Por Francisco A. Casanova
LUIS BUÑUEL (1900–1983)
Buñuel fue un continuo foco de provocación desde un cine creado en el exilio que no se sometía por tanto a los dictados aplicados por las autoridades franquistas
La primera película que vi de Luis Buñuel fue “El discreto encanto de la burguesía, 1972” y fue gracias a la invitación que me hiciera un entrañable amigo y compañero de estudios universitarios llamado Roberto Duro Ayala. Roberto, quien lamentablemente falleció a los 21 años de edad, poseía un conocimiento cabal del cine y fue él quien me transmitió las primeras herramientas para entender el Cine como arte y entretenimiento. Luis Buñuel nació el 22 de febrero de 1900, en Calanda, localidad española de la provincia de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón. Su familia, económicamente solvente, se trasladó a vivir a Zaragoza cuando Buñuel tenía 3 años de edad y donde pasó toda su infancia y adolescencia. Cursó la educación primaria y secundaria, primero en Corazonistas (Hermanos del Sagrado Corazón con mayoría de franceses) y luego en el “Colegio del Salvador” perteneciente a la Compañía de Jesús.
A los diecisiete años, terminado el bachillerato, partió a Madrid para cursar estudios universitarios. En la capital se alojó en la Residencia de Estudiantes, Institución Libre de Enseñanza (ILE), institución española de renovación cultural y pedagógica, creada en Madrid en 1876 por un grupo de profesores universitarios de pensamiento liberal y humanista bajo la dirección de Francisco Giner de los Ríos. Esta Institución llevó a cabo una importante tarea de renovación cultural y pedagógica sin precedentes en los siglos XIX y XX en España. Entre las personalidades comprometidas con la renovación educativa, cultural y social, se encontraban: José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Menéndez Pidal, Antonio Machado, Joaquín Sorolla, Santiago Ramón y Cajal, entre otros. La “Residencia” fue un vivero creativo en el que no solo logró reunir a intelectuales españoles, sino también a Albert Einstein, Paul Valéry, Marie Curie, Igor Stravinsky, John M. Keynes o Le Corbusier.
Buñuel estuvo en la “Residencia” desde 1917 a 1925 donde conoció e inicio una estrecha amistad con Salvador Dalí y Federico García Lorca, principalmente y también con Rafael Alberti, Pepín Bello y Juan Ramón Jiménez. Dalí y Lorca ya tenían clara su vocación de pintor y poeta, mientras que Buñuel aún no. Coincidente con este periodo y en particular de 1920 a 1925, ocurren 2 hechos que impactarán significativamente en Buñuel: las obras del austriaco y fundador del psychoanalysis, Sigmund Freud, fueron traducidas al español incluso antes de ser traducidas al francés o al inglés y en 1924 se publica el Manifiesto del surrealismo de André Breton. Unido a esto están los primeros años de la revolución soviética la cual tuvo mucha empatía con cierta intelectualidad europea, anglosajona y americana hasta que Trotsky salió de Rusia en 1929. De la “Residencia”, Buñuel sale para Paris donde vive su etapa de 1925 a 1930. En ese periodo fundamental en la vida de Buñuel, ve la película “Las 3 luces, 1921” del austriaco Fritz Lang la cual es para él una especie de epifanía a partir de la cual se revela su vocación de cineasta. También en Paris se une al movimiento surrealista. El surrealismo según Ian Gibson no es sólo un movimiento artístico, sino una forma de ver la vida para provocar a la gente y generar cambios en la sociedad, mediante un proceso de introspección que le permita al individuo sacar a la superficie esa introspección e integrarla a su ser consciente.
El surrealismo fue en realidad una consecuencia y una superación histórica e ideológica del dadaísmo. André Breton, escritor, poeta, y principal exponente del Surrealismo, había dedicado el primer número de su revista “Littérature” al dadaísmo, pero en 1923, Bretón rompe con Tristan Tzara, poeta y ensayista rumano, fundador del movimiento antiarte conocido como dadaísmo y crea el surrealismo. El primer manifiesto surrealista de 1924 definía al movimiento como “un automatismo psíquico mediante el cual se propone expresar sea verbalmente o por escrito o de otro modo el funcionamiento real del pensamiento en ausencia de todo control ejercido por la razón y al margen de toda preocupación estética o moral”. Señalaba en este texto entre los precursores o contribuyentes a la génesis del surrealismo a Sigmund Freud, Víctor Hugo, Baudelaire, Mallarmé. Para Breton el surrealismo tenía una vocación liberadora en una lucha contra las servidumbres sociales y morales del hombre y en esa lucha contra la razón exaltaba los procesos oníricos y la investigación del subconsciente.
Buñuel por su parte, era un individuo interesado en la condición humana y a través del surrealismo podía desarrollar su vocación cinematográfica provocando al espectador para que cuestionará valores de la sociedad y generar denuncias. Él partía del concepto de un nuevo individuo, hombre libre sin ataduras de religión, nación y familia, como elementos restrictivos. En París, se hace asiduo al cine y después de la epifanía de “Las tres luces”, escribe guiones y es asistente del director Jean Epstein y es en 1927 que gracias a un préstamo de su madre, que hace su primera película de 17 minutos de duración en colaboración con Salvador Dalí, llamada “Un perro andaluz”, cuyo origen es que Buñuel fue a pasar unos días a casa de su amigo Salvador Dalí y le contó un sueño que tuvo en el cual una nube corta la luna en dos mitades como una navaja cortando un ojo. Dalí le contrapuso su propio sueño de una mano con hormigas y le pregunta a Buñuel: ¿qué pasaría si empezáramos a partir de aquí y hacemos una película? Juntos escribieron el guion y Buñuel la dirigió y en pocos días la filmó. Dalí y Buñuel llegaron a un acuerdo: ninguna idea puede comportar una explicación racional que sea aceptada. Según Buñuel, “Tuvimos que abrir todas las puertas a lo irracional y guardar sólo esas imágenes que nos sorprendieron sin intentar explicar la razón. Un perro andaluz planteaba brutalmente el problema del significado. En el mensaje surrealista y en un film surrealista no existe voluntad de significado, pero todo mensaje articulado por el hombre esta necesariamente investido de algún significado el cual es descifrable a través de técnicas tales como el psicoanálisis y los sueños”.
A “El perro andaluz” le siguió en 1930 “La edad de oro”, una película antiburguesa, irreverente y blasfema. Su escándalo social y su secuestro policial proyectaron a Buñuel. Después del escándalo de la edad de oro, la MGM se lleva a Buñuel a Hollywood donde lo recibió Irving Thalberg. Vuelve a España y en 1932 Buñuel dirige un áspero documental llamado “Tierra sin pan” (Les Hurdes) que era una dura crítica a la política social de esa época republicana. En este documental capta y enseña la dura realidad de Las Hurdes, comarca situada en el norte de la provincia de Cáceres, en Extremadura, una de las regiones más pobres y menos desarrolladas de la España de 1932. La insalubridad, la miseria y la falta de oportunidades provocan la emigración de los jóvenes y la soledad de quienes se quedan en esta desolada región extremeña, dispuestos sus habitantes a servir como actores en su documental a cambio de dos cabras abatidas por el equipo de rodaje y veinte panes que sirvieron como materia prima para una comida colectiva dirigida por el alcalde.
Al estallar la guerra en Europa vuelve a Estados Unidos y trabaja en la sección de documentales del museo de arte moderno de Nueva York (MOMA) donde le encargan reeditar las películas de la alemana Leni Riefenstahl y ahí se da su ruptura con Salvador Dalí, ya que este declaró en Nueva York que la “Edad de Oro” tenía un contenido subversivo porque Buñuel era comunista, mientras que Dalí se consideraba muy cristiano y que Buñuel lo había traicionado. Frente a esta manifestación de su “amigo” Dalí, Buñuel tuvo que salir de Estados Unidos hacia Paris y en su escala en México el productor Óscar Dancigers le ofrece trabajo, lo cual Buñuel necesitaba, para dirigir la película Gran Casino con Jorge Negrete y Libertad Lamarque.
Aquí empieza su etapa mexicana en donde desarrolla su talento cinematográfico y luego de su primer éxito con la película “El gran calavera”, logra en 1950 su primer gran film y leyenda del cine mexicano “Los Olvidados”, cuyo guion escribió junto con Luis Alcoriza, y fotografía del gran Gabriel Figueroa. Los Olvidados, levanto mucho revuelo y fue retirada por presiones procedentes de la prensa, el Gobierno y cierto público ya que para los mexicanos la visión que este largometraje daba de las capas sociales más desfavorecidas del país era una bofetada del exiliado Buñuel al país que lo había acogido. Después de que Buñuel recibiera el Premio al Mejor Director en Cannes por Los Olvidados, ese rechazo inicial del largometraje se fue modificando hacia lo positivo, hasta el punto de que en los años noventa se la llegó a considerar una de las mejores películas mexicanas de todos los tiempos. Los Olvidados presenta una visión de la realidad más pobre y el crimen presente en la sociedad mexicana de los años cincuenta. Buñuel investigó en el tribunal de menores de México los expedientes que le dieron las ideas para el guion que hizo con Luis Alcoriza.
En esta película Buñuel inicia su relación con Gabriel Figueroa, director de fotografía mexicano y figura importante de la época de oro del cine mexicano. En su etapa mexicana, Buñuel dirige cerca de 20 películas de las que destacan varias películas como: Gran Casino; Los Olvidados; Nazarín; La Joven; y en especial, El Ángel Exterminador (1962), con guion de Buñuel, fotografía de Gabriel Figueroa, e interpretada por Silvia Pinal, Jacqueline Andere, Luis Beristáin, Claudio Brook, entre otros. Un grupo de comensales, invitados a una cena de alta sociedad, disfrutan de una gran fiesta, las bebidas circulan, alguien toca el piano, todos muy elegantes y sus ojos reflejan avaricia, lujuria y envidia. La fiesta termina y los invitados no pueden salir del lugar de la cena. Las horas se convierten en días y los invitados no pueden salir, están en esta trampa que se cierra para los señores y sus invitados, cuyas relaciones, en una alegoría sobre la propia sociedad, se van emponzoñando a medida que pasan el tiempo encerrados, hasta el punto de que acaban arrancándose la leve capa de decoro y civilización que tan cuidadosamente han cultivado en sus vidas y salta hecha pedazos con elocuente facilidad. Es una comedia negra sobre la inusual aventura de sus invitados. La película ganó el premio otorgado por FIPRESCI en el Festival de Cine de Cannes.
En 1961, un año antes del Ángel Exterminador un proyecto nacido en México, Buñuel realiza Viridiana, una de sus obras más aclamadas y analizadas, que ganó La Palma de Oro del Festival de Cine de Cannes y en cuyo reparto están: Silvia Pinal, Fernando Rey, Francisco Rabal, José Calvo, Margarita Lozano. Buñuel tenía a Benito Pérez Galdós como uno de sus novelistas de referencia. El material de base lo aporta la novela Halma, que Pérez Galdós publicó en 1895, donde vemos al personaje de Nazarín, que sirviera también fielmente a Buñuel como inspiración para una película anterior y otra de sus grandes películas de temática claramente religiosa, cruzándose con el de Catalina de Halma, movida por un máximo empeño en el ideal cristiano de la caridad y la misericordia. En la filmografía de Buñuel, esta película ocupa un espacio esencial en lo que, siguiendo el término aplicado al personaje por su creador literario, podríamos calificar como la etapa “nazarista” de la filmografía de Buñuel, siendo así que Viridiana habría sido concebida de algún modo como continuación de las cuestiones planteadas por el director en Nazarín, no tanto a modo de secuela como de más y mejor abundar en aspectos abordados en aquella otra película. Viridiana es un título destacado en la obra de Buñuel a nivel no solo cinematográfico sino también personal para el director, ya que supuso su retorno a España.
Francisco Rabal, que había sido el Nazarín de Buñuel, ejerció como eficaz intermediario para facilitar que le concedieran el visado al director, en aquel entonces calificado como persona non grata por el régimen de Franco. La propuesta de rodar en España procedía de su productor mexicano, Gustavo Alatriste, esposo de Silvia Pinal. Viridiana es una especie de puente entre la etapa mexicana de Buñuel y su posterior etapa de regreso a Europa, con Francia como socia de producción del resto de su filmografía y España. El sutil guion de ‘Viridiana’ lo escribiría Buñuel con Julio Alejandro. Viridiana contiene elementos satíricos contra la burguesía y ciertas costumbres y valores cristianos, con una excelente secuencia de imitación de La Última Cena reproducida por los mendigos. Algunos la consideran la obra cumbre del cine español con extraordinarias actuaciones de Silvia Pinal, Fernando Rey, Francisco Rabal, José Calvo, Margarita Lozano y un número incontable de símbolos, escenas y matices que sugieren todo tipo de lecturas.
Buñuel era el director español de mayor relevancia y prestigio internacional en ese momento, pero al mismo tiempo era un continuo foco de provocación desde un cine creado desde el exilio que no se sometía por tanto a los dictados aplicados por las autoridades franquistas a los cineastas que trabajaban en ese momento en España. Los artífices del filme no mostraron la película terminada a las autoridades, sino una copia de trabajo con las escenas más proclives a desatar las iras de la censura cuidadosamente desaparecidas sin que nadie se diera cuenta, por lo que la junta de censura la dejó pasar. De esa manera el Festival de Cannes, exhibió la copia que sí tenía todo su explosivo contenido. Ignorante de las consecuencias, el director general de cinematografía del Franquismo, José María Muñoz Fontán, acudió a recoger el premio en Cannes… y fue destituido fulminantemente al día siguiente. (Miguel Juan Payán). L’Osservatore Romano, etiquetó la película como blasfema, exigiendo la excomunión de todos los que habían participado en ella. El Franquismo le retiro la nacionalidad española a la película, y el productor mexicano, Gustavo Alatriste, recuperó una copia de París y la llevó a México, consiguiendo así la nacionalidad de aquel país para la cinta. La película no llegó a estrenarse en cines españoles hasta 1977, 2 años después de la muerte de Franco.
En su etapa de producción francesa, Buñuel dirige varias películas como Diario de una camarera (1964), Belle de jour (1967), El discreto encanto de la burguesía (1972), El fantasma de la libertad (1974), Ese oscuro objeto del deseo (1977) y La Vía Láctea (1969), hechas en colaboración con uno de los máximos exponentes del surrealismo francés, Jean-Claude Carrière y dirige actores de la talla de Catherine Deneuve, Fernando Rey, Franco Nero, Stéphane Audran (Gana el Oscar de Mejor Película Extranjera), Jean-Claude Brialy, Michel Piccoli, Adolfo Celi, Fernando Rey y Carole Bouquet. De este periodo podemos destacar Belle De Jour, Tristana y El discreto encanto de la burguesía (1972).
Belle de Jour, estrenada en 1967 y ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia, parte de la novela homónima de Joseph Kessel publicada en 1928 y sigue la pista a Severine, interpretada por una deslumbrante Catherine Deneuve. Severine es la esposa de un médico de gran éxito, pero con dificultades para sacar adelante sus relaciones íntimas con él. Severine vive sumida en fantasías eróticas que finalmente la conducirán a prostituirse, ansiando ser sometida y poseída por extraños. Inicialmente Buñuel no creía viable adaptar la novela al cine, pero encontró el camino y el argumento original le permitía recuperar pinceladas del surrealismo apegado al subconsciente. El largometraje es también punto de inflexión en la carrera del director, constituyéndose como uno de sus trabajos de mayor relevancia a nivel internacional, lo que por otra parte le abrió las puertas del cine francés.
En 1970 Buñuel de nuevo recurre a Benito Perez Galdós y dirige Tristana que fue nominada al Oscar a la Mejor Producción en Lengua No inglesa y ganó los premios del Círculo de Escritores Cinematográficos de España en las categorías de Mejor Película, Actor Principal (Fernando Rey) y Director. Su protagonista, la Diva Catherine Deneuve siempre ha citado Tristana como una de sus películas favoritas. En 1972, Buñuel dirige El Discreto Encanto De La Burguesía (Le Charme Discret de la Bourgeoisie). Si en El ángel exterminador el grupo protagonista no puede salir de la casa en la que se ha celebrado la cena, en el caso de El discreto encanto de la burguesía el problema es que ni siquiera logran terminar la cena. Además, como en aquella otra producción, también aquí recupera Buñuel pinceladas de surrealismo acudiendo a los sueños para imponer desde esa clave onírica la fantasía en el relato, que de ese modo queda convertido en una especie de laberinto similar a aquel en el que se mueven los protagonistas de su ficción. El discreto encanto de la burguesía ganó el Oscar a la Mejor Película en Lengua No inglesa y recibió una nominación a ese mismo premio en la categoría de Mejor Guion Original.
Buñuel es considerado como uno de los cineastas más importantes y originales del siglo XX. Su originalidad no hace fácil su filmografía, no es un cine aparcamiento que según Miguel Juan Payan, es todo ese cine que sirve esencialmente para aparcar espectadores en la butaca durante un rato sin realmente aportarles más que un rato más o menos conseguido de evasión y entretenimiento. Buñuel logró introducir en el cine una nueva visión o forma de ver la vida (surrealismo) y a partir de ahí, revoluciono el relato cinematográfico. Los sueños fueron el alimento de sus películas desde sus días como surrealista en París hasta sus triunfos cuando tenía más de 70 años. En Buñuel siempre ha habido un deseo constante de perturbar y despertar conciencias de una forma directa, como en su primer filme en colaboración con Dalí, en un trabajo sin cortapisas ni tapujos, con un montaje incoherente, súbito, con imágenes que no responden a lógica alguna, hasta su cine ya maduro con una forma que se aleja de la mera provocación y que está sólidamente edificada con una estructura lineal, un aire realista y un discurso bien argumentado, sobre un trasfondo que subyace, no ya en una imagen sorpresiva y subversiva, como aquella primera, incómoda y surreal, del Perro Andaluz, sino en un profundo análisis de las contradicciones de la conciencia humana a través de una mirada mucho más pausada que aquella primera mirada surrealista, pero más incómoda porque lleva el peso de lo real. Buñuel fue un individuo ordenado, de vida disciplinada y con gran sentido del humor. Carlos Fuentes dijo que Buñuel tenía una vida monacal. Estuvo casado con Jeanne Rucar desde 1934 hasta su muerte en 1983.
En noviembre de 1972, Luis Buñuel se encontraba en Los Ángeles. El discreto encanto de la burguesía se proyectaba en el Filmex, (Festival internacional de cine de Los Angeles). El célebre director George Cukor (The Philadelphia Story, 1940) invitó a comer al cineasta español en su gran mansión en las colinas de Hollywood. A Luis Buñuel no le fue revelada la identidad del resto de los invitados. Una fotografía, donde Buñuel está en el centro de la foto, inmortalizó la reunión. A la comida acudieron Robert Mulligan (Matar un ruiseñor, 1962), William Wyler (Ben-Hur, 1959) el anfitrión George Cukor, Robert Wise (West Side Story, 1961), Jean-Claude Carrière (guionista de Buñuel), Serge Silberman (Ran, 1985), Billy Wilder (Con faldas y a lo loco, 1959), George Stevens (Un lugar en el sol 1951), Alfred Hitchcock (Vértigo, 1958) y Rouben Mamoulian (La reina Cristina de Suecia1933). Fritz Lang no pudo asistir por su delicado estado de salud. John Ford tuvo que marcharse por el mismo motivo antes de que se tomara la imagen del grupo. Se considera que nunca antes, ni después, una fotografía ha mostrado reunidos a tantas leyendas geniales del cine. Luego de haber visto las películas de Luis Buñuel, disfrutado de foros con Jean-Claude Carrière, Ian Gibson y otros y leído los análisis de Roger Ebert, Román Gubern y Georges Sadoul sobre su obra, entiendo por qué aquel sábado de marzo de 1973, mi amigo Roberto Duro Ayala, me invito a ver “El discreto encanto de la burguesía”.