En casa las ilusiones y las alegrías se renuevan mágicamente cuando llega el último mes del año, en especial por ser la época de las bendiciones y los buenos deseos. Junto con ello, las festividades decembrinas marcan la diferencia en nuestro calendario para dar la bienvenida a una serie de tradiciones y rituales que no solo se realizan en nochebuena (o nochevieja) sino también en los días previos.
Una de esas tradiciones es la llegada del Espíritu de la Navidad, una celebración que se ha ido transformando a lo largo del tiempo y cuyas raíces nacen de una tradición de las regiones nórdicas. De hecho cada 21 de diciembre, cuando la Tierra entra en el solsticio de invierno, se anuncia la llegada de este Espíritu a quien se le encarga un sinfín de peticiones.
Sobre su origen se conocen distintas versiones, pero según una leyenda proveniente de los antiguos pueblos nórdicos y celtas se dice que el Espíritu de la Navidad se refiere a un viajero proveniente de un mundo distinto al nuestro y que se radicó en esas tierras, donde convirtió deseos en realidad y llenó de luz, armonía y energía a las personas de buena voluntad que visitaba durante sus recorridos en la temporada de invierno.
Con el pasar del tiempo el cristianismo asoció las costumbres de esos antepasados con el nacimiento de Cristo, desplazando las celebraciones al sol y a la naturaleza, consideradas paganas por la iglesia Católica, para sustituirlas con la de Jesús de Nazareth.
Por otro lado se dice que se trata solamente de una energía angelical que trae buenas vibras, abundancia y prosperidad. Mientras que otros consideran que el Espíritu de la Navidad es la presencia de Dios en los hogares.
Las velas representan amor, salud, prosperidad y esperanza
¿Cómo se celebra?
Durante esta fecha las personas se preparan para iniciar el ritual de bienvenida desde el día anterior, es decir el 20 de diciembre, fecha en la que limpian su hogares, especialmente para despojarlo de energías negativas y recibir al Espíritu de la Navidad con buenas vibras y abiertos a la abundancia.
Al día siguiente, el 21 de diciembre, entre las 10:00 p.m. y la medianoche, bajo luces intermitentes, villancicos y un cálido aroma reciben el Espíritu de la Navidad con un ritual que consiste en encender velas doradas, rojas o naranjas, con olor a mandarina o limón, después de la cena.
Posterior a esto se procede a hacer la lista de deseos para el próximo año. Cabe destacar que los anhelos deberán escribirse por orden de relevancia, de mayor a menor, y en ellos se debe pedir también por la paz mundial y el bienestar de los pueblos.
Luego, cada integrante de la familia, con su lista de deseos en las manos, deberá pasarla por la luz de las velas en dirección a las agujas del reloj y guardarla hasta el próximo año, cuando quemará los deseos cumplidos y agradecerá por haberlos alcanzado.
En muchas partes del mundo hay quienes realizan una cena esa noche. Otras familias prefieren realizar una pequeña oración o iniciar el intercambio de regalos ese día. Es así como la noche más larga del año se alista con aroma cálido, de amor, paz y armonía para celebrar una leyenda hecha tradición.
¿Por qué es la noche más larga?
Dependiendo de la correspondencia con el calendario, el evento del solsticio de invierno tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre todos los años en el caso del hemisferio norte, y entre el 20 y el 23 de junio en el caso del hemisferio sur.
Se trata del día del año en que el Sol sale más tarde y se pone más temprano. Es así porque el astro llega a su punto más bajo, es decir más al sur, y por eso es el día más corto del año (o la noche más larga). A partir de ese momento el Sol reinicia su recorrido hacia el norte.