Si bien los pueblos prehispánicos de América fueron los pioneros en el cultivo de la yuca, su origen parece ser incierto pues diversas teorías lo sitúan en las tierras amazónicas; entre los mayas, en América central, o en la cultura moche, en Perú. Lo cierto es que fue con la llegada de Cristóbal Colón en el siglo XV cuando se abrieron las puertas del mundo a este alimento. De Europa saltó al África y a Oriente, y hoy por hoy es uno de los cinco productos agrícolas más cultivados y consumidos en el mundo.
Desde el punto de vista nutricional es un alimento con pocas grasas pero muy rico en hidratos de carbono y con gran cantidad de vitaminas C y B6. Su alto valor energético lo convierte en un alimento perfecto para deportistas y para situaciones que requieran de gran desgaste físico y mental. Pero por esa misma razón se debe consumir con moderación si se está siguiendo un régimen de dieta.
Es un alimento fácil de digerir por lo que es recomendable para quienes sufren de problemas digestivos tales como gastritis, acidez estomacal, úlcera o colitis. Además es apropiado para personas celíacas ya que no contiene gluten. Tampoco contiene colesterol lo que favorece la salud cardiovascular.
Es importante no tomarlo nunca crudo, pues en su composición se encuentran cantidades importantes de cianuro que se pierden cuando se cocina.
Existen muchas formas de consumir la yuca: frita; guisada con otros ingredientes, como verduras o carnes, o acompañada de alguna salsa. Con ella también se prepara harina de yuca con la que se elaboran arepas, panes o dulces.
Lo más saludable es ingerirla cocida o al horno, pero en especial con poco aceite por ser un alimento altamente calórico por sí mismo.
Es un perfecto acompañante de carnes, huevos o pescados si se guisa con otras verduras o se condimenta con especias. Igualmente puede sustituir las papas a la hora de hacer puré.
Hoy ofrecemos una fácil y rápida receta ideal para la merienda o para servir como pasapalos.
Palitos de yuca rellenos con queso
Ingredientes
1 kilo de yuca
1 huevo
¼ de kilo de queso
Harina leudante, la necesaria
1 cucharada de mantequilla sin sal
Aceite para freír
1 pizca de azúcar
Sal al gusto
Es importante no comerla nunca cruda pues contiene cantidades importantes de cianuro que solo se pierden con su cocción
Preparación
Cortar el queso en palitos largos y reservar.
Sancochar la yuca hasta que esté blanda. Luego escurrir, dejar enfriar y triturarla. Añadir el huevo entero, la mantequilla, el azúcar y la sal y revolver bien. A continuación agregar harina leudante suficiente hasta lograr una masa de textura suave.
Tomar porciones de la masa, aplastar, rellenar con el queso y cerrar formando unos palitos. Luego se fríen en abundante aceite caliente. Escurrir sobre papel absorbente.
Estos palitos de yuca se pueden acompañar con alguna salsa de tomate casera.