Realizar un cambio de actitud, de comportamiento o simplemente de un hábito negativo es completamente posible, y la razón por la cual se convierte muchas veces en una especie de tarea titánica, es debido a que en la mayoría de los casos debemos enfrentarnos a nosotros mismos para conseguirlo.
La mayor parte del tiempo actuamos impulsados por las programaciones que tenemos grabadas desde que éramos pequeños, es decir, lo hacemos por reacción, sin tomarnos el tiempo necesario para pensar y considerar otra posibilidad de hacerlo. Es así como con nuestro comportamiento, actitud y elecciones nos repetimos una y otra vez generando situaciones similares a lo largo de nuestra vida.

Tomarnos el tiempo necesario para practicar la mirada interior, sin juicio, sin crítica y sin justificación, para poder identificar la idea que está detrás de alguna de nuestras actitudes o hábitos negativos, nos permitirá –haciendo uso de las herramientas necesarias– modificarlos para que podamos ver e interpretar las situaciones que vivimos de una manera diferente, pues solo así podremos actuar ante estas con voluntad y conciencia del efecto positivo que en realidad queremos producir.

Busquemos la manera más asertiva de mejorar, de transformarnos. Y lo que esto significa mayormente es no permanecer de brazos cruzados, indolentes y apáticos, ante lo que nos pasa, esperando que alguien se haga cargo y nos rescate o nos libere de la situación en la que estamos atrapados. Dejemos de esperar a que suceda algo ajeno a nuestra intención para que nuestra vida mejore, sin asumir la responsabilidad de conseguirlo por nosotros mismos, a través de nuestra voluntad, responsabilidad y determinación de actuar.


Claves para alcanzar el objetivo

Asumir la responsabilidad del proceso. Recupera tu bienestar y tu felicidad. Hay dos herramientas esenciales que puede ayudarnos a combatir la inercia y el desánimo en los que podemos caer al intentar cambiar los hábitos o las actitudes negativas, renovar nuestra actitud y trabajar para cumplir nuestros propósitos: voluntad y disciplina. ¡Deja de esperar y ponte a actuar!

Identificar al saboteador personal. Cada vez que la vocecita justifique un pensamiento, sentimiento o comportamiento equivocado, asume la responsabilidad de tu error y haz cuanto sea necesario para corregirlo y aprender de esa experiencia para no tener que repetirlo. Tómate el tiempo necesario para pensar antes de actuar en cuál va a ser la mejor manera de hacerlo.

Resistir el impulso de reaccionar. Tómate el tiempo para pensar unos minutos antes de dejarte llevar por la reacción y evita terminar actuando como siempre lo has hecho. Respira profundo un par de veces, cambia de posición, pídele más tiempo a tu interlocutor o toma un poquito de distancia para serenar las emociones y aclarar la mente. Busca apoyo si no te sientes capaz de hacerlo solo.

Ganar fuerza de voluntad. La voluntad es una de las herramientas que estimula y potencia nuestra capacidad interior para hacer cambios. Es una energía que emana más del corazón que de nuestra cabeza y que nos lleva a cumplir los objetivos que nos planteamos con determinación, valor y perseverancia. Enfócate en cada acción que hagas, evitando distraerte. Piensa en el bienestar que vas a obtener a cambio. Es para ti.

Fortalecer la estima. Conócete mejor, comienza a valorarte, confía en ti, en tus capacidades y conocimientos, cree que vale la pena hacer cosas para aumentar tu bienestar. Siéntete en capacidad de tomar decisiones y de hacer los cambios necesarios para mejorar tu vida. Conecta de nuevo con la esperanza, el optimismo, la motivación, la paz, el éxito, el bienestar, el amor y la felicidad. ¡Conviértete en tu principal motivador y amigo!