Hace más de un año la coronación para ser la primera Miss Supranational de Venezuela brindó felicidad, satisfacción y esperanza a Gabriela de la Cruz, quien desde muy pequeña se ha involucrado en concursos de belleza y obras de labor social.
Su participación a temprana edad en certámenes de belleza le dio la fuerza y el temple necesarios para llegar a ser parte de un evento de talla internacional, logrando con ello la satisfacción de llevar a otro nivel su participación en obras sociales.
En conversación con
Estampas trataremos de conocer en profundidad a la reina.
“No quería ser solo una reina físicamente bella sino una reina preparada e integral”, dice Gabriela de la Cruz
–¿Cómo fue tu niñez? ¿De pequeña te llamaban la atención los concursos de belleza?
–Mi niñez fue absolutamente feliz, mis recuerdos son todos con mi familia, reuniones, cumpleaños, vacaciones; gracias a Dios tengo una familia que siempre me brindó su amor y protección. Solo me faltaba algo y cuando cumplí 7 años ese algo llegó a mi vida: nació mi hermana menor. Ella fue el regalo que tanto le pedí a la virgen.
“Con respecto a los concursos de belleza, ¡Sí, claro! Siempre me llamaron la atención. ¿A qué niña no le gusta jugar a ser reina? Tanto así que fui reina en preescolar, en primaria y en bachillerato. Y cuando culminé la secundaria comenzó mi camino a lo que hoy he logrado.
–¿Cómo fueron tus inicios en los certámenes de belleza?
–¿Has escuchado la típica historia de la madre que quería ser miss y no pudo? Bueno, exactamente eso me pasó a mí. Desde muy pequeña mi mamá me incentivó e inspiró a meterme en modelaje, miniconcursos y todo lo relacionado con la belleza. Mi pasión por este mundo creció tanto que no me podía quedar ahí. Así que fui escalando, aprendiendo, tropezándome, conociendo a profesionales y estudiando un montón. Desde el inicio me enfoqué en ser una Miss preparada. Fui “Valencia”, luego “Carabobo”, pero la meta siempre fue “Venezuela”, y con muchísimo esfuerzo lo logré.
–Cuéntanos un poco sobre tu participación en obras sociales.
–Todo empezó desde pequeña, en mi casa recaudábamos lo que no necesitábamos, y si estaba en buen estado, lo donábamos. Para mí ayudar es lo normal, así fui criada.
“En 2017, en San Felipe, estado Yaracuy, tenía junto a otras personas un proyecto que se llamaba “Tocando puertas por amor”. Consistía en tocar la puerta de familias necesitadas para saber cuál era su mayor carencia y luego tocar la puerta de personas pudientes para que ayudaran a cubrir dicha necesidad.
“Durante la participación en el concurso tuve la oportunidad de realizar más actividades de labor social y como reina pude profundizarlo más. Fui más insistente con los niños huérfanos y en situación de calle debido a que ellos no escogieron ese estilo de vida. Almas indefensas que nos hacen pisar tierra, recordándonos que en muchas ocasiones nos quejamos sin mirar nuestro alrededor y sin darnos cuenta de lo bendecidos que somos.”
Lo vivido en Polonia fue una de las mejores experiencias de su vida
Ayudar reconforta el corazón
–Fueron meses de preparación. ¿Cómo describes el proceso que te llevó a la corona?
–Fue un proceso maravillosamente caótico. Pasé de llegar a mi casa con mis padres y tener todo listo a vivir sola desde una edad muy temprana. Inicié mi preparación sin siquiera saber cómo iba a cumplir la meta. El primer paso fue estudiar inglés. Como dije, no quería ser solo una reina físicamente bella sino una reina preparada e integral. Ese mismo año (tenía 18) volví a Venezuela. Desde entonces trabajé muy duro hasta que llegó el momento: ya estaba dentro de un concurso importante.
“Este proceso me puso a prueba, mis valores y principios no eran negociables, tenía que traerme todo lo que había aprendido en casa y ponerlo en práctica diariamente. Fui responsable, organizada, muy honesta, di todo de mí con la seguridad de que cuando haces bien, todo sale bien.”
–¿Cómo se siente ser la primera Miss Supranational de Venezuela?
–Es una responsabilidad y orgullo muy grandes pues miles de mujeres siguen tu ejemplo, y diariamente trabajo sobre esa base: inspirar y motivar. Se siente muy bien.
–¿Cómo describes tu experiencia en Polonia en el certamen de Supranational? Quedar entre las primeras finalistas fue un gran logro.
–Sin duda ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Estar ahí es nutrirte de culturas, tener a un país apoyándote y apostando por ti, conocer lugares y personas nuevas. Polonia fue adrenalina, orgullo, alegría, amistad. Es de esos recuerdos que nunca puedes olvidar. Que tu país llegue tan lejos y en un concurso tan importante es un momento que no tiene palabras ni sentimientos que puedan describirlo.
–¿Cuáles son los pasos que se deben realizar para uno iniciarse en este tipo de certámenes?
–Constancia por encima de todo, eso hace que no te rindas fácilmente. Y disciplina. No todos los días estamos motivadas, pero con disciplina se logran los objetivos. Ser tú, ser amable, educada, respetuosa. Pero sobre todo aprender a disfrutar. Vivir el momento, que cuando haces todo con pasión, nada sale mal.
–¿Qué retos has tenido que enfrentar debido a la pandemia?
–Los retos se nos presentan constantemente. La verdad nunca imaginé que en mi año como reina atravesaríamos una pandemia. Sin embargo, detenerme no es una opción. A pesar de todo sigo trabajando y cumpliendo pautas, con todas las medidas de prevención, intentando que, en su mayoría, se puedan realizar desde casa. Por ejemplo, entrevistas vía internet.
–¿Qué planes realizarás una vez que termine la pandemia?
–Tengo muchos proyectos en mente, uno de ellos está cumpliéndose actualmente, pronto anunciaré de qué se trata.
“De las cosas que más deseo hacer cuando culmine la pandemia es viajar y pasar mucho tiempo de calidad con las personas que tanto extrañé. Esta pandemia nos ha hecho reflexionar de mil maneras, dejándonos claro que la vida es un segundo. Y sin duda quiero aprovechar cada momento cuando todo esto acabe.”
Ping pong con la reina
–Un valor con el que te identifiques.
–Sin duda la humildad en su verdadero significado. No me refiero a la riqueza o pobreza materiales, sino a la humildad de corazón, esa que te hacer
ser gente y apreciar a los demás por lo que son y no por lo que tienen.
–Un cambio que desees realizar en ti.
–Creo que ninguno porque dejaría de ser yo.
–Si tuvieras un don especial, ¿cuál sería y cómo lo aprovecharías?
–Ante esta pandemia desearía con todo mi corazón tener el don de sanar. ¿Cömo lo aprovecharía? Es más que obvio: ya no habría personas enfermas en el mundo.
–Una palabra o frase que te represente.
–La frase correcta es “nunca pierdas la humildad de tu alma”.
–¿En qué animal te gustaría reencarnar si pudieras?
–Sería genial ser un delfín, ya que ellos son una de las especies más inteligentes que habitan el planeta, y además ellos socializan con los seres humanos.
–¿Y en qué animal no te gustaría reencarnar?
–Jamás quisiera ser una culebra, son rastreras y venenosas, características que no me agradan.
–Color favorito.
–El blanco es un color que representa la perfección, lo pulcro, lo inmaculado, seguridad, confianza y simplicidad.
–Tu hobby favorito.
–¡Increíblemente es entrenar! Antes lo odiaba o era muy floja para esas cosas, ahora no salgo del gimnasio. ¡Me encanta entrenar!
–Un mensaje a la mujer venezolana.
–Que el amor más grande que debemos tener es el amor propio, con esto no existirán adversidades que nos aplasten, sino todo lo contrario, somos capaces de conquistar el mundo.
Fotógrafo: Johan Chango @changophotoMaquillaje: Manuel Ng @mang.makeup