La realidad de Venezuela como país lleno de bellezas y riquezas naturales nos convirtió en una especie de sitio de reunión de asesores e inversionistas de todas partes del mundo. Sitios únicos como el Salto Ángel dentro del parque nacional Canaima, Los Roques, la isla de Margarita, el pico Bolívar, el Ávila además del oro, petróleo y otras riquezas nos convirtieron en un paraíso para quienes quisieron conocer y vivir en un país hermoso y con muchas posibilidades de consolidar un futuro próspero.
Eso hizo de nuestro hermoso país un caldo de cultivo para que las nuevas generaciones consideraran oficios y profesiones hasta el momento descuidadas en otros lares, como una posibilidad de iniciar un nuevo camino, bartenders, cocineros, baristas empezaron a formarse ganando renombre no solamente en nuestra Venezuela sino también más allá de nuestras fronteras, empezamos a aparecer en notas de prensa internacionales con mucho apoyo y entusiasmo por el talento que se estaba formando y que lo demostraba con su trabajo, dedicación y por supuesto con los resultados dentro y fuera del país. Venezuela se convirtió a finales del siglo XIX en una referencia gastronómica del continente, no solo por los grandes chefs que vinieron de otros países a montar tienda y compartir sus sabores y conocimientos con nuestra gente, sino también por el talento local que rápidamente se adaptó, aprendiendo y creando nuevos espacios y sabores en este pujante rincón del continente.
La buena cocina no camina sola, a su lado hay infinidad de productos y rituales que la acompañan ensalzándola y haciendo que sus acólitos obtengan cada vez un mayor disfrute de esos momentos compartidos en torno a la mesa. No es de extrañar que paralela y simultáneamente a este movimiento sibarita naciera una escuela de Sommeliers, menos nos debería parecer raro que se formara y se adhiriese a la Asociation de la Sommellerie Internationale (ASI) antes que importantes países productores de vino del continente, pero que esto tuviese origen en un pueblo como Puerto Ordaz al interior del país si comienza a parecer descabellado.
La zona del oriente de Venezuela, el estado Bolívar y más específicamente Puerto Ordaz han sido el centro de las más grandes e importantes industrias de metales de Venezuela, hierro, oro, aluminio, se transformaban en ese pequeño pueblo en material de exportación atrayendo a la zona a empresas asesoras de todo el mundo. Alusuisse de Suiza, DSD de Alemania, Italimpianti de Italia, Pechiney de Francia, Mitsubishi, Marubeni e Hitachi de Japón y un largo rosario de grandes contratistas enviaban a sus expertos técnicos a trabajar, trayendo con ellos sus gustos por la buena mesa la cual supieron compartir, enseñar y hacernos familiares con ella. Se crean en la región restaurantes de alto nivel y obviamente se requiere que esa buena cocina sea acompañada y servida de manera apropiada, es por esta razón que la Academia de Sommeliers de Venezuela nace en esta región, para dar un servicio de alto nivel a quienes venían de otras latitudes acostumbrados a ello y querían compartir esos gratos momentos con nosotros.
La Asociación Venezolana de Sommeliers es presentada ante la ASI en 1999 durante una Asamblea en Santorini, Grecia. En ese momento presentada por Canadá y apadrinada por Italia una pequeña Asociación de 18 profesionales en su mayoría mujeres, todos provenientes de un país que parecía perdido en la selva amazónica logra llamar la atención al punto de enviar personas a ver si era cierta esta extraña realidad de un lugar que debería tener indios en guayucos y en su lugar tenía Restaurants de alta cocina y hasta sommeliers. La prueba de fuego fue superada ese mismo año en el marco de la Asamblea general en Rímini, Italia Venezuela es aceptada como miembro activo de la ASI, simultáneamente con Mónaco, dos años antes que Argentina y un año antes que Chile. Es importante aclarar que esto no nos hace mejores que los profesionales de estos países, solo que la realidad del momento en nuestro país requirió sommeliers profesionales antes que el mundo enogastronomico que aquellos tenían entonces y así está escrito en la historia.
A partir del 2005 la Academia de Sommeliers de Venezuela abre su sede en la ciudad capital con doce alumnos que apuestan a gente que viene del interior del país a compartir ese conocimiento sobre el mundo del vino, la buena mesa y todo aquello que le rodea. No era fácil convencer a los capitalinos pero este pequeño grupo eran apasionados y firmes defensores del aprendizaje academizado además de grandes amantes del buen yantar. En ese primer grupo hubo profesionales que querían superarse, importadores preocupados por vender productos que querían conocer mejor y amantes de la buena vida, tres grupos de personas desconocidas entre ellos pero que lograron compenetrarse profundamente y trasmitir ese gusto por lo aprendido logrando un efecto multiplicador que se ha ido repitiendo promoción tras promoción hasta llegar hoy en día con la cohorte XXII a más de 810 egresados, semillas regadas por todo el mundo, algunos utilizando lo aprendido en negocios de importación, otros en distribución, algunos simplemente disfrutando con sus allegados lo aprendido en este sabroso mundo y, por supuesto una buena parte en el mundo de la restauración donde con orgullo hablan de sus orígenes y comparten sus conocimientos haciendo que sus comensales pasen veladas inolvidables en torno a la mesa.
Hoy en día la Academia de Sommeliers de Venezuela ha dictado cursos en varias regiones de Venezuela manteniendo sedes en Puerto Ordaz y Caracas, adaptándose a la realidad del país utilizando herramientas para dictar cursos ¨en línea¨, creando diplomados en productos autóctonos como el Ron y la Cerveza, realizando asociaciones estratégicas con las Universidades privadas más prestigiosas del país como la Universidad Simón Bolívar y la Universidad Católica Andrés Bello, cursos de elaboración de quesos artesanales, Chocolates ¨bean to bar¨, barismo, el arte de los puros, Te e infusiones, coctelería entre otros, siempre con la intención de mejorar el nivel de los sommeliers profesionales en nuestro país, apostando a que siempre que se presenten ante otros serán reconocidos como profesionales del más alto nivel. Este año se cumplen 30 años del ingreso de Venezuela a la Asociation de la Sommellerie Internationale y estamos orgullosos y seguros que donde hay un sommelier venezolano siempre habrá una gran velada que disfrutar en torno a la mesa, estamos dispuestos a seguir apostando por una gran Venezuela que saque provecho no solo de sus recursos naturales sino del talento humano que constituye nuestra mayor riqueza.