Ocarina Castillo D’Imperio (*)
Mandarina (Citrus Reticulata Blanco), perteneciente a la clase Magnoliopsida y a la familia Rutácea. Del grupo de los agrios o frutas cítricas junto a la naranja, el limón, la toronja y la cidra. Originaria de China, con una antigüedad calculada hacia el S XII a.C., se extendió por el Sureste Asiático y la India desarrollando una diversidad de especies y cultivares, llegó al Mediterráneo, de allí a las Antillas y a la tierra firme del Nuevo Mundo.
Gracias a diversas investigaciones científicas podemos conocer que llegó a nuestro país a principios del S XX a través de instituciones, como los huertos del Noviciado del Sagrado Corazón de Jesús en los Dos Caminos (Estado Miranda) y del Ministerio de Agricultura y Cría, las cuales ofrecían plantas cítricas injertadas. También se reseña que en 1934 se importó de Florida y Puerto Rico una extensa colección de cítricos para la formación del huerto de la Escuela Práctica de la Providencia en Turmero, Edo. Aragua (Avilán et al, en Naranjo, 2013, p. 30).
En la actualidad, el Edo Miranda y en particular, los municipios Zamora y Acevedo de la región de Barlovento a escasos 45 Km de Caracas, constituyen la más importante zona productora de mandarinas, seguida en la última década por el estado Táchira. El cultivo de Mandarinas se inició en Barlovento en 1942 a propósito del obsequio de 20 plantas procedentes de la Hacienda “La Lagunita” en El Hatillo, antigua propiedad del General Eleazar López Contreras, que fueron recibidas y plantadas por el Sr Gustavo Machado en su Hacienda “La Concepción” en Araira. En efecto, las mandarinas de la región Barloventeña son injertas del cítrico cultivar “Dancy” en patrón de naranja cajera o agria (Naranjo, 2013, p.25 ). Una vez iniciado el cultivo tardan entre 2 y 4 años en dar sus primeros frutos, son plantas permanentes que suelen tener una duración de alrededor de 5 o 6 décadas. Su cultivo se expandió y fortaleció en la forma de pequeñas y medianas propiedades, señalándose a partir de mediados de los años setenta, como la “época dorada” de las mandarinas de Araira, hasta los últimos años, cuando se ha evidenciado una disminución de la producción, no obstante lo cual ocupa el 7mo lugar entre las 10 frutas que más se consumen en el país.
Los comensales aprecian sobremanera su color, olor, sabor dulce y fácil pelado. En materia nutricional son ricas en Vitamina C, ácido fólico, magnesio, potasio, fibra, antioxidantes y hesperidina, flavonoide con propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas y antialérgica. En la mandarina, no sólo se aprovechan sus jugosos gajos, sino también de sus semillas se obtiene pectina cítrica (estabilizante/espesante de alimentos), de su cáscara se extraen aceites esenciales de gran calidad y altas potencialidades en farmacología, cosmética e industria alimentaria. Sin embargo, el consumo mayor se concentra propiamente en la fruta, prestándose muy poca atención a sus posibilidades de aprovechamiento en lo que se refiere al desarrollo de diferentes estrategias culinarias, como podría ser la elaboración de conservas, mermeladas, bolsitas de té, salsas, vinagretas y variados postres (tortas, mousse, gelatinas, helados, etc.)
En la temporada de cosecha que se extiende de octubre a marzo, entre su árboles colmados de frutas, se encuentran distintos tipos de mandarina, muy especialmente, la variedad roja de color intenso, concha gruesa y tamaño más grande, pero también la mandarina criolla de menor prestigio comercial, más pequeña, pero excelente aroma y muy jugosa. Así que no se deje seducir totalmente por la apariencia, pruebe la chiquita y menos bonita, pero más dulce y jugosa… Aprovechemos lo que queda de temporada y vayamos más allá del “Chúpate esa mandarina”, innovando y experimentando nuevas recetas con su color, aroma y sabor.
(*) Ocarina Castillo D’Imperio
Antropóloga, investigadora de la cultura y los sabores y miembro de la Academia Nacional de la Historia.
Imagen de: S. Hermann & F. Richter en Pixabay
Fuentes utilizadas:
Bennys R Naranjo: Análisis del sistema de producción de mandarina `dancy´ (Citrus Reticulata blanco), en la región de Barlovento, estado Miranda, desde las perspectivas económica, social y técnica. Tesis, Fac de Agronomía, UCV, 2013; Danny Blanco, Marianna Rivero y Kathiuska Milano: “Araira: Mandarinas y Sostenibilidad”, Trabajo final presentado en la Asignatura Antropología de los Sabores, Escuela de Sociología, UCV, 2014.