La ansiedad se ha convertido en uno de los enemigos de nuestro bienestar. En esta situación en la que nos encontramos cada vez más personas comienzan a experimentar los síntomas de la ansiedad, causada en muchos casos por la incertidumbre y el temor al futuro, por la autoexigencia y por la expectativa hacia los demás. También se suma el hábito adquirido de tratar de anticipar lo que sucederá, la mayoría de las veces de forma pesimista; la prisa con la que queremos vivir; el aislamiento y, en definitiva, el no saber afrontar los cambios que se nos presentan producto de esta pandemia inesperada.

La buena noticia es que podemos hacer uso de ciertas herramientas para manejarla y evitar que se apodere de nosotros y nos lleve a descontrolarnos, en cuyo caso deberíamos buscar la orientación de un buen profesional de la salud física o mental.

Estos son algunos de los antídotos contra la ansiedad:

• Aprender a fluir con los cambios de la vida, sin resistirnos a aceptarlos una vez que han llegado.
• Dejar de querer controlarlo todo y a todos a nuestro alrededor, de manera que podamos ocuparnos de lo que realmente está en nuestras manos, como el cuidado y la responsabilidad hacia nosotros.
• Vivir en el presente, tratando de poner atención a cada cosa que hacemos, evitando de esta forma permanecer atrapados en el pasado, pensando en lo que pudimos hacer, o en la anticipación de lo que sucederá en el futuro cercano, tiempo que aún no ha llegado.

Tengamos presente que la ansiedad es pasajera y que si nos lo proponemos podemos manejarla y superarla.

Cinco claves para vencerla

Distraer el foco de nuestra atención. Cada vez que un pensamiento negativo llegue a tu mente, simplemente evita navegar en él con tu imaginación, rompe el ciclo cambiando el foco de tu atención. Prepárate un té, sírvete un vaso de agua, levántate, haz una llamada, cambia de actividad, ubícate en el presente, y logra desaparecer ese pensamiento de tu mente.

Practicar la respiración consciente. Esta sencilla práctica consiste en prestar atención al momento en el que volvemos consciente el acto automático de respirar, haciéndolo de forma lenta y profunda, atendiendo el momento en que el aire entra y sale de nuestros pulmones, imaginando que nos libera y alivia de la carga mental y emocional que acarreamos. Esto nos ayuda a recuperar la calma, para que podamos responder de una mejor manera a las situaciones y a las personas que enfrentamos. También nos ayuda a serenar las emociones y a recuperar el balance y la seguridad. Prueba practicar unas cuatro o cinco respiraciones de este tipo y vuelve tu atención al presente.

Evitar la anticipación. La mayor parte del tiempo vivimos anticipando cómo se presentarán las cosas, imaginándolas no siempre de la mejor manera, como si de esta forma pudiéramos estar mejor preparados para afrontar todo lo que nos pueda llegar a suceder. Si bien no puedes controlar lo que pase ni lo que hagan las otras personas involucradas, sí puedes manejar la forma en la que responderás a cada situación. Escribe afirmaciones positivas con frases de valor, fortaleza y optimismo, y repítelas varias veces al día, especialmente cuando te sientas angustiado. Mantente en el aquí y el ahora.

Aceptar que nos podemos equivocar. Contrario a lo que la gente usualmente cree, el fracaso nos acerca al éxito porque nos enseña y nos estimula a buscar alternativas y nuevos caminos para conseguir lo que buscamos. Lo importante es no dejarnos desanimar por temor a equivocarnos, sino más bien estar dispuestos a conseguirlo, a intentarlo, a corregir, a aprender y a volver a empezar si fuese necesario.

Meditar. Practicar alguna técnica de meditación o simplemente practicar la oración consciente –que nos recuerda que no estamos solos y que la Divinidad siempre nos acompaña– puede ayudarnos a serenar la mente, a aquietar las emociones alteradas y a recuperar el balance y la paz. La meditación es una herramienta por excelencia para recuperar y mantener el balance, la serenidad y la paz mental.