Marsolaire Quintana (*)
Metas claras y plan de acción. Se dice fácil, pero requiere concentración para establecer las primeras y lograr llevarlas a cabo mediante una hoja de ruta. Mucha gente se desmotiva porque su capital no parece suficiente para iniciar una empresa, y dejan a un lado, todo aquello que pudiera definitivamente ayudar a alcanzar sus objetivos: una buena idea y capacidad de adaptación.
Uno de los mayores obstáculos de un entrepreneur es desestimar lo que tiene en el presente. Tal vez un trabajo mal remunerado o poco interesante o, si está desempleado, el tiempo suficiente para planificar. En el primer caso, el empleo insatisfactorio debería ser visto como un socio proveedor; en el segundo, el espacio temporal del que se dispone es invaluable porque permite centrarse en desarrollar una buena idea.
Considera tu profesión u oficio como punto de partida
Nadie comienza desde cero. Es un mito. Los estudios formales o informales que has hecho, así como la experiencia, son un buen apalancamiento. Tus saberes tienen valor y puedes enseñar a otros por medio de consultorías. En este caso, el capital inicial es intelectual. ¡Tal vez sea invalorable!
Por otra parte, lo que has hecho te ha generado una red de contactos que, vistos como una fuente de información segura y confiable, pueden servirte para testear las oportunidades existentes. De esa manera, te podrás orientar en el escenario actual y, a partir de allí, ampliar esa comunidad en función de tus objetivos e intereses.
Foto: Anna Tarazevich
Comienza a vender lo que ya tienes
Hay personas que tienen miedo de invertir en mercancía, porque no quieren arriesgar capital, sin saber el resultado final. Cuando tu propósito es vender, puedes empezar con un ejercicio muy interesante. Haz un inventario de lo que tengas y no uses. Luego esos artículos vendelos de forma on line. No sólo pules tus capacidades comerciales, sino que conocerás tu mercado.
Usa conscientemente tu tiempo en el celular para vender o subastar objetos que ya tienes. Ten en cuenta las herramientas brindadas por algunas plataformas, tales como segmentación geográfica o costos de envío. Recuerda que los objetos que no se han usado en un año no los necesitas; y lo que tiene más de tres años sin uso (sobre todo si es tecnología), puede ser vendido a coleccionistas o como repuesto.
Foto: Christina Morillo
Crea y vende productos digitales
Sí o sí, los desafíos de la nueva normalidad nos conducen de manera irremediable a digitalizar al máximo la experiencia digital. Si tu experticia, no es el marketing digital, usa un capital mínimo para iniciar una plataforma propia; una página web con e-commerce, capacitación continua que te provea actualización e inversión publicitaria.
Como lo lees: usa ese capital para impulsar tu presencia y para reforzar el valor de tu marca. Así convertirás en venta lo que ofreces de modo virtual con recursos como storytelling. Te permitirá crear una comunidad en cualquier parte del mundo, con la que sea posible una vinculación más extendida en el tiempo, incluso cuando los mecanismos de comercialización cambien.
(*) Marsolaire Quintana es escritora y experta en comunicación corporativa
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