Siendo esta cinta ambientada en el periodo entre las dos grandes guerras del siglo XX, su director, Robert Altman, prestó gran atención a los detalles para describir la época.
Gosford Park
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Por Francisco A. Casanova S.


Robert Altman (1925–2006)


Lady Sylvia McCordle: Señor Weissman, cuéntenos acerca de su próximo film.

Morris Weissman: Es una historia de detectives que se desarrolla en una casa en la campiña, hay un asesinato y todos son sospechosos. 

La Condesa de Trentham: ¿Y quién resulta ser el asesino?

Morris Weissman: No puedo decirlo porque arruinaría la sorpresa.

La Condesa de Trentham: Pero ninguno de nosotros piensa ir a verla.


Con ese sincero sarcasmo, durante la cena en una mesa de 10 comensales y rodeada de mesoneros, la Condesa inglesa (Maggie Smith) le transmitía al productor californiano su opinión acerca del cine.

Gosford Park se desarrolla en 1932. Sir William McCordle (Michael Gambon) y Lady Sylvia McCordle (Kristin Scott Thomas) han invitado a su mansión en la campiña inglesa para una partida de caza de fin de semana. Entre el grupo de invitados se encuentra la hermana de Sir William, Constance, la condesa de Trentham (Maggie Smith), y la hermana de Lady Sylvia, Louisa (Geraldine Somerville), que como Sylvia tuvo que casarse por dinero, el marido de Louisa, el comandante Anthony Meredith (Tom Hollander) y su hermana Lavinia (Natasha Wightman), casada con Raymond, Lord Stockbridge (Charles Dance). También está la estrella de Hollywood Ivor Novello (Jeremy Northam) y Morris Weissman (Bob Balaban), un productor de Hollywood que ha traído a su "valet" Henry Denton (Ryan Phillippe). En las dependencias debajo de la mansión, encontramos al mayordomo Jennings (Alan Bates), la ama de llaves Sra. Wilson (Helen Mirren), la cocinera Sra. Croft (Eileen Atkins), el lacayo George (Richard E. Grant), Probert (Derek Jacobi) y una variedad de otros valets, y camareros. Cuando el americano Henry viene a ocupar su lugar en la mesa de los sirvientes y dice que su nombre es Denton, Jennings le informa severamente que los sirvientes se dirigen abajo de las escaleras con los nombres de sus amos, y que él será el "Sr. Weissman" en su mesa, donde, por cierto, los sirvientes se sientan de acuerdo con las filas de sus patrones. La noche siguiente, el dueño de casa es asesinado en su biblioteca y como en una historia de Agatha Christie todos los invitados y los sirvientes son sospechosamente culpables.

El caso es que ni la cacería, ni el asesinato forman parte sustancial del film. Lo sustancial es la maestría de Robert Altman, nacido en Kansas City, Misuri; en narrar y desmenuzar el guion ideado por él y escrito por Julián Fellowes, lograr articular un elenco actoral de excelencia, en su mayoría inglés y captar y crear una exquisita película de época y de costumbres al mínimo detalle conformando una autentica obra maestra. La idea de "Gosford Park" se originó entre Altman y su amigo, Bob Balaban, que buscaban un proyecto para trabajar juntos. Altman quería incursionar con un género que él no había trabajado que era una combinación de trama de Agatha Christie y Charlie Chan. Altman era más un director de personajes, lo que llaman un director coral, que le daba más importancia a los personajes que a la trama, sin embargo, le sugirió a su productor Balaban que creara un "misterio de asesinato en una casa de campo al estilo de Agatha Christie", ya que era un gran fan de ese tipo de películas de los años 30, como Charlie Chan en Londres. Balaban estuvo de acuerdo y convenció a Altman de que contratara al actor Julian Fellowes para escribir el guion, decisión motivada por el conocimiento enciclopédico de Fellowes acerca de las costumbres de la nobleza inglesa. Diez años después de escribir Gosford Park, Fellowes escribió y creó "Downton Abbey", y ambos son notablemente similares, en su guion. Tres actores de "Gosford Park" también aparecen en "Downton Abbey": Maggie Smith, Richard E. Grant y Jeremy Swift.

El guion hace un examen de la relación de dos mundos: el mundo de “los de arriba” y el mundo de “los de abajo”, literalmente por cuanto en aquella Inglaterra los amos vivían arriba y los sirvientes vivian abajo. Altman y Fellowes no querían que el espectador viera solo los de arriba o solo los de abajo (los cuales no se mezclaban) sino que viera los dos grupos interactuando. Uno de los elementos al cual Altman le daba suma importancia era al casting y el elenco actoral que escogió es insuperable. Altman se rodeó de una asombrosa variedad de actrices y actores famosos, entre ellos siete con el título honorifico de caballero o dama de la corona británica: Alan Bates, Derek Jacobi, Michael Gambon, Eileen Atkins, Helen Mirren, Kristin Scott Thomas y Maggie Smith. A ellos hay que agregar a Jeremy Northam, Bob Balaban, Ryan Phillipe, Kelly Macdonald, Stephen Fry y Clive Owen. Todos en una extraordinaria y sincronizada actuación coral en la cual no necesariamente brilla una estrella más que otra, sino que cada una logra el papel encomendado. Maggie Smith con sus sarcasmos, Alan Bates como el mayordomo jefe y Helen Mirren con el sufrimiento de toda una vida. Los diálogos están minuciosamente cuidados y sin desperdicio, así como la interacción de los personajes, especialmente durante la sobremesa de la cena en el salón del piano de la mansión. En ellas Altman se manejó con dos cámaras moviéndose arbitrariamente sin un patrón definido, no necesariamente enfocando a un personaje en particular y los actores haciendo su papel. El movimiento continuo de las cámaras era para evitar que los actores actuaran ante la cámara y para animarlos a interpretar la escena de forma más natural. Las cámaras no apuntaban a ninguna zona específica, lo que provoca que el público siga la escena con mucha atención.

El efecto de las cámaras en movimiento y los diálogos superpuestos dan a la película una sensación increíblemente natural y real, y proporcionan al espectador la extraña sensación de estar en la habitación con los personajes. Uno de los momentos deliciosos, donde el guion y Altman nos transportan a una época de paz y estilo, es cuando Jeremy Northam, interpreta al actor de la vida real, Ivor Novello, y canta alguna de sus hermosas canciones, motivo de sarcasmo para Maggie Smith (Condesa de Trentham), pero adoradas por los sirvientes, que se esconden detrás de las puertas y en las esquinas mientras escuchan a Novello cantando al piano. Bob Balaban (productor de la película) interpreta a un productor de cine americano, Morris Weismann, quien todo el fin de semana está pendiente de una llamada telefónica desde California. La actuación de Kelly Macdonald, que interpreta a una joven doncella y Clive Owen, que interpreta al distante y visitante sirviente, Robert Parks. La química entre los dos es estupenda y la revelación secreta al final sobre la conexión de Parks con el anfitrión asesinado es un giro sorprendente. Stephen Fry, interpreta al torpe inspector. Su aire de despreocupación es un detalle de humor y además es el intruso en ese mundo mágico de la mansión en la campiña inglesa entre las dos guerras mundiales. Una cosa es tener un reparto lleno de estrellas, pero organizar esta pintura requiere de un director como Robert Altman que se destacó por su talento, manejo de reparto y originalidad. De hecho, la reputación de Altman era tan grande que los actores deseaban trabajar con él. 

Siendo Gosford Park lo que se llama una película de “periodo”, ambientada en una época histórica determinada como lo fue el periodo entre las dos grandes guerras del siglo XX, Altman prestó gran atención a los detalles para describir la época. Contrató a varios sirvientes retirados, de la vida real, incluyendo un mayordomo, un cocinero y una criada de salón para entrenar a los actores que interpretaban a los sirvientes, ayudándoles a perfeccionar los gestos e incluso la postura corporal. De la misma manera, a ninguno de los actores que interpretaban a los sirvientes se les dio ningún maquillaje de escenario excepto un tipo de lápiz labial convencional usado durante esa época. Para crear un aspecto lujoso y elegante, todas las escenas de “arriba” se filmaron en verdaderas casas solariegas de la campiña inglesa, y las joyas que llevaban las damas eran auténticas, lo que requería que guardias armados las entregaran cada día en el set. Se contrataron consultores de rodaje para asegurarse de que se seguían todos los rituales del día, incluyendo los elaborados escenarios de la cena, los carros antiguos, e incluso los rituales que rodeaban las escenas de caza.

Gosford Park, ambientada en 1932, refleja de manera detallada el sistema de clases Ingles que ha existido durante siglos, con los amos y los sirvientes ocupando mundos muy diferentes a pesar de vivir bajo un mismo techo. “Es sobre todo una celebración de estilos, el comportamiento distintivo producido por el sistema de clases británico, los estilos personales de una rica galería de actores, y su propio estilo de introducir un montón de personajes y dejarlos tejer su camino a través de una trama laberíntica... un logro tan dichoso y audaz." (Roger Ebert). El estallido de la Primera Guerra Mundial vio la primera grieta en este orden social. Muchos sirvientes dejaron su empleo para unirse a las filas o, si eran mujeres, para servir en las fábricas o para ser voluntarios como enfermeros o conductores de ambulancias. Después de la guerra, muchos sirvientes, si sobrevivían, no volvían a sus vidas anteriores de servidumbre, causando el abandono de muchas de las grandes casas antiguas de Gran Bretaña, muchas de las cuales acabaron siendo derribadas. La década de 1930 fue el último vestigio absoluto de esta antigua forma de vida. Gosford Park recibió siete nominaciones al Oscar, como mejor película, guion original, actriz de reparto, dirección artística, diseño de producción y vestuario. Además 5 a los Globos de Oro y 9 a los BAFTA.

En 1969, Aspen Productions, una pequeña compañía contactó a Altman para dirigir una adaptación de la novela M.A.S.H., sátira de la guerra de Corea escrita por Richard Hooker y que logró la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Protagonizada por Donald Sutherland y Elliott Gould fue nominada a cinco premios Oscar, seis Globos de Oro y 5 premios BAFTA. En 1975, Altman sorprendió con un musical que abordaba a la sociedad sureña de los Estados Unidos. Con “Nashville”, Altman siguió creciendo y sumó a un interesante elenco, que incluía a Ronee Blakley, Geraldine Chaplin, Barbara Harris, Keith Carradine, Ned Beatty y Lily Tomlin, a una sátira americana a ritmo de música country. Robert Altman siempre se consideró un outsider en Hollywood. “Mis películas han tenido que lidiar con la sociedad y la cultura para sobrevivir”, dijo en una ocasión. Altman era independiente, rebelde, subversivo e irreverente. Siempre hizo el cine que quiso, a veces contra viento y marea. Retrató con grandes dosis de ironía y sarcasmo la política, la cultura y la sociedad norteamericanas, así como algunos de los grandes iconos de su historia. Un realizador que, a lo largo de su carrera, recibió cinco nominaciones a los Oscar por títulos como MASH, Nashville, El juego de Hollywood, Vidas cruzadas y Gosford Park. En 2006, mismo año de su muerte, recibió de la Academia y de manos de Meryl Streep y Lily Tomlin un Oscar honorifico por toda su trayectoria.






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