En distintos lugares del mundo, cada 31 de diciembre se hace presente en el hogar la tradición de comer 12 uvas para acompañar las campanadas que despiden el año, además de augurar buena suerte y el cumplimiento de nuestros deseos para el siguiente. Pero, ¿de dónde proviene esta costumbre?
Sobre su origen hay dos hipótesis. La primera se remonta a 1880 cuando la burguesía española celebraba cada nochevieja con una cena en la que se incluían champagne y uvas. Esta práctica fue ironizada por obreros madrileños que acudieron a la plaza de la Puerta del Sol a comer las 12 uvas al son de las campanadas imitando a la clase alta.
Desde entonces hasta la actualidad cientos de personas, incluso turistas, reciben el año en ese lugar, donde bailan y comen las uvas.
La segunda explicación cuenta que la tradición surgió en 1909, tras el gran exceso de uvas que dejó una cosecha en Alicante, al sureste de España. Para comerciarlas los productores las promocionaron como “uvas de la suerte”. En uno de esos vaivenes, un hombre guardó de estas frutas y en la cena de nochevieja le entregó 12 uvas a cada comensal para que las comieran en los últimos minutos del año.
Aunque no hay certeza alguna sobre cuál de las dos situaciones es la verdadera madre de esta tradición que traemos a colación cada fin de año, lo que sí es cierto es que su origen reside en España. Sin embargo, nos queda vagando una segunda interrogante: ¿Por qué son 12 uvas?
Sobre este punto tampoco hay precisión y es por eso que se mantiene la duda acerca de si se debe a los 12 meses del año o si representan las 12 campanadas que marcan el comienzo del año nuevo.
En todo caso, sea cual sea la razón de su cantidad, comer 12 uvas es una tradición nacida en España y por consiguiente un legado para la mayoría de los países latinoamericanos, entre ellos Venezuela, Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú, Costa Rica, Nicaragua y México, entre otros.
La tradición según tres países
En España la tradición consiste en comer 12 uvas a las 12:00 a.m., justo cuando inicia el nuevo año. Esto se hace al compás de las 12 campanadas que se dan desde la Puerta del Sol, en Madrid.
En Portugal la costumbre presenta una variante y es que los portugueses piden sus deseos con uvas pasas. También tienen claro que las 12 uvas representan los meses del nuevo año.
En Filipinas, país con herencia hispánica debido a tres siglos de presencia española, las uvas no son la figura central sino que destacan entre los 12 tipos de frutas que se usan para la celebración del año nuevo.
En este caso, los filipinos reúnen en sus mesas frutas redondas y distintas entre sí, incluyendo sandías, melones o toronjas, además de las uvas, ya que para ellos son sinónimo de abundancia y cada una representa un mes del año.
Lo que queda al final es que, aun cuando las consumamos desde países distintos y con algunas variaciones en la tradición, las 12 uvas nos unen a cientos de personas alrededor del mundo para evocar un mismo fin: el cumplimiento de nuestros deseos y la abundancia y la prosperidad para los meses venideros.