Conoce mejor tus emociones. Para hacerlo necesitamos aprender a practicar la mirada interior. Esto significa mirarnos por dentro sin juicios y sin críticas y mucho menos justificaciones de lo que guardamos dentro. Esta práctica sencilla nos permite reconocer las emociones en las que nos sentimos atrapados y de las cuales no hemos tenido que salir. Una vez que las hayamos reconocido es importante que descubramos el pensamiento que está detrás de ellas, pues solo así podremos cambiarlo y liberarnos.

Aprende a ser asertivo. ¡Cuántas veces nos hemos sentido a un punto de estallar en estos días! Lo primero que necesitamos para recuperar la tranquilidad es aquietar los pensamientos y canalizar las emociones alteradas que nos acompañan la mayor parte del tiempo. Algo que funciona muy bien es abrirnos para compartir con otras personas lo que sentimos y pensamos silenciosamente. Poder declarar lo que guardamos asertivamente, es decir, de la mejor manera posible, es una forma de relajarnos, serenarnos y recuperar la salud mental y emocional que necesitamos. Quedarnos con toda esa energía represada en nuestro interior solo hará que nos hagamos daño.

Practica un calmo-control. Es importante aprender a resistir el impulso de reaccionar ante cualquier situación que nos afecte, porque al dejarnos llevar por las emociones alteradas con seguridad diremos o haremos algo que después lamentaremos. Hacer un alto por unos segundos para respirar, relajarnos un poco y pensar en la mejor manera de responder o actuar, hacer que nos sintamos mejor y que seamos parte de la solución. Practique la respiración consciente, haga yoga con frecuencia y practique la meditación o la oración nos ayudará a mantenernos más centrados y tranquilos.

Cambia los pensamientos negativos. El mayor obstáculo a vencer son nuestros pensamientos negativos y pesimistas. Cuando les prestamos atención nos envolvemos en un remolino de miedos y emociones negativas, en lugar de ayudarnos a avanzar, nos paralizamos; nos ahogamos en un mar de susceptibilidades, pensamientos negativos y dramatismos innecesarios, sintiéndonos víctimas de todo y de todos. Evitemos navegar en ellos, dejemos que pasen por nuestra mente sin prestarles atención y comencemos a crear pensamientos positivos y afirmativos de nuestras capacidades y posibilidades de salir adelante.

Buscar apoyo. Un factor clave es contar con una buena red de apoyo social y emocional. Tener personas de confianza a las que podemos llamar para pedirles apoyo y ánimo definitivamente potenciará nuestra recuperación en estos momentos difíciles. Buscar la orientación de un buen terapeuta es una manera práctica y efectiva de resolver nuestros conflictos existenciales. Muchas veces el temor a sentirnos desaprobados, juzgados o incomprendidos es lo que nos impide buscar y recibir el apoyo o la orientación que necesitamos. Rompamos el círculo negativo en el que nos sentimos atrapados y recuperamos la serenidad y la salud emocional.