual. Destino el de Alianza Lima, que había formado un equipo sensación con jóvenes del club, Los Potrillos, y marchaban punteros. Volvían a Lima después de un partido en Pucallpa por el campeonato peruano. Ya habían llegado, el piloto quiso tocar pista, pero tuvo problemas con el tren de aterrizaje, volvió a levantar vuelo y le falló un motor. Dió la vuelta para regresar al aeropuerto y ya no pudo, cayó al agua y murieron todos menos uno: el piloto. Fue en 1987. La selección de Zambia estaba a punto de clasificar al Mundial de Estados Unidos 1994, se decía que era la generación de oro. Tomó un vuelo especial para ir a enfrentar a Senegal por la eliminatoria y la máquina se estrelló en el mar tras una escala para cargar combustible en Libreville, Gabón. Iban 18 futbolistas y el cuerpo técnico. Nadie se salvó.

La fatalidad de The Strongest motivó grandes gestos solidarios. En esos momentos de dolor y desesperanza, tomó el timón stronguista don Rafael Mendoza. Don Rafo, al que muchos describían en Bolivia como “el único millonario bueno”, contó un par de anécdotas agradables. Las muestras de pesar y los ofrecimientos de ayuda eran incontables. Uno de los más conmovidos fue Alberto J. Armando, excepcional presidente de Boca Juniors durante 25 años. -Tanto se ofreció Armando que fui a verlo a Buenos Aires -recordaba don Rafo-. Le comenté que nuestra principal preocupación era armar un equipo nuevo. Me pidió que fuera a La Candela, el centro de entrenamiento de Boca, y me dijo textualmente: “Allí hay una selección con los 20 mejores juveniles del club. De esos, elija los tres que más le gusten; de los otros, lleve todos los que quiera’. Fue un gesto extraordinario”.

Mendoza se interesó en cuatro. Y eligió bien. Dos de ellos, Bastida y Romerito, llegaron a ser ídolos del Tigre. Por eso se decidió que el nuevo Strongest jugara su primer partido en la Bombonera, contra Boca. Un avión de la Fuerza Aérea Argentina los fue a buscar a La Paz y los regresó. Y la taquilla, de 11.000 dólares, fue íntegra a las arcas del club en desgracia. Hasta hoy es como una tradición que todo stronguista debe ser también simpatizante de Boca. Por su parte, el equipo de Santos viajó a La Paz para jugar un encuentro de exhibición. En Río de Janeiro, se disputó el principal clásico de la ciudad entre el Flamengo y el Fluminense organizado por la Confederación Brasileña de Fútbol para recaudar fondos, en nombre de la recuperación. Además, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ayudó con 20 mil dólares y organizó encuentros a beneficio. En tanto, Bolívar, el rival histórico del The Strongest, aportó futbolistas para la creación del equipo nuevo, el llamado The Strongest Símbolo.

Miguel Velarde Tapia, periodista de raza, era en 1969 editor de Deportes del paceño diario Hoy. Lo evoca de la siguiente manera: -Ese viernes, Bolivia desayunó con una noticia impactante: hubo un golpe de Estado. El general Alfredo Ovando Candia derrocó al presidente civil Luis Alfredo Siles Salinas, quien había sustituido a René Barrientos, muerto al caer el helicóptero en que viajaba. Pero la noticia del avión de The Strongest tapó todo, convirtió al golpe militar casi en una anécdota-, cuenta Velarde. La caída del avión en Viloco generó el mayor suceso de la historia del periodismo boliviano. Se alcanzaron tirajes nunca vistos, afirma Velarde. El rotativo Hoy tiraba entre 15.000 y 20.000 ejemplares por día, pero con la cobertura del accidente pasó los 300.000. La gente también se mantenía pegada a las radios, pero el diario agrega la imagen. Hay que pensar que la televisión casi no existía, el diario era todo. Con el ejemplar del lunes 29, donde se confirmaba la muerte de los jugadores, la rotativa estuvo dos días imprimiendo. Salió la edición del día siguiente, pero igual se seguía imprimiendo el anterior, porque la gente lo pedía y lo pedía, sobre todo en el resto del país. En esa edición pusimos la foto de los 17 jugadores fallecidos-.

The Strongest
ya es parte de la mitología del fútbol sudamericano. Ese poderoso equipo de La Paz se consagró campeón en 1970 y 1971. La FIFA lo ubica en su Salón de la Fama, como uno de los referentes del fútbol de su país. El conjunto paceño es el que suma más títulos en tierras bolivianas (15), y el único tricampeón de la Era Profesional, creada recién en 1977.


La institución nació el 8 de abril de 1908, cuando un grupo de amigos recién salidos del servicio militar obligatorio decidió llevar a cabo sus sueños: crear un club donde puedan jugar a la pelota. Al momento de elegir el nombre, uno de ellos sugirió la palabra "strong" (fuerte), porque querían sentirse fuertes. El día de la fundación y firma del acta modificaron el nombre original añadiéndole el artículo inglés "The" y quedó como The Strongest (El Más Fuerte). En cuanto a los colores de la camiseta, a uno de los socios fundadores se le ocurrió una idea que fue la que se impuso: rayas negras y doradas, como los colores de un pájaro autóctono de La Paz llamado chayñita. Y en lo que tiene que ver con la mascota, si bien el comienzo fue una vicuña y luego un leopardo, finalmente se adoptó al tigre, que acompaña a la institución hoy en día, e intenta sintetizar el espíritu stronguista: fuerza, persistencia y garra.



Los funerales fueron multitudinarios. Todas las gentes de luto, como lo atestiguan las fotos. Decenas de miles de personas escoltaron la marcha a pie, primero desde la sede de The Strongest a la Catedral Metropolitana, donde fueron velados, y luego hasta el cementerio paceño. En momentos tan crueles y amargos se registran ciertos actos de desprendimiento que enaltecen la condición humana, lo sabe bien la gente de Alianza Lima. Se conoce que por aquellos días llegó a la sede del club una carta desde Europa que hizo llorar de emoción a todos los directivos. Era de un ciudadano boliviano que oficiaba de cocinero en un barco griego o alemán. Stronguista de corazón, acompañaba el sentimiento en esos momentos de luto y dolor, y adjuntaba un cheque por 150 dólares.

“No es una suma importante”, comentaba la misiva, “equivale a mi sueldo de un mes, pero espero que sirva como un granito de arena para recuperar al querido The Strongest”


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