En este tiempo de cambio, situaciones inesperadas y cuarentena, muchas parejas se han visto enfrentadas a una crisis de la relación, causada muchas veces por la tensión, el estrés, la ansiedad, el temor y la incertidumbre con la que todos en mayor o menor medida estamos viviendo. Pero también esta convivencia, nueva para muchas parejas, donde pasan más tiempo juntos del que estaban acostumbrados, ha sacado a flote diferencias y pequeños problemas que estaban latentes, sin resolver, dentro la convivencia.
Por eso existe la necesidad de buscar herramientas, guía y recursos para afrontarla y resolverla de la mejor manera.
Si estamos abiertos y dispuestos a hacer cuanto sea necesario para recuperar y mantener el bienestar en nuestra relación, los conflictos nos darán la oportunidad de conocernos mejor, de expresar nuestros verdaderos sentimientos y pensamientos, para que a través del amor mutuo podamos construir acuerdos para solucionar la crisis y trabajar juntos en el rescate y el mantenimiento del amor.
Aprender a escucharnos favorece la comunicación entre los dos, nos acerca y nos da la posibilidad de resolver asertivamente nuestras diferencias y desacuerdos.
Es importante que no olvidemos cultivar el amor diariamente a través de gestos agradables, frases cariñosas, cumplidos, buen humor, compartiendo actividades que les gustan a los dos, dándose espacio personal, además de estar dispuestos a hacer lo necesario para que la otra persona se sienta querida la mayor parte del tiempo.
Herramientas para manejar la crisis
Mantener una buena comunicación. Cuando hablas de ti le estás dando información a la otra persona de lo que piensas y sientes, mientras que cuando hablas del otro, lo estas juzgando y culpabilizando, provocando como respuesta una actitud defensiva. Es importante evitar caer en los insultos, en los gritos, en las comparaciones negativas, en ridiculizar al otro o ignorarlo. Escucharnos con atención y expresarnos con respeto, claridad y confianza nos permitirá conocernos y comprendernos mejor.
Escuchar con atención. Muéstrate interesado en escuchar lo que el otro quiere decir sin sentirte agredido personalmente por sus comentarios. Piensa en que te está dando una información que puede ayudarlos a entenderse mejor. Mantente abierto, atento y receptivo en todo momento, anteponiendo a tus reacciones el interés de mantener el bienestar de la relación.
Tener paciencia. La paciencia nos ayuda a prevenir la ira y la frustración, dos emociones muy negativas que atentan contra nuestro bienestar personal y el de nuestra relación. A través de la paciencia seremos capaces de aprender a aceptar tanto aquello que se presenta de forma inesperada, como las diferencias personales producto de la individualidad, buscando resaltar siempre los elementos afines y positivos que existen entre los dos. Procura contar hasta diez antes de dejarte llevar por el estrés o las emociones alteradas.
Buscar soluciones. En lugar de quedarse atascados en la discusión, mejor pregúntense qué puede aportar cada uno a la solución del problema o qué están dispuestos a hacer para solucionarlo. Anímense a expresarlo abiertamente, en primera persona, sin justificar sus fallas personales y sin querer insistir en señalar al otro como culpable, mostrándose interesados en asumir la responsabilidad para resolverlo. Esta actitud puede motivar al otro a expresar su interés y su compromiso de hacerlo.
Tratarse con respeto. Para que una relación funcione en buenos términos es necesario abrirnos a la posibilidad de compartir las diferencias y parte de la razón a través del dialogo, el respeto y la disposición a conversar y a crear acuerdos. Estar dispuestos y abiertos a conocer, aceptar y respetar el punto de vista del otro nos llevará a ser más tolerantes, pacientes y comprensivos. Al mismo tiempo permitirá conocernos, crecer juntos y enriquecer la relación.
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