La magia de la generosidad
Por Maytte Sepulveda: Pocas cosas son tan satisfactorias como dar a otro lo que necesita. Un comentario asertivo, un gesto amable o una acción solidaria y desinteresada suelen ser más valiosos...
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La generosidad es un valor que nos motiva a compartir lo mejor de nosotros con los demás. Nos convierte en mejores personas porque hace que afloren nuestros mejores pensamientos y sentimientos y nos hace conscientes de la presencia de otros en nuestra vida, especialmente la de aquellos que se encuentran en situación de limitación o necesidad.

Se trata de experimentar la empatía para poder conectarnos con los otros y conocer verdaderamente sus necesidades y deseos. Vivimos tan ensimismados en nuestros asuntos que pocas veces reconocemos la necesidad que personas cercanas a nosotros pueden experimentar, en un momento dado, de un poco de nuestro apoyo, interés o generosidad.

Y es que no solo podemos ser generosos con el recurso económico, también podemos serlo con el cariño y la atención que prestamos, con la paciencia y la comprensión que brindamos, con la sonrisa y las palabras de ánimo y entusiasmo que compartimos, y con los gestos y las acciones solidarias y positivas que realizamos para ayudar a otros. Y aunque te resulte difícil creerlo, donde hay generosidad siempre hay prosperidad, porque lo que a uno le falta otro lo tiene y lo comparte. Además, las personas generosas suelen tener vidas más felices y satisfactorias. Y, definitivamente, si queremos recibir es necesario dar sin interés.


Claves para poner en práctica

  • Dar desde el corazón sin esperar nada a cambio. Mostrarnos dispuestos a brindar nuestro apoyo a los demás a través de un comentario asertivo, un gesto amable o una acción solidaria y desinteresada puede ayudarlos a suavizar su situación. También es una forma de cerrar el círculo de la felicidad y la alegría que siempre se extiende en torno a las personas generosas.
  • Comparte lo que tenga valor para el otro. La generosidad es más efectiva cuando das lo que en realidad necesita o quiere la otra persona, y que no siempre es algo material. A veces dar lo intangible, como el cariño, el tiempo de calidad, la compañía o la escucha atenta e interesada suele ser más valioso para la mayoría de las personas.
  • Acepta la generosidad y la gratitud. Cuando somos capaces de reconocer y valorar cada uno de los regalos esenciales que recibimos experimentamos la gratitud que nos impulsa a continuar compartiendo lo que tenemos. Decir frases como: “no fue nada, no era necesario, para qué te molestaste”, muchas veces es interpretado como rechazo a lo que nos dan. Más bien dale espacio en tu vida a la gratitud, a la generosidad o al reconocimiento que otros te quieren expresar, porque puede ser su manera de agradecer lo que hiciste por ellos. Las personas generosas son agradecidas y siempre desean corresponder a la solidaridad y al afecto recibidos con iniciativas positivas y muestras de cariño y solidaridad.
  • En lugar de solo poseer, comienza a compartir. Muchas veces el miedo a perder, a que te quiten todo o a no ser capaz de recuperar lo que diste, te inhibe de compartir lo que tienes. Hay pocas cosas más satisfactorias que darle a otra persona, especialmente si tenemos lo que necesita, porque al hacerlo nos llenamos de una sensación enorme de paz, satisfacción y alegría que definitivamente potencia nuestro bienestar y felicidad. No tengas miedo de dar, poseer más de lo que en realidad puedes necesitar o usar muchas veces te hace perder la paz.


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