¿Eres de las personas que se sienten angustiadas la mayor parte del tiempo? ¿Sueles anticipar de forma negativa lo que pudiera suceder más adelante sin que haya ocurrido todavía? ¿Tratas de prevenirlo todo como si pudieras hacer algo al respecto?
La preocupación no es un proceso de análisis objetivo y positivo que nos lleva a solucionar algo de forma concreta. Más bien es un proceso que nos mueve a conectar lo que anticipamos que nos puede llegar a suceder con emociones y pensamientos negativos que nos afectan, nos desgastan y nos impiden responder de manera asertiva a lo que realmente ocurre en el presente.
En la mayoría de los casos vivimos angustiados y preocupados por situaciones que, o no están en nuestras manos para resolver porque son responsabilidad de otros, o porque simplemente no han sucedido todavía pero que, como suponemos que podrían suceder, nos preocupamos de forma anticipada, llenándonos del estrés y la ansiedad que nos roban la tranquilidad y debilitan nuestra confianza.
Cuando vivimos abrumados por las preocupaciones nos convertimos en personas diferentes: intolerantes, impacientes y hasta depresivos. Nos llenamos de angustia y pesimismo y nos volvemos críticos hacia los demás poniendo en peligro el bienestar de nuestras relaciones personales. Además perdemos la claridad mental que nos permite analizar la situación de forma objetiva, oscureciendo y agravando la interpretación que hacemos de lo que nos pasa y dificultando encontrar la posible solución, para terminar haciéndonos parte del problema en lugar de ser parte de la solución. Lo único que lograremos con esta actitud negativa será desgastarnos mental, emocional y físicamente, haciendo que el miedo se instale en nuestra mente.
A pesar de todo esto podemos superar y cambiar el hábito de preocuparnos por todo, aprendiendo a aceptar las situaciones que se presentan en la vida tal y como vienen, de forma objetiva, buscando encontrar y resaltar los elementos positivos de dicha situación. Debemos confiar en que tenemos las herramientas y los recursos esenciales que siempre nos permitirán afrontar las cosas de la mejor manera posible. Deja de darle vueltas en tu cabeza a todo lo que te puede llegar a pasar de forma negativa, y más bien ponte a hacer todo lo que esté en tus manos, y bajo tu responsabilidad directa, para cuidarte y resolver y mejorar tu situación y la de los otros.
Claves para manejar la preocupación- Si la situación está en tus manos. Ocúpate de reflexionar y tomar decisiones para que puedas realizar las acciones concretas que te permitan afrontar y solucionar la situación de la mejor manera posible y sin excusas. Busca los recursos y las herramientas que te hagan falta para conseguirlo. Ponte en acción y ya no te preocupes más.
- Si la situación está en otras manos. Necesitas pasar por el proceso de reconocerlo y aceptarlo, entendiendo que lo que puedes hacer es confiar en que son otras las personas que se harán cargo de manejarla y resolverla, mostrándote siempre dispuesto a colaborar, apoyar y participar de forma asertiva y responsable en el proceso.
- Si la situación no está en manos de nadie. A veces las situaciones que enfrentamos están en manos de la vida o de la Divinidad. Se trata de aquello que pudiera ocurrir y que no controlamos. En esos casos es importante que aprendamos a soltar la preocupación y a confiar en que nunca estamos solos y que la Divinidad siempre conspira para darnos el apoyo y la guía que necesitamos para afrontar y superar cualquier situación difícil. Si bien no podemos controlar lo que hacemos ni lo que hagan las demás personas involucradas, sí podemos manejar nuestra actitud y la forma en que afrontamos la situación.