Sabemos que existen cuatro tipos de piel: normal, seca, grasa y mixta. Esto se determina observando cuál es su comportamiento a través del tiempo. No obstante, su estado también puede variar según los diversos factores internos y externos a los que es sometida.
Aunque existen estos cuatro tipos de piel, alguno de ellos también puede mostrarse sensible a muchos agentes como el sol o el humo de los carros. Por ejemplo, una piel puede ser grasa y sensible al mismo tiempo. Un cutis sensible cuando se ve amenazado por ciertos factores externos suele picar, doler o enrojecerse. Simplemente debemos prestar atención a cómo se comporta para saber si es sensible o no.
Piel normal. Suele ser suave, con poros pequeños, posee buena circulación, no es demasiado grasa ni demasiado seca y la mayoría del tiempo no da problemas. Si de vez en cuando se comete algún error en su cuidado no causará daños graves. Pero igualmente, para mantener su aspecto saludable, necesita hidratación y protección.
Sus cuidados. Aunque este tipo de piel no lleva mucho trabajo es de suma importancia seguir ciertos rituales para que se mantenga sana. Se recomiendan productos hidratantes. Es casi indispensable usar protector solar todos los días para evitar acelerar el envejecimiento. También necesita tratamientos antioxidantes y aplicar alrededor de los ojos algún producto con retinol, que ayuda a minimizar líneas de expresión, arrugas, manchas, y suaviza su textura.
Piel seca. Tiene un aspecto áspero, descamado, con manchas y es tensa. Es susceptible a los factores ambientales, como las temperaturas, y suele irritarse con facilidad.
Sus cuidados. Es indispensable usar siempre un protector solar. También se aconseja usar frecuentemente un hidratante, en especial antes de maquillarse y antes de ir a la cama. Es necesario aplicar mascarillas cada cierto tiempo y bálsamos para hidratar los labios. Usar preferiblemente productos sin aroma y que estén enriquecidos con aceites naturales. Si es un caso muy grave acudir al dermatólogo.
Piel grasa. El cutis graso se caracteriza por producir más sebo de lo normal y suele tener mucho brillo. Tiende a la aparición de granos, incluso acné o puntos negros y poros abiertos. También acumula muchas impurezas.
Sus cuidados. Es necesario acudir a un especialista para realizarse limpiezas faciales profundas cada cierto tiempo. También se deben utilizar cremas que eliminen el sebo innecesario y tratamientos que reduzcan las arrugas al prevenir la pérdida de colágeno. Si aparece acné y no es posible tratarlo en casa, lo mejor es asistir a un dermatólogo para las indicaciones correctas.
Piel mixta. Es una combinación de piel grasa y normal-seca. Este tipo de cutis presenta un aspecto brillante y tiende a desarrollar pequeñas impurezas en la llamada zona T (frente, nariz y barbilla). Y en la zona de las mejillas es entre normal y seco.
Sus cuidados. Es fundamental usar productos para piel mixta que no le causen daños. Utilizar una crema hidratante ligera con bajo contenido de aceite. Protector solar indispensable. Y realizar limpiezas faciales para evitar la aparición de granos y puntos negros, y eliminar impurezas y células muertas.
Se debe determinar el tipo de cutis como objetivo principal antes de llevar a cabo los cuidados adecuados para cada uno de ellos, de lo contrario podrían producir consecuencias graves en el rostro. Y si hay muchas dudas lo mejor es acudir a un profesional que nos aporte la ayuda necesaria.