Mario Valdez
“Esos muchachos me deben la vida”, fueron las palabras que Manuel Felipe Sierra Presidente de Venezolana de Televisión le dijo al general Guanipa, quién estaba al frente de la operación militar que recuperó el canal televisivo.
“General, no permito que en este canal de televisión donde yo soy el presidente, masacren, ni golpeen, ni maten a nadie. Esos muchachos ya se rindieron, están entregados, ya son prisioneros de guerra, hay que respetarle sus derechos humanos”, “General, honor al caído, esos muchachos merecen respeto a su vida”.
Esas fueron las palabras que Sierra, le dijo al General que estaba al frente de la operación militar que recuperó Venezolana de Televisión (canal 8) cuando intentaron dar el Golpe de Estado el 27 de noviembre de 1992, a las 5 y 30 de la madrugada.
En un espacio largo cerca del estacionamiento se encontraban tirados en el suelo, amarrados de pies y manos, aparejados unos a otros, aproximadamente 20 hombres que formaban parte de los insurrectos rebeldes que habían sido apresados por los militares. Cuando Manuel Felipe vió ese cuadro de prisioneros rendidos, unos con uniforme de camuflaje y otros de civil, muchos de ellos golpeados y con los soldados encima rodeándolos y apuntándolos con los fusiles (existe una fotografía del teniente Jesse Chacón que le dió la vuelta al mundo donde aparece tirado en el suelo con un fusil apuntándole a la cabeza).
El
“Movimiento 5 de Julio” había tomado por la fuerza las instalaciones de VTV, los rebeldes se habían dirigido al país, en la pantalla del televisor todos recuerdan al gordito de la “franelita rosada” a quien José Ignacio Cabrujas inmortalizó
(Diario de Caracas, 6 diciembre 1992), llamando al pueblo a la calle para apoyar la insurrección cívico- militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, y que hicieron un llamado a los militares para que depusieran las armas.
EL RESCATE
La fuerza militar había retomado el canal con una arremetida feroz, logrando rescatarlo y doblegar a los insurrectos, algunos de los cuales se rindieron, otros se entregaron o fueron capturados; lo cierto es que en el momento que hicimos acto de presencia a final de la madrugada ya eran prisioneros. Tiempo después Manuel Felipe, me dijo “Esos muchachos me deben la vida, hicimos valer el honor del hombre caído”.
“MARIO, BÚSQUESE UN JUEZ “
Todas las calles estaban militarizadas, no nos daban paso al canal, Manuel Felipe insistía en entrar, al final recibieron una orden y dejaron pasar al presidente de VTV con su abogado. En la garita principal estaba el vigilante Vegas, baleado, tirado en el piso sin vida, en el salón principal habían otros muertos, en el techo y en el piso estaban regados los sesos y las vísceras de los hombres que habían sido asesinados esa triste noche, las paredes parecían un colador de huecos y todo estaba destrozado; debo confesar que estábamos consternados ante el dramático hecho.
Hubo un cruce de palabras entre el presidente Sierra y el militar, ya que Manuel Felipe insistía en que había que dejar constancia de lo sucedido y el castrense señalaba que eso formaba parte del secreto militar, el presidente le dice: “Lo responsabilizo a usted, de lo que pase, de todo lo sucedido que se encarguen los tribunales de justicia”. Yo era su abogado y él me dice: “Mario, búsquese un Juez y un Fiscal del Ministerio Público, vamos a hacer una inspección judicial para dejar constancia de los muertos y los destrozos”. El Juez Penal de Caracas que hizo la inspección judicial fue el doctor Cristóbal Ramírez Colmenares junto a fiscales del Ministerio Público y un representante de la Cruz Roja. Se les respetó y protegió la vida a los rebeldes, fueron presentados a tribunales y en menos de dos años salieron en libertad, y muchos de ellos han sido gobernadores, ministros, embajadores, diputados, y empresarios. En un Estado de Derecho eso es lo que se hace, ya que todos los ciudadanos indistintamente de quien sea, inclusive los criminales más grande del mundo, tienen derecho a un juicio justo, a ser oído, con todas las garantías de la Constitución y las leyes.