Hay muchos eventos que han sido creados para poner de manifiesto situaciones en las que la inequidad, la falta de igualdad de oportunidades y los obstáculos hacen muy difícil llevar a cabo una experiencia de desarrollo. Hoy más que nunca es indispensable poner de relieve algunas situaciones para impulsar cambios estructurales, hacer preguntas, cuestionar y plantear soluciones.
Celebrar a la mujer emprendedora es una forma muy efectiva de estimular el empoderamiento femenino en general, en tiempos en los que todavía predominan prejuicios sobre las capacidades operativas, financieras y ejecutivas de las féminas. En algunos países esto se agrava porque aún están disminuidas frente a los hombres que, lamentablemente escudados en tradiciones patriarcales, determinan sus decisiones.
Storytelling o el arte de contar tu historia
El famoso storytelling, un anglicismo bastante difundido por el marketing digital, significa hacer de la historia personal una herramienta para fortalecer una marca, sea personal o empresarial. A las audiencias les gusta escuchar historias de vida y mientras más genuinas sean más empatía producen y más enganchan.
Sin embargo, el meollo de este asunto no es desnudar su vida sino contar algo que tenga valor humano y que al mismo tiempo postule una solución a un problema que muchos puedan tener y no se atreven a contar.
En ocasión de un día que estimula a las mujeres emprendedoras, las historias que importan son aquellas que estimulan a seguir adelante pese a las circunstancias adversas. Contar casos de superación y de logro inspiran a otras mujeres a conectarse con sus capacidades.
Una marca también necesita emoción
En los entornos de comunicación se apela mucho –y con buenos resultados– a la emoción que puede suscitar un producto o servicio. Se ha entendido que la gente ya no consume solo lo que le ofrece una empresa, sino que prefiere acceder a experiencias. En términos filosóficos, busca darle sentido a lo que decide y hace. Si bien puede sonar muy frío, porque hay todo un esquema lógico para construirlo, en los emprendimientos sociales es algo sensato y necesario.
Y el emprendimiento con visión de género debe verse también como una forma orgánica de tejer redes sociales, desde donde se pueda constituir un real sentido comunitario.
Debemos recordar que hacer conexión no significa necesariamente relacionarse, por eso, si queremos relaciones vitales, hay que brindarnos y aportar nuestra experiencia para facilitarle a otras mujeres un mejor destino.