Vocación en tiempos de pandemia
Por Mariangel Paolini: “La enfermería pone al paciente en las mejores condiciones para que la naturaleza pueda sanar las heridas” - Florence Nightingale
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El 2 de febrero de 2019, la Organización Mundial de la Salud diseñó el año 2020 como el "Año de las enfermeras y parteras" coincidiendo con el 200 aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, una enfermera, escritora y estadística británica, afectado precursora de la enfermería profesional moderno y creadora del primer modelo conceptual de esa profesión.

Florence Nightingale, 1872

Sin embargo, cualquier celebración tendrá que esperar pues sus protagonistas, que en 70% son mujeres, se encuentran literalmente haciendo frente a una de las pandemias más complejas que nos ha tocado vivir en tiempos modernos: Covid-19.

El personal de enfermería desempeña una función fundamental en el cuidado de los pacientes en todo el mundo, incluso durante brotes y situaciones de conflicto. Lamentablemente, en el mundo no se cuenta con suficientes profesionales, que no solo están bien formados sino que además cuenten con una remuneración y un reconocimiento que guarde proporciones con el servicio y la calidad humana que prestan.

Un reciente estudio, publicado por The Lancet, mostró que el incremento de un 10% en el número de enfermeras con estudios universitarios se traduce en un descenso del 7% en el riesgo de muerte.

Para ser enfermera (o) se requiere contar con una vocación a prueba de todo, en especial por el espacio de intimidad que llega a generar con los pacientes y las condiciones en las que deben operar sus laboratorios. Ya el 3er Foro Mundial sobre Recursos Humanos para la Salud estimaba que para el año 2035 el déficit de enfermeras (os) alcanzará los 12,9 millones y esto, si no se producen acciones para mejorarlo, tendrá un gran impacto en especial en el manejo de Enfermedades Crónicas no Transmisibles, patologías que matan a más de 36 millones de personas cada año.

Las (os) enfermeras (os) están en una posición privilegiada para liderar y mantener la respuesta a esas enfermedades crónicas que no hacen más que crecer, sin embargo, es preciso acortar las brechas laborales y el acceso a las tecnologías que afectan al manejo y cuidado de los pacientes.

En otro orden de ideas, un artículo publicado recientemente también por The Lancet hizo un análisis exhaustivo del impacto de la pandemia del Covid-19 en las mujeres dada su interacción de primera línea con las comunidades. La experiencia de brotes pasados ​​muestra la importancia de incorporar un análisis de género en los esfuerzos de preparación y respuesta para mejorar la eficacia de las complicaciones de salud.

Aunque las mujeres no incluyan verso más cargadas, especialmente teniendo en cuenta que gran parte de su trabajo durante la crisis de salud es subpagado o incluso sin remuneración, incorporar sus voces y conocimiento podría potenciar y mejorar la preparación y respuesta ante un brote.

Hoy más que nunca vale la pena practicar la gratitud hacia estas (os) profesionales que día a día buscan el bienestar de sus pacientes, aún en las condiciones menos privilegiadas. A todas (os) ellas (os), ¡¡GRACIAS !!