Con cinceles, martillos, taladros, esmeriles, escofinas y rectificadoras, Yadersy Wetter, escultora venezolana de Maturín y con fuertes raíces margariteñas, va perfilando y modelando formas con las más duras piedras, hasta matizarlas y convertirlas en obras de arte sorprendentes.
“Me apasionan las rocas y el lenguaje sencillo y muy puro de sus texturas, de sus colores únicos, y puedo estar trabajando con ellas constantemente. Siempre tendrán algo nuevo para mí”, dice al describir su trabajo. Su casa y su taller en Lechería son lo más semejante a una exposición de modernas esculturas, dignas de Nueva York, París, Berlín o Pekín.
Le encantan el color blanco de las piedras de Cumarebo, los grises y verdes de las rocas serpentinas y las vetas blancas y grises del mármol de Macanao. “Siempre debo buscarlas lejos, en las costas y montañas cercanas a Lechería nunca he conseguidos piedras para tallar”. Le gustaría alguna vez, irse –de paseo, de estudios– hasta la Selva Negra alemana. Desde allá dicen que llegó el apellido Wetter a los predios margariteños de Altagracia, de donde procede su padre, Néstor Abraham Wetter.
La escultora es nativa de Maturín y está radicada desde su juventud en Lechería
De sus esculturas, un versado crítico, Perán Erminy, escribe que “lo primero que percibimos es la interacción entre volúmenes y vacíos. La corporeidad es mixta, integrada con volúmenes y contra volúmenes, en una dinámica de antagonias virtuales que se desbordan hacia el entorno y tienden a incluirlo.
Estas bellas obras nos hacen evocar, como variaciones especulares, el modelo referencial de la estructura natural perfecta del Nautilus”.
Nada más exacto para decirnos cómo lo antiguo y lo moderno se conjugan en la creatividad artística de Yadersy Wetter, administradora industrial graduada en la Universidad de Oriente, con estudios de pintura, cerámica y escultura en la escuela de artes plásticas Armando Reverón.
“La arena, el polvo o la tierra son un inicio, donde nace la esencia misma de la piedra, de la roca. Yadersy Wetter recrea el largo trabajo de la naturaleza sumándole el sentido de armonía humana”, sintetizó Jérémy Fabre, para presentar sus esculturas en la Foundation Maison de la France, en Lechería, en 2014.
Wetter tiene predilección por los tonos verdes, grises y blancos de las piedras de Cumarebo (Falcón) y las rocas serpentinas y el mármol de Margarita
Desde 1998 ella ha desarrollado su carrera en las artes plásticas. Metódica y muy disciplinada, alterna las exigencias hogareñas con su frecuente participación en exposiciones colectivas, bienales de arte, eventos culturales y publicaciones en el área de las artes visuales.
Casada con Félix Hung, profesional de la contaduría y empresario, descendiente de una de las grandes familias asiáticas de nuestra región, y madre de Andrea y Alejandra, quienes se abren paso en otras disciplinas profesionales, le encanta el gusto de su familia por el arte. “Tengo dos hijas muy creativas, una podría ser artista, la otra le gusta acompañarme a visitar ferias, galerías y museos, las dos tienen un buen ojo crítico”.
Nuestra escultora ha recibido muchos reconocimientos, entre ellos el primer premio del Concurso de Estatuillas para el II Festival Nacional de Cortometraje Clemente de La Cerda (2013) y el Premio Tridimensional de Artes 7 de Diciembre (2011) en Maturín, su ciudad natal. Más recientemente sus obras han sido expuestas en Covid-19. The Art of Isolation/ Survey 2. Curator’s Voice Art Projects. A Virtual exhibition, en Miami; y en Imaginario Urbano, exposición organizada por la Asociación Venezolana de Artistas de la Plástica, en Caracas.
“Forma Continua”, 2001, talla en piedra de Cumarebo
Enfatiza que el trabajo con las piedras no es tan difícil como pudiera pensarse. “Las piedras ya son bellas en su estado natural, yo solo las intervengo un poco, digamos que dejo mi huella en ellas”, expresa, ufana, sobre su perseverancia “en experimentar y llegar a un punto de tal concentración que viene a ser una especie de meditación”. Define que la obra que realiza surge en mucho de toda esa interacción.
Confiesa que le puede llevar una semana realizar una obra mediana, pero eso no es lo usual. “Trabajo varias piezas y las voy dejando casi listas para el acabado final y cuando las tengo que enviar para alguna muestra las termino. Siempre busco ayuda, para ver y analizar la obra y dado su gran peso, para moverlas. Esto es absolutamente necesario”.
La artista expresa que le gusta trabajar simultáneamente con varias piezas
Ama sus fuertes herramientas, se acostumbró muy rápidamente a usarlas y dice que le facilitan mucho el trabajo. “A lo que nunca me acostumbré es a usar guantes, pero cuido mis manos con mucho esmero y nunca me falta alguna cremita para sentirlas acariciables”, expresa, sonriente, muy regocijada de su labor como escultora.