Su codiciada firma hace sentir que tener un producto suyo sea una fortuna en nuestras vidas, razón por la que se ha convertido en una empresaria de renombre. Su matrimonio con el aristócrata Reinaldo Herrera, quien fuera editor de la revista Vanity Fair, es la causa de que tenga el apellido por el cual es conocida hoy, pero su nombre de pila es María Carolina Josefina Pacannins y Niño.
Su éxito nos aporta el aprendizaje de que nunca es tarde para ver realizados nuestros proyectos, ya que comenzó en el mundo de la moda a la edad de 42 años, con 4 hijas y un nieto. "Me educaron para estar en mi casa. Y estuve conforme con esa existencia hasta que con 42 años pegué la ‘espantá’, como los toreros. En mi vida solo había trabajado seis meses, como relacionista pública del modista Emilio Pucci en Caracas" afirma Herrera.
La vida rodeada de lujos se debe a que nació en el seno de una adinerada familia caraqueña, siendo la segunda de cuatro hijos de quien fue comandante y gobernador entre los años 1950 y 1958, Guillermo Pacanins Acevedo, y de María Cristina Niño Passios. El que desde pequeña asistiera a desfiles y compartiera con grandes personalidades creó en ella un estilo prometedor en la moda.
Los frutos de su trabajo la han hecho merecedora de diferentes reconocimientos como el Premio a Una Década de Creación Artística por la Asociación Norteamericana de Diseñadores Hispanos; la Medalla de Oro del Spanish Institute de Nueva York, el premio Council of Fashion Designers of America y fue nombrada Doctora Honoris Causa por el Fashion Institute of Technology de Nueva York, según lo reseña la revista Elle.
En 1980 preparó su primera colección de moda y en 1981 su primer desfile. En 1986 diseñó sus primeros vestidos de novia lo que llamó la atención de la hija mayor de John F. Kennedy, dándole el salto al éxito. A partir de allí llegaron clientas de la talla de Jaqueline Kennedy Onnasis, Hillary Clinton, Salma Hayek, Nicole Kidman y Angelina Jolie, entre otras. En 1988 lanzó su primer perfume homónimo con el conglomerado español Puig que después, en 1995, compraría la marca en su totalidad manteniendo a la diseñadora como directora creativa.
Detrás de su primera puesta en escena está la inspiración de Diana Vreeland, quien en ese momento era editora de moda de Harper’s Bazaar y directora de Vogue. Su éxito la hizo mudarse a Nueva York y fundar la marca que hoy lleva su nombre.
“Sus creaciones ponen especial cuidado en los detalles, están dirigidas a mujeres sofisticadas del mundo entero y presta especial protagonismo a vestidos y trajes de chaqueta en los que impregna su bagaje y estilo de vida. Un estilo que es reflejo de su propia vida e imagen”, expresa la revista Vogue de España.
Aunque recientemente haya abandonado la dirección creativa de la marca, tal como lo anunció en 2018, no significa que haya dejado de lado el emporio que llevó años construyendo: “¡No digas que me retiro! Es un paso adelante” aseveró Herrera, debido a que decidió ser embajadora global de su marca, lo cual la lleva a viajar por el mundo representando el fruto de años de esfuerzo.