Carol Leal es una ingeniera industrial caraqueña, con postgrado en Logística, que dedicó 17 años de su vida al mundo corporativo. Sin embargo, en la búsqueda constante de hacer lo que realmente se ama, se dedicó en paralelo a tomar cursos de orfebrería con lo que aprendió muy variadas técnicas.
Adicionalmente realizó cursos en la Escuela Española de Joyería Workshop R2, tanto en Dirección Creativa en Diseño de Joyas como en Difusión y Proyección de Marca; además en Branding, Diseño y Construcción de Marcas.
Y es en 2015 cuando decidió crear la marca que lleva su nombre, tomando como inspiración la diversidad de formas y colores de la naturaleza, transformándolas en joyas minimalistas y modernas para una mujer femenina, delicada, irreverente, emprendedora, dinámica, ágil y exitosa en cada uno de sus roles, como ella misma.
De la mano con Tierra Viva
Su marca habla de nuestras raíces porque muchas de sus piezas están realizadas por artesanas indígenas de la comunidad Warao e intervenidas por ella. Los Waraos, o gente de agua, es el pueblo más antiguo de Venezuela, habita en palafitos a orillas del Delta del Orinoco y se desplaza en curiara.
Si algo resulta inspirador en el trabajo con las etnias es el respeto y el apoyo con que se lleva a cabo la misión; alejándose de cualquier tipo de aprovechamiento o explotación. Para ello Carol trabaja de la mano con la Fundación Tierra Viva, una ONG venezolana que apoya el desarrollo de artesanas indígenas, impulsándolas a la comercialización de sus productos confeccionados bajo criterios de Comercio Justo, que permitan mejorar su calidad de vida y la de sus familias. “He apoyado a nuestras indígenas, incluso con el tema de bancarización, ya que han tenido que sobrepasar varias barreras para poder avanzar en muchos aspectos”, dice.
Para el proceso creativo de la colección, Carol se apoya en las cestas tejidas por nuestras waraos, en fibras vegetales obtenidas de la palma de moriche y de la bora. La diseñadora también ha incluido una serie de pañoletas con tejidos exclusivos impresos con motivos autóctonos como el cardenalito, el cunaguaro y el chigüire.
En el caso de la joyería, ha sido un trabajo arduo dado que tuvo que ajustarse a los tamaños de la artesanía utilitaria para poder ser lucidos como zarcillos o brazaletes. En cuanto al color, la fibra de moriche es trabajada con tintes naturales extraídos del barro, el onotillo y el carache, resaltando siempre lo sostenible y amigable del medio ambiente.
Del mismo modo Carol utiliza para la elaboración de sus joyas el bronce con enchapado en oro como material principal. Todas las piezas son confeccionadas a mano, con un especial cuidado por cumplir con los estándares de calidad exigidos por sus clientes.
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